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—Entonces

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—Entonces... Chicago —repitió Charlie con recelo.

Asentí cuidadosamente.

Charlie negó ligeramente con la cabeza y después me dedicó una larga mirada de desaprobación. Sus ojos llenos de descontento eran mayor respuesta que su cruel silencio.

—¡Por favor, papá! —le supliqué arrodillándome —. ¡Te lo suplico!

Hizo un ruido de molestia. Dio vueltas en la sala exasperado. Su semblante en todo momento era serio, casi disgustado.

—¡Es que no lo entiendes! —exclamó molesto —. ¡Aún no cumples dieciocho!

Resoplé.

—Es por su cumpleaños, papá —bajé el tono de mi voz —. Además, ya he conseguido los pasajes —me encogí de hombros.

—¿Qué? ¿Cómo? —se cruzó de brazos.

Sonreí inocentemente.

—Samantha.

Charlie rodó los ojos.

—¡Esa mujer me volverá loco! —se quejó.

Samantha Hunz es una de las nuevas doctoras en el único hospital de Forks, especializada en pediatría. Desde que comenzó el verano, me ofreció trabajo cuidando a su pequeño hijo de siete años. La conocí en el hospital mientras acompañaba a Edward con Carlisle. Es una mujer encantadora y de buen físico; una espesa cabellera negra, rizada. Emmy, su adorable niño, es mi hijo postizo.

Trabajar para Sam es tranquilizante. Puedo disfrutar la compañía de un buen compañero y las comodidades que me ofrece su hogar. Sumándole el agraciado sueldo.

—¡Y si regresas embarazada! —replicó.

Jadeé horrorizada.

—¡La vida sexual ya no es un tabú! —respondí. Noté su expresión de cólera y rápidamente me corregí —. ¡No estoy diciendo que no sea virgen! —frunció el ceño —. Sólo digo que... debes confiar en mí, papá.

Charlie me dedicó una larga mirada de sospecha. Terminó asintiendo, con un largo suspiro.

—Bien. Sólo tres días.

Abrí mis ojos de sorpresa. No contuve mi alegría y corrí a abrazarlo.

—¡Gracias, papá! ¡Te amo!

Corrí escaleras arriba, entrando a la habitación de Bella, quien seguía durmiendo. La sacudí violentamente llamando su atención.

—¡Charlie me ha dejado ir, Bells! —sonreí.

Bella frotó sus ojos, intentando enfocarme.

—¿A dónde? —preguntó confundida.

—Iré a Chicago —esbocé una sonrisa —. Regalo de cumpleaños para Edward.

MIDNIGHT ➳ Edward CullenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora