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El sol de la mañana apenas comenzaba a iluminar Konoha cuando la paz de la aldea fue brutalmente interrumpida

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El sol de la mañana apenas comenzaba a iluminar Konoha cuando la paz de la aldea fue brutalmente interrumpida. El sonido de una explosión retumbó en el aire, seguido de un temblor que sacudió el suelo bajo los pies de Kaori. Se encontraba en una reunión de rutina con su equipo de rastreo ANBU cuando el primer impacto ocurrió, haciendo que todos se giraran hacia la ventana en alerta. La luz del día, que minutos antes había sido pacífica, ahora se tornaba siniestra con el humo negro que se alzaba en el horizonte.

—¿Qué demonios fue eso? —preguntó uno de los miembros de su equipo, mientras ajustaba su máscara de ANBU. La tensión era palpable, y Kaori podía sentir cómo el miedo comenzaba a asentarse en el aire.

Se levantó de un salto, ajustando su máscara de lobo sobre su rostro. Sentía el creciente nudo de preocupación en su pecho, pero no podía permitirse el lujo de mostrar debilidad.

—Todos, prepárense —ordenó con voz firme—. Esto no es un simulacro. Algo está ocurriendo, y debemos estar listos.

Antes de que pudiera dar más instrucciones, uno de los mensajeros ANBU irrumpió en la sala, sin aliento y con la cara llena de pánico.

—¡Rairo-senpai! ¡La aldea está siendo atacada! ¡Es Akatsuki, están destruyendo todo a su paso!

El corazón de Kaori se detuvo por un breve momento antes de que el pánico se transformara en una determinación helada. Sin dudarlo, se giró hacia su equipo.

—¡Todos a sus puestos! ¡Protejan a los civiles y guíenlos a los refugios! —ordenó, su voz resonando con la autoridad de una líder experimentada. Sabía que su equipo tenía la capacidad de manejar la situación, pero en su mente solo había un pensamiento: Kiba. Necesitaba encontrarlo, asegurarse de que estaba bien, y juntos, proteger a las personas que más les importaban.

Mientras veía a su equipo dispersarse para cumplir las órdenes, la imagen de su hermano pequeño, Raiden, apareció en su mente, seguido por el recuerdo de la promesa que le había hecho a Asuma antes de su muerte: proteger a Kurenai y al bebé que estaba por nacer. El peso de esa promesa se sintió más pesado que nunca en ese momento.

—Kaori-senpai... —una mano firme en su hombro la hizo volverse lentamente. Ryo, su mano derecha, la miraba con una mezcla de determinación y ansiedad—. Necesito ir por Hana, no puedo cumplir con las órdenes ahora.

La chica asintió levemente, entendiendo la urgencia en los ojos de su compañero. La máscara de oso que cubría su rostro apenas lograba ocultar la preocupación.

—Ryo, ve y llévala al refugio. Tengo unas cosas que encargarme, pero prometo reunirme con ustedes luego —sin más, el chico desapareció en una nube de humo, dejándola sola.

Kaori cerró los ojos por un instante, reuniendo fuerzas antes de invocar a Hiroki, su fiel lobo, que apareció a su lado con un destello de humo. Explicó rápidamente la situación, sus palabras llenas de la urgencia que ambos sentían.

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⏰ Última actualización: Aug 27 ⏰

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Limbo [Kiba Inuzuka] (Segunda temporada de Ninken)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora