Después de aquel reencuentro inesperado en la gala, Bubby y yo decidimos alejarnos del bullicio y dirigirnos a mi casa. La noche estaba fresca, y mientras caminábamos por las calles iluminadas por las luces de la ciudad, sentía una mezcla de emociones. Había algo surrealista en caminar junto a Bubby, alguien con quien había compartido tantos momentos, aunque nunca en persona. Solo nos habíamos conocido a través de pantallas y palabras escritas, y ahora estábamos cara a cara.
Al llegar a mi casa, la invité a entrar. El ambiente era cálido y acogedor, con toques de personalidad en cada rincón. Vi cómo Bubby miraba a su alrededor, sus ojos recorriendo las paredes decoradas y los muebles cuidadosamente seleccionados. Me pregunté qué estaría pensando, si tal vez le recordaba a las largas conversaciones que habíamos tenido sobre nuestras vidas y sueños.
"¿Te gustaría algo de beber?" le pregunté, tratando de aliviar la tensión que flotaba en el aire.
"Sí, gracias", respondió, con una sonrisa que parecía un poco forzada. Había una fragilidad en su voz que no podía ignorar.
Mientras me dirigía a la cocina, la escuché caminar por el pasillo. Me preguntaba cómo estaría procesando todo esto, esta mezcla de realidad y recuerdos que antes solo habían existido en línea. Cuando regresé con las bebidas, no la vi en la sala. Me asomé al pasillo y la encontré parada frente a una puerta entreabierta.
"¿Estás bien?" pregunté, acercándome. Vi que miraba con intensidad dentro de la habitación que había preparado años atrás, una habitación que había mantenido como un santuario privado de mi tiempo como cuidadora en la comunidad ABDL.
Bubby giró lentamente para mirarme, con los ojos llenos de confusión. "¿Tienes un bebé?" preguntó, su voz temblando.
No entendí a qué se refería al principio, pero luego, cuando vi la dirección de su mirada, todo cobró sentido. La habitación tenía una cuna grande, juguetes de peluche y colores suaves en las paredes. Era un espacio que había diseñado no para un bebé real, sino para cualquier little que pudiera necesitar un lugar seguro y acogedor.
“Oh, no, no es lo que piensas”, dije rápidamente. "No tengo un bebé. Esta habitación… es para mi lado de cuidadora. La mantuve porque me recuerda los buenos tiempos, aunque nunca llegué a usarla en persona con nadie."
Bubby me miró con sorpresa y alivio, pero también con un atisbo de tristeza. “Entonces… ¿nunca usaste esta habitación con alguien?”
Negué con la cabeza. “Nunca. Era algo que había soñado, algo que imaginaba que podría compartir algún día con un little especial, alguien como tú. Pero eso nunca sucedió. Siempre fue solo una fantasía, una parte de mí que mantenía viva en mi corazón.”
Bubby pareció relajarse un poco, pero todavía había algo que la preocupaba. “Es extraño, ¿sabes? Pensé que tal vez habías seguido adelante, encontrado a alguien más.”
“Siempre pensé en ti, Bubby”, respondí con sinceridad. “Aunque nuestra relación fue virtual, significó mucho para mí. Nunca encontré a nadie más con quien compartir ese vínculo tan especial.”
Ella asintió lentamente, y por un momento, vi una lágrima en sus ojos. “Yo también pensé mucho en ti, Ámbar. Siempre me pregunté cómo habría sido si hubiéramos tenido la oportunidad de conocernos en persona.”
"Bueno, ahora tenemos esa oportunidad," dije suavemente, acercándome un poco más. “Podemos crear nuevos recuerdos, en persona esta vez, si eso es lo que quieres.”
Bubby sonrió, una sonrisa tímida pero sincera. “Me encantaría eso, Ámbar. Realmente me gustaría conocerte más, en este nuevo capítulo.”
Nos abrazamos, y sentí una calidez especial en el abrazo de Bubby. Aunque habíamos pasado años sin conocernos en persona, este momento de cercanía fue más real y significativo que cualquier otra cosa que habíamos compartido antes.
Estábamos en el umbral de una nueva etapa, una oportunidad para redescubrir lo que teníamos y para construir algo aún más fuerte, ahora que finalmente nos habíamos encontrado en el mundo real.
Mientras nos abrazábamos, sentí cómo una conexión profunda se formaba entre nosotros, una conexión que traspasaba el tiempo y la distancia que habíamos compartido. La calidez de Bubby se sentía reconfortante, y su presencia llenaba la habitación con una sensación de calma y esperanza. A pesar de la incertidumbre de este nuevo capítulo, había una seguridad en su abrazo que me hacía sentir que todo estaría bien.
Nos separamos lentamente, y vi en sus ojos un destello de curiosidad y ternura. Era como si ambas estuviéramos explorando un territorio desconocido pero emocionados por lo que podríamos encontrar.
“¿Quieres ver más de la casa?” le ofrecí, queriendo compartir con ella más de mi mundo, de los espacios que significaban tanto para mí.
“Sí, me encantaría”, respondió Bubby con una sonrisa cálida.
La guié por la casa, mostrándole las habitaciones, cada una con sus propios recuerdos y significados. Había una mezcla de fotos de viajes, regalos de amigos y pequeños detalles que contaban la historia de mi vida. Bubby escuchaba con atención, a veces haciendo preguntas, a veces simplemente sonriendo ante los recuerdos que compartía.
Finalmente, llegamos a la sala de estar. “Este es probablemente mi lugar favorito”, le dije mientras me sentaba en el sofá. “Aquí es donde paso la mayoría de mis noches, leyendo o viendo alguna serie.”
Bubby se sentó a mi lado, y por un momento, simplemente disfrutamos de la tranquilidad de la casa. La noche afuera continuaba fresca, pero adentro había una sensación de confort y seguridad.
“Ámbar, tengo que preguntarte algo”, dijo de repente, rompiendo el silencio.
“Claro, lo que sea”, respondí, sintiendo un pequeño nudo de anticipación en mi estómago.
“¿Por qué nunca quisiste encontrarnos antes? Digo, después de todos esos años hablando, compartiendo tanto... ¿Por qué nunca dimos este paso hasta ahora?”
La pregunta me tomó por sorpresa. Había reflexionado sobre esto antes, pero nunca lo había verbalizado. Tomé un respiro profundo, buscando las palabras correctas.
“Supongo que... tenía miedo”, admití finalmente. “Miedo de que lo que teníamos en línea no se tradujera a la vida real. Miedo de que nuestras expectativas fueran diferentes. Y, honestamente, miedo de perderte si las cosas no funcionaban.”
Bubby asintió lentamente, como si entendiera. “Yo también tenía miedo, ¿sabes? Miedo de que no me aceptaras por quien realmente soy. Pero ahora que estoy aquí, me doy cuenta de que valió la pena arriesgarse.”
“Sí, definitivamente valió la pena”, dije, sintiendo un alivio profundo al liberar esos sentimientos. “Creo que este es solo el comienzo, Bubby. Tenemos tanto que aprender una a la otra, tanto que compartir.”
Ella sonrió, y vi en su expresión una mezcla de determinación y ternura. “Me gustaría explorar este camino contigo, Ámbar. Sin miedo, sin expectativas. Solo nosotras, descubriendo lo que podemos ser juntas.”
Nos miramos a los ojos, y en ese momento, sentí como si el mundo exterior desapareciera. Todo lo que importaba era este instante, esta oportunidad para empezar de nuevo, para construir algo genuino y profundo.
“Entonces, empecemos”, dije suavemente, extendiendo mi mano hacia ella. “Aventurémonos en este nuevo capítulo, juntos.”
Bubby tomó mi mano, y mientras entrelazábamos los dedos, supe que habíamos dado el primer paso hacia un futuro lleno de posibilidades. Una nueva aventura nos esperaba, y estábamos listos para enfrentarla juntos, un día a la vez.
.
.
.
.
.
.
HOLA ESTOY DE VUELTA!!
❤️
ESTÁS LEYENDO
~𝑴𝒀 𝑳𝑰𝑻𝑻𝑳𝑬 𝑩𝑼𝑩𝑩𝒀~
AdventureBubby y Ámbar se conocieron en un grupo ABDL y conectaron de inmediato, compartiendo sus experiencias como little y cuidadora. Sin embargo, sus ocupadas vidas hicieron que fuera imposible coincidir, y decidieron separarse, aunque a regañadientes. Añ...