CAPITULO 9

133 12 4
                                    

Más tarde esa noche, después de que todo se había calmado y la casa estaba sumida en la quietud, noté que Bubby se comportaba de una manera ligeramente diferente. Estaba más tranquila, más introspectiva, casi como si estuviera reflexionando sobre algo muy dentro de sí misma. Le sugerí que tomáramos un baño relajante antes de dormir, algo que solíamos hacer para ayudarla a relajarse por completo.

Llené la bañera con agua tibia y añadí unas gotas de su burbuja de baño favorita, que olía a lavanda y manzanilla. Cuando el agua estuvo lista, la ayudé a desvestirse y a entrar en la bañera. La atmósfera en el baño era tranquila, con la luz suave de las velas que había encendido, creando un ambiente acogedor y seguro.

Mientras la lavaba con suavidad, noté que Bubby comenzaba a relajarse más y más, su respiración se hacía más lenta, y su mirada parecía perderse en algo más allá de la realidad. Fue en ese momento que supe que estaba empezando a entrar en su little space, ese lugar especial y vulnerable donde se sentía completamente a salvo y libre para ser su yo más pequeño.

No era la primera vez que había visto señales de su little space, pero sí era la primera vez que sucedía en persona. Mis manos se movieron con más cuidado mientras la lavaba, queriendo asegurarme de que cada movimiento, cada toque, fuera reconfortante y protector.

"Bubby," susurré suavemente, "estás bien, cariño. Mami está aquí."

Ella me miró, con esos ojos grandes y llenos de inocencia, y asintió ligeramente, como si quisiera asegurarse de que lo sabía. Cuando terminamos el baño, la envolví en una toalla suave y la llevé a la habitación.

La ayudé a ponerse un pijama cálido y cómodo, uno que tenía su personaje favorito estampado. Luego, nos sentamos juntas en la cama, y Bubby se acurrucó contra mí, buscando mi abrazo como una pequeña que busca seguridad en su mami. La abracé con fuerza, sintiendo cómo su cuerpo se relajaba por completo, como si todo su ser hubiera encontrado refugio en mis brazos.

"Ami, iento... petena" murmuró contra mi pecho, con una voz que era apenas un susurro.

"Lo sé, mi amor," respondí con ternura. "Y está bien. Estoy aquí para cuidarte, para protegerte. No tienes que preocuparte por nada."

Ella asintió nuevamente, acurrucándose aún más, su respiración volviéndose cada vez más rítmica. Supe que estaba completamente en su little space ahora, y yo estaba más que lista para cuidarla, para darle todo el amor y la protección que necesitaba.

Pasamos un buen rato así, simplemente disfrutando de la cercanía y la paz del momento. Luego, saqué su peluche favorito, un osito suave que siempre la había acompañado en esos momentos especiales. Se lo di, y ella lo abrazó con fuerza, su sonrisa pequeña pero llena de felicidad.

Finalmente, cuando noté que sus ojos empezaban a cerrarse de nuevo, la arropé con cuidado y le di un beso en la frente. "Buenas noches, mi pequeña Bubby," susurré, sintiendo una oleada de amor y ternura que me llenaba por completo.

Ella me miró una vez más, con una expresión de confianza absoluta. "Uena oche Ami" respondió, antes de quedarse dormida en mis brazos, segura en su pequeño mundo.

Sabía que esa noche había sido especial, que habíamos cruzado un nuevo umbral en nuestra relación. Verla en su little space por primera vez en persona me hizo darme cuenta de lo profundo que era nuestro vínculo, y de lo importante que era para mí estar allí para ella en cada paso de su camino.

Y así, con Bubby durmiendo plácidamente a mi lado, me quedé despierta un poco más, pensando en todo lo que habíamos vivido juntas, y en todo lo que aún nos quedaba por vivir. Sabía que este era solo el comienzo de algo hermoso, algo que solo nosotras dos podíamos entender y compartir.

Al día siguiente, después de esa noche especial donde Bubby había entrado en su little space por primera vez en persona, me di cuenta de que algo había cambiado. Había un aire de tranquilidad en la casa, como si la conexión entre nosotras se hubiera fortalecido aún más. Bubby se despertó un poco más tarde de lo habitual, pero cuando la vi bajar las escaleras, noté que todavía llevaba consigo esa fragilidad y dulzura que había mostrado la noche anterior.

Decidí que ese día sería un día de descanso para ambas, uno donde podríamos disfrutar de nuestra compañía sin ninguna prisa ni responsabilidad. Mientras Bubby desayunaba, me di cuenta de que su apetito era un poco más pequeño de lo habitual, como si todavía estuviera en ese estado de vulnerabilidad. Le preparé una taza de leche caliente y le ofrecí sentarse en el sofá conmigo.

Nos acomodamos juntas, y ella rápidamente se acurrucó a mi lado, su cabecita descansando sobre mi hombro. Le di su osito de peluche, y ella lo abrazó con fuerza, cerrando los ojos como si quisiera volver a ese estado de paz absoluta.

Mientras la sostenía, supe que este era un momento en el que podía nutrir esa parte de ella que necesitaba tanto cuidado y protección. "Bubby," le dije suavemente, "hoy es un día solo para nosotras. Podemos hacer lo que quieras, o simplemente quedarnos aquí y descansar. Estoy aquí para ti."

Ella abrió los ojos y me miró, y vi en su expresión una mezcla de gratitud y amor puro. "¿Oemo e ibuito?" preguntó en voz baja, como si temiera estar pidiendo demasiado.

"Por supuesto, mi amor," respondí, sonriendo mientras tomaba el control remoto. Puse su programa favorito, uno que sabía que la hacía sentir feliz y segura. Mientras los dibujos animados comenzaban a sonar en la televisión, Bubby se relajó aún más, hundiéndose en la comodidad del sofá y en la calidez de mi abrazo.

Durante las horas siguientes, nos quedamos así, viendo episodios tras episodios, con ella sumergida en su little space. Noté que, de vez en cuando, me miraba, como si quisiera asegurarse de que yo todavía estaba allí, de que todo estaba bien. Cada vez que lo hacía, le devolvía una sonrisa tranquilizadora y le acariciaba suavemente el cabello.

En un momento, Bubby giró su cuerpo hacia mí y se acurrucó aún más, buscando contacto y cercanía. La envolví en mis brazos, sintiendo cómo su respiración se volvía lenta y rítmica otra vez. Este estado de calma profunda me mostró cuán importante era para ella sentirse protegida y amada en estos momentos.

Hacia la tarde, decidí preparar una merienda ligera. Le preparé una pequeña bandeja con galletas y más leche caliente, y la llevé de vuelta al sofá. Bubby aceptó las galletas con una sonrisa tímida, comiendo despacio mientras seguíamos viendo los dibujos.

"Ami" dijo de repente, rompiendo el silencio con su vocecita suave, "¿Empie ai omigo?"

La pregunta me llegó directo al corazón. La miré a los ojos y vi la vulnerabilidad en su expresión, esa necesidad de seguridad que era tan esencial para ella. "Siempre, mi pequeña. No importa cuándo o dónde, siempre estaré aquí para ti. Nunca estarás sola."

Bubby asintió, como si mis palabras le dieran el consuelo que necesitaba. Se acercó más a mí, apoyando su cabeza en mi regazo. Mientras la acariciaba suavemente, supe que este era uno de esos días que marcaría un antes y un después en nuestra relación. Habíamos cruzado una nueva frontera, una donde la confianza y el amor eran más profundos que nunca.

Finalmente, cuando el sol comenzó a ponerse, Bubby empezó a mostrar signos de cansancio nuevamente. La llevé a la cama, la ayudé a ponerse su pijama, y la arropé con cuidado. Le di su osito de peluche y, antes de apagar la luz, me aseguré de que supiera cuánto la amaba.

"Buenas noches, Bubby," susurré mientras me inclinaba para darle un beso en la frente. "Eres mi tesoro más preciado, y siempre estaré aquí para cuidarte."

Ella sonrió, ya medio dormida, y murmuró en respuesta, "e ieo, Ami."

Al salir de la habitación, me sentí invadida por una profunda sensación de paz y satisfacción. Sabía que estos momentos eran el verdadero significado de nuestra relación, esos instantes en los que Bubby podía ser completamente ella misma, y yo podía ser la cuidadora que ella necesitaba. Y aunque el camino por delante pudiera tener desafíos, supe que estábamos más fuertes que nunca, listas para enfrentarlo todo juntas, con amor y con la certeza de que nuestra conexión solo seguiría creciendo.

~𝑴𝒀 𝑳𝑰𝑻𝑻𝑳𝑬 𝑩𝑼𝑩𝑩𝒀~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora