Limbo [Kiba Inuzuka] (Segunda temporada de Ninken)

021:

El olor a comida inundó las fosas nasales de Kaori, haciéndole agua la boca. Miró de reojo a Shikamaru, que se encontraba en la cocina, y resopló al sentir a Kiba quejarse entre sueños sobre sus piernas. Rodó los ojos y continuó armando el informe.

Hacía una semana que había salido del hospital y ya se encontraba un poco mejor, aunque las fracturas en su cuerpo no estaban del todo curadas.

Allí estaba, finalmente, en el living de su pequeño apartamento, con la pierna elevada en la mesa ratona y Kiba durmiendo con la cabeza apoyada en la otra pierna, mientras que Akamaru dormía sobre su torso, formando una especie de escalera animal.

-¿Dónde está la sal?.- gritó el vago desde la cocina.

-Segunda puerta a la izquierda, el tarro que dice azúcar.- respondió Kaori.

-¿Y el azúcar?.- preguntó confundido.

-En el que dice "sal".- contestó obvia.

-Ahora entiendo por qué Kiba es quien cocina; este desorden solo podía ser de él.- comenzó a reír mientras acariciaba el cabello del mencionado.

-¿Pueden callarse? Algunos intentamos dormir.- se quejó Kiba en sus piernas con los ojos cerrados, y un pequeño ladrido de Akamaru lo secundó.

-Cállate.- gritó Shikamaru desde la cocina.

-Más respeto al que pone un techo sobre tu cabeza, Nara.- respondió fastidiado Kiba.

Desde que había salido del hospital, Shikamaru prácticamente se había mudado a su apartamento. La muerte de Asuma y su separación de Mai lo habían destrozado, recordándole a Kaori mucho a sí misma cuando pasó por lo mismo con Kiba.

Él dormía en el sofá cama en el living, y con él ya eran cuatro viviendo en un casi monoambiente. Aunque no tenía quejas; Shikamaru era el roomie más tranquilo que uno podría pedir. Si no se encontraba durmiendo, estaba observando las nubes en el balcón. Había momentos en los que Kaori se olvidaba de que él estaba allí, sin mencionar lo organizado que era, nada que ver con el estruendoso de su novio.

-Esta ni siquiera es tu casa.- respondió Shikamaru desde la cocina.- Qué fastidio.

-Ya cállate.- refunfuñó Kiba mientras acomodaba su cabeza en el abdomen de su novia.- Y cocina.

-Por favor.- rogó Kaori con un pequeño puchero mirándolo.- Cocinas igual que Yoshino-san.

-Eso es verdad.- secundó el castaño, apenas audible mientras seguía con su cabeza en su abdomen.

-Ustedes son un fastidio.- la kunoichi rodó los ojos y continuó leyendo el informe que Tsunade le había dado. Podía estar lastimada, pero el trabajo nunca terminaba.

La puerta principal se abrió, dejando ver a Ino, Sakura y Lee. Kaori sonrió abiertamente.

-¡Chicos!.- sonrió.