❛3. Arrepentimiento❜

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Lucerys recorrió con la mirada el salón de banquetes del castillo Blackwood, tensando la mandíbula

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Lucerys recorrió con la mirada el salón de banquetes del castillo Blackwood, tensando la mandíbula. Maldecía su destino, por haber sido enviado a ese lugar maldito, resultado de una discusión encarnizada de su madre y la reina, sobre quién debía acudir, si él o Daeron.

El Lord Regente ocupaba la cabecera de la mesa, con el joven Lord Benjicot a su lado. Ambos permanecían en un silencio sombrío, lanzándole miradas furtivas. Lucerys suspiró, llamando sin querer la atención de los dos cuervos. El más joven esbozó una sonrisa, pero no era una sonrisa cálida, sino una máscara diplomática.

No lo querían allí.

—Príncipe, espero no incomodarlo con nuestra sorpresa, pero no esperábamos una respuesta tan rápida —dijo finalmente Lord Regente. Lucerys asintió, devolviendo una sonrisa cortés mientras observaba cómo el joven Benjicot, apenas en la flor de sus doce onomásticos, tamborileaba la mesa con los dedos.

—No se preocupe, Lord Blackwood. Mi familia está ansiosa por ver a mi tío. Siete años es un largo tiempo, y el rey se alegra de que nuestra familia vuelva a reunirse.

Lucerys notó cómo los cuervos intercambiaban miradas fugaces, como si un oscuro secreto se ocultara tras ellas. Enderezó su postura, respirando hondo y recordando la promesa que le había hecho a su madre de comportarse con dignidad frente a los lores. Llevó el vino a sus labios, frunciendo el ceño ante su sabor demasiado fuerte.

—Perdón por mi atrevimiento, príncipe —intervino Lord Willem, clavando en él una mirada inquisitiva, a lo que Lucerys le hizo un gesto para que continuara—. Pero creíamos que el príncipe Aemond se quedaría aquí hoy. Mi hijo Davos le tiene gran estima a su majestad, y parece que el afecto es mutuo.

Lucerys no pudo disimular su sorpresa. Nunca había imaginado que su tío, siempre tan reservado y distante, pudiera llevarse bien con alguien. Miró a los Blackwood, cuyas sonrisas se tornaron peligrosas, como si hubieran ganado algún juego sin que él lo notara. Tensos los dientes, sintió cómo una irritación inexplicable crecía dentro de él. Le molestaba pensar que su tío pudiera preferir la compañía de aquellos cuervos a la de su propia familia.

—Pensé que había llegado esta mañana —replicó, observando cómo las sonrisas maliciosas de los Blackwood se ensanchaban, alimentando su creciente exasperación—. Me sorprende que su hijo ya le tenga afecto a mi tío.

—Bueno, príncipe Lucerys, todos en Poniente saben cuán atraídos son los cuervos por las gemas preciosas —dijo Willem, inclinándose hacia adelante—. Y mi hijo es la viva imagen de un cuervo. No es sorprendente que se haya ganado el afecto del príncipe, que es una gran joya.

Lucerys asintió, más tenso de lo que esperaba. Guardó silencio, sin encontrar necesarias más palabras. Desvió la mirada hacia la ventana frente a él; la noche envolvía el mundo exterior. Respiró hondo, intentando calmarse, mientras los recuerdos se arremolinaban en su mente.

- ̗̀↳𝐒𝐎𝐑𝐂𝐄𝐑𝐄𝐒𝐒¡!                         House of the dragonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora