Mariposas
...
Chiquita se quedó mirando su reflejo en el vestidor del gimnasio, tratando de permanecer lo más tranquila posible. Su corazón se aceleraba y todo porque Ahyeon iba a ver su entrenamiento. Era una cosa tan pequeña, pero se sentía sumamente emocionada.
Resoplando por ultima vez, Chiquita se ajustó su cola de caballo y asintió con determinación antes de salir del vestuario con la cabeza bien alta. Dio una palmada, llamando la atención de sus compañeras de equipo.
- ¡Muy bien, chicas! Se acercan las competiciones, así que no perdamos la racha. - Dijo con los ojos encendidos, la motivación irradió a sus compañeras de equipo creando una sensación de confianza en cada una de ellas.
El poder que tenía Chiquita era la razón por la que había sido nombrada capitana. La entrenadora Jennie entró repentinamente en el gimnasio y tocó el silbato.
- ¡Hora de los ejercicios, chicas!
Regalándole una mirada rápida pero dejando escapar un gemido audible, las chicas se alinearon al instante y de forma natural detrás de Chiquita, antes de trotar por todo el gimnasio, calentando sus músculos.
La entrenadora sonrió satisfecha, pero al oír que se abrían las puertas del gimnasio, miró y frunció las cejas al ver a Jung Ahyeon entrar tímidamente. La entrenadora Jennie se dirigió hacia ella, con la sospecha escrita en su expresión.
- ¿Qué puedo hacer por usted, señorita Jung?- Preguntó con una ceja levantada.
Ahyeon tragó saliva visiblemente y agachó la cabeza. La última vez que interactuó con la intimidante mujer fue cuando renunció a la tutoría de Chiquita. Y la mirada de decepción que la entrenadora le dirigió aún permanecía en su mente. Volvió a levantar la cabeza y sonrió ligeramente.
- Uh, en realidad Chiquita pidió-
- ¡Ahy!
Jennie y Ahyeon se volvieron simultáneamente hacia la fuerte y estruendosa voz y observaron la forma en que Chiquita saludaba salvajemente mientras seguía corriendo por la cancha, sin quitar la sonrisa tonta de sus labios.
Ahyeon puso los ojos en blanco y saludó con un pequeño gesto, pero sintió que su sonrisa se desvanecía al ver los pantalones cortos de voleibol de Chiquita.
Eran muy ajustados y muy cortos. Sus piernas estaban a la vista ya Ahyeon le resultaba muy difícil contener el rubor que crecía en sus mejillas, especialmente por su ajustada camiseta de tirantes.
Incluso le resultaba difícil mantener la mirada en el rostro de Chiquita debido a sus labios carnosos separados, jadeando por la carrera.
Sus mejillas estaban sonrojadas y Oh Dios, Ahyeon no podía pensar con claridad. Eso fue hasta que escuchó un carraspeo frente a ella.
Ahyeon se volvió rápidamente hacia adelante, sólo para sentir el calor en sus mejillas aumentar por la vergüenza al ver la sonrisa cómplice y los ojos divertidos de la entrenadora Jennie.
- Ya veo. Toma asiento junto a los bancos y por favor, no distraigas a mi jugadora estrella. - se burló antes de alejarse y dejar que la pelimarrón se sintiera aún más avergonzada que antes. Así que, con un último carraspeo y un movimiento de cabeza, se dirigió a los bancos y se sentó sin problemas.
Cruzó las piernas y centró sus ojos en la belleza pelicastaña, pero luego se rió con la forma en que Chiquita ya la miraba y sonreía con entusiasmo.
Eso le calentó el corazón.
-¡Hora de estirar chicas!
Las chicas suspiraron aliviadas y se dirigieron al centro de la cancha. Cada una de ellas se alineó frente a Chiquita. Chiquita miró de reojo a cierta pelimarrón por última vez antes de concentrarse en sus compañeras de equipo frente a ella.
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Tócame - Chiyeon
Fanfiction- No te preocupes, te prometo que no te tocaré. - Pero, ¿Y si quiero que me toques? Una es una popular jugadora de voleibol del instituto y la otra es una estudiante normal. A una le encanta el afecto y la otra lo odia absolutamente. ¿Que podría sal...