Capitulo 1. El Inicio del Fin

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El consultorio del doctor estaba impregnado de un olor a medicamentos y desinfectante. Las paredes blancas y sin vida parecían encerrar todo el aire, haciéndolo más pesado, más difícil de respirar. En medio de la habitación, sentado en una silla demasiado grande para su pequeño cuerpo, estaba Izuku Midoriya. Con tan solo cuatro años, sus piernas colgaban sin tocar el suelo. Sus ojos, grandes y brillantes, observaban a su madre con una mezcla de miedo y esperanza.

La madre de Izuku, Inko Midoriya, se retorcía las manos nerviosamente mientras el doctor revisaba los papeles con una expresión seria. Izuku no entendía del todo lo que estaba pasando, solo sabía que había venido aquí para que le dijeran cuál era su quirk. Todos sus compañeros de la guardería ya tenían uno, y él no podía esperar para descubrir el suyo.

Finalmente, el doctor se aclaró la garganta y miró a Inko con una mirada de lástima, como si estuviera a punto de dar una mala noticia.

—Lo siento, señora Midoriya —dijo el doctor, cerrando la carpeta con un suave "clic"—, pero su hijo es... quirkless.

Las palabras cayeron como un peso en el aire, haciendo que la sala se sintiera aún más pequeña. Izuku, sin comprender del todo, miró a su madre en busca de una respuesta, esperando que ella le explicara lo que eso significaba.

Inko Midoriya se quedó inmóvil, como si esas palabras la hubieran golpeado físicamente. Sus ojos se llenaron de lágrimas, pero no eran de tristeza. Eran de vergüenza y decepción. Miró a su hijo con una expresión que nunca antes había mostrado, una mezcla de frustración y repulsión.

—¿Q-quirkless...? —susurró Inko, su voz temblando. Luego, su tono cambió bruscamente, cargado de ira contenida—. ¡No puede ser! ¡Debe haber algún error! ¡Revise de nuevo!

El doctor negó con la cabeza, su voz serena pero inflexible.

—Lo siento mucho, señora Midoriya. Los exámenes son concluyentes. Su hijo no desarrollará un quirk.

Izuku sintió un frío que se extendía por todo su cuerpo, como si el suelo bajo él se hubiera desvanecido. No podía ser verdad. Él había soñado con ser un héroe desde que tenía memoria. Su madre siempre le había contado historias de All Might, y él quería ser como él, un símbolo de paz y justicia. Pero ahora, las palabras del doctor parecían arrancar esos sueños de raíz.

—Mamá... —murmuró Izuku, con la voz entrecortada—, ¿qué significa ser quirkless? ¿Aún puedo ser un héroe?

Inko lo miró, y en sus ojos ya no había consuelo, solo una amargura creciente.

—No seas estúpido, Izuku. —su voz era fría, dura—. Los quirkless no pueden ser héroes. Nunca podrás ser como All Might. Solo serás un inútil toda tu vida.

Las palabras de su madre fueron como un golpe directo al corazón. Izuku sintió que el mundo se desmoronaba a su alrededor. Su madre, su propio mundo, lo miraba como si fuera una carga, como si su existencia misma fuera un error. Las lágrimas comenzaron a correr por sus mejillas, pero Inko no hizo ningún esfuerzo por consolarlo. Solo suspiró con cansancio, apartando la mirada.

—Vámonos de aquí. —dijo con un tono indiferente—. No hay nada más que hacer.

En los días siguientes, la vida de Izuku se transformó en una pesadilla. Los niños en la guardería lo llamaban "Izuku el inútil", se burlaban de él, lo empujaban y reían cada vez que caía al suelo. Sus supuestos amigos, aquellos con quienes jugaba, ahora se alejaban de él como si tuviera una enfermedad contagiosa. Incluso Katsuki Bakugo, su amigo de la infancia, se volvió en su contra, liderando a los otros niños en burlas crueles.

—¿De verdad pensabas que podrías ser un héroe, Deku? —le gritó Bakugo un día, rodeado de sus seguidores—. No eres más que basura. ¡Incluso mi quirk podría hacerte explotar en pedazos!

Izuku Midoriya: El Emperador Del Dolor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora