IV

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Supuse que Bella estaba nerviosa por las rápidas miradas que me dió en el transcurso a casa

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Supuse que Bella estaba nerviosa por las rápidas miradas que me dió en el transcurso a casa. Estaba extrañamente callada. No me sorprendía que se sintiera así, sería ilógico si no.

Marbella Swan había sido enviada a detención por su "mal comportamiento" en su primer día de clases, durante su segunda hora de clase.

Charlie sabría y probablemente no lo tomaría tan bien. Aunque a decir verdad, no era nada malo comparado a lo que otros harían.

Sé que Bella no le diría. Si de Bella se tratase, Charlie no sabría nada sobre nosotras. Bella es todo lo contrario a mí; aunque ambas éramos leales la una con la otra, Bella se encargaría de llevar todos mis secretos hasta la tumba. Sin excepción.

Pero, vamos, Charlie es el jefe de la policía. Rápido llegaría a sus oídos y, aunque sea curioso, no se sorprendería. En phoenix me vi envuelta en muchas, de verdad, muchas peleas. Nunca había sido de las que se quedaran calladas y, si tenía que hacerlo, aplastaría a cualquiera por lo que quisiera.

—Descubrí que se llama Sra Monett, la pelirroja de la oficina —Bella rompió el silencio.

Pareció dudar algo antes de continuar. Después de un breve silencio habló.

—Se echó la culpa —me miró —. Dijo que sintió lástima de que no hayas almorzado y que estuvieras ahí durante cuatro horas. Aceptó haberte dejado salir. Quizá sea removida —agregó.

Toda mi ira pareció desvanecerse. No tenía la culpa de mis acciones. Debería compensar eso.

—No le digas a papá —dije.

—No pensaba hacerlo —contestó. Antes de entrar apretó mi mano, dejándome pasar primero.

Al entrar a la casa Charlie estaba sentado en el pequeño comedor de tres sillas. Ya sabía.

Bien dicen; pueblo chico, infierno grande.

Bella se sentó primero, saludándolo con una sonrisa incómoda. Después me senté, callada. Esperé a que Charlie hablara.

—Mar... —dijo lentamente —. Aunque no me gusta estar en los pequeños escándalos de éste pueblo, creo que fueron muy exagerados contigo.

Genial.

—¿Verdad? Lo mismo creí. Cuatro horas de detención por sólo dormir diez minutos —en realidad fueron más. Pero no tendría por qué saberlo.

Charlie asintió rápidamente.

—Mañana hablaré el Sr. Scott.

—No —me opuse casi al instante —. Esto lo arreglaré yo. Te lo prometo —agregué. Asintió no muy convencido.

Por supuesto que me encargaría. Bella formó una sonrisa de complicidad que Charlie interpretó como una mueca. Sin decir nada salió del comedor. Al fin pude respirar.

MIDNIGHT ➳ Edward CullenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora