Capítulo 22: ¡Fotos de abrazos expuestas! ¡Stephen está sorprendido!

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Capítulo 22: ¡Fotos de abrazos expuestas! ¡Stephen está sorprendido!

Capítulo 22: ¡Fotos de abrazos expuestas! ¡Stephen está sorprendido!

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A altas horas de la noche, Lorien condujo su Ferrari hasta el estacionamiento interno del edificio. El elegante auto ronroneó hasta detenerse y él salió, encaminándose hacia el ascensor privado que lo llevaría directamente a su ático. Una vez dentro, se quitó los zapatos y tomó una botella de whisky de su botellero bien abastecido. Bebiendo un sorbo, caminó hacia el ventanal que ofrecía una vista impresionante de la ciudad.

—Huh... —exhaló Lorien, saboreando tanto el sabor del whisky como los recuerdos de la noche reciente. El calor que había sentido en el rincón oscuro aún persistía. Fue un momento de conexión genuina que no podía olvidar fácilmente. Si negara haber disfrutado de esa sensación, se estaría mintiendo a sí mismo. El breve interludio, lleno de respiraciones suaves y calor compartido, le hizo perder la noción del tiempo, algo que rara vez experimentaba.

Allí, de pie, contemplando el paisaje urbano, sus ojos vagaron desde la Torre Stark hasta el Edificio Osborne. Bebió otro sorbo y suspiró, contemplando la naturaleza de la felicidad y la libertad. "¿Héroe? ¿Riqueza? ¿Poder? ¿Habilidad? ¿Fama?", reflexionó en voz alta. "¿Qué es lo que realmente hace más feliz a la gente?"

Sabía que la respuesta no se encontraba en ninguna de esas cosas. Comprendió que la verdadera felicidad llega cuando esas cosas son simplemente elementos adicionales de la vida, no su núcleo. "La mayor habilidad", reflexionó, "es no hacer lo que no quieres hacer". Esta, concluyó, era la esencia de la libertad y la satisfacción.

Lorien nunca aspiró a ser un superhéroe o un miembro de los Vengadores. Esos roles no representaban para él verdadera felicidad ni libertad. Su vida ideal era aquella en la que pudiera actuar según sus deseos y evitar lo que detestaba. Sus principios y su moralidad definían sus límites, no las expectativas o los juicios de los demás.

Para Lorien, la felicidad se encontraba en la sencillez: una vida estable y feliz compartida con alguien especial. Al reflexionar sobre ello, sintió una profunda satisfacción por el camino que había elegido.

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A la mañana siguiente, Lorien se despertó de forma natural alrededor de las ocho. Siguió su rutina habitual: una ducha refrescante seguida de un viaje al trabajo. Mientras se acomodaba en su oficina, reclinado en su silla con las piernas apoyadas, centró su atención en el televisor de proyección 3D que tenía a su lado. Eran apenas las 9:10 a. m. cuando la puerta se abrió y entró Stephen, un colega cirujano y amigo.

Sin girar la cabeza, Lorien bromeó: "Son las 9:10. Espero que no estés aquí para invitarme a una fiesta a esta hora".

Stephen negó con la cabeza mientras se acercaba, la preocupación era evidente en sus ojos. "No, para nada. Ayer vi el reportaje de Nueva York. En una de las fotos, ¡estás de pie junto a un superhéroe! ¿Estuviste allí durante una situación tan peligrosa? ¿Estás bien?"

Lorien asintió con calma. "Sí, estuve allí, pero no pasó nada. Dormí bien anoche".

Aliviado, Stephen suspiró. "Es bueno saberlo", pero luego sacó su teléfono y le mostró a Lorien una captura de pantalla. "¿Pero qué pasa con esta foto?"

Lorien miró y vio una imagen de él y Wanda en un fuerte abrazo. Reconoció la escena al instante. "Ah, alguien captó ese momento en cámara", dijo, con un atisbo de sonrisa en sus labios.

La foto capturó a Wanda luciendo particularmente encantadora, acurrucada contra el amplio pecho de Lorien. A pesar de su presencia majestuosa, en ese momento íntimo, parecía casi delicada. Parecían una pareja perfecta.

—No está mal —comentó Lorien, devolviéndole el teléfono a Stephen—. Estoy bastante satisfecho con la foto. ¿Hay alguna otra?

Stephen negó con la cabeza. —No, sólo las fotos habituales. Nada extraordinario. —Hizo una pausa y luego continuó—: Pero sólo han pasado unos días, ¿no? Ni siquiera un mes. ¡No me extraña que no te interesen las chicas normales, te gustan los superhéroes!

Lorien se rió entre dientes, incapaz de refutar la observación de Stephen. Al reflexionar sobre su tiempo en el Universo Marvel, parecía que tenía predilección por las mujeres extraordinarias. La acusación juguetona de Stephen no estaba lejos de la verdad.

"Tú ganas", concedió Lorien con una sonrisa, volviendo su atención al televisor.

Stephen, que no estaba dispuesto a dejar el asunto así, añadió: "Creo que apuntas aún más alto. Tal vez acabes con uno de los dioses después".

Lorien reflexionó brevemente sobre la idea. "¿Dioses? Bueno, hay algunas posibilidades interesantes", reflexionó. Pero rápidamente se concentró y descartó la idea. "No, no. No he planeado con tanta antelación. Soy un tipo que se deja llevar por la corriente. Si conozco a alguien especial, no la dejaré ir, pero no fantaseo con gente que no me gusta".

Cambiando de tema, Lorien le dio una palmadita en el hombro a Stephen. "¿Y tú? ¿Cómo van las cosas con Christine?"

Al oír mencionar a Christine, la actitud de Stephen cambió sutilmente. "Bueno...", dudó. La relación con Christine era complicada, oscilaba entre la amistad y algo más. Era un equilibrio delicado, no muy diferente de las relaciones complejas que suelen retratarse en los mangas japoneses, donde los personajes podían permanecer en el limbo durante años.

La incertidumbre de Stephen reflejó sus sentimientos por los eventos de "Doctor Strange 2", donde lamentó no haber explorado completamente su relación con Christine.

Marvel: PsiquiatraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora