Capitulo 3

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Me retraje ante su declaración.

-¿Qué tú qué?

Volvió a coger el mechón de pelo de nuevo, jugando con él.

-En celo. Por así decirlo.

-Yo... yo... -Parpadeé, tratando de ordenar mis pensamientos-. Pensaba que solo las hembras entraban en celo bueno... Sabes a que me refiero. -¿No que los hombres en este caso los con pene, tenían el equipo incorrecto para ello? Tratando de lucir indiferente, le di un rápido vistazo a su paquete. Bueno, ahora. O realmente estaba en celo, o estaba tan bien dotada como decía ser.

-Todos usamos el término y estás en lo correcto, solo las hembras entran en celo, bueno tu entiendes. -Su boca se torció-. Una de las hembras puma de mi clan está por entrar en celo en unos días. Su necesidad afecta a todos los machos y en mi caso no es diferente, así que ocurren peleas entre los hombres que no están en pareja para reclamarla y las políticas del clan se vuelven realmente complicadas por estos días. Normalmente ella se iría de la ciudad si no tuviera una pareja, pero... no puede esta vez. -Su cara se endureció.

-Oh. -Exhalé, pensando con fuerza. Mi mirada se posó rápidamente en la sensual curva de su boca, el pequeño trozo de su lengua que tocaba sus labios. Oh, Dios. -Entonces... ¿Por qué no se juntan la hembra y tú?

-Es complicado -dijo y se deslizó un poco más cerca de mí-. Y yo te quiero a ti.

-Oh -repetí, retirándome. La parte trasera de mi cabeza se golpeó fuertemente contra la ventana empañada del Viper. Quizás era tabú para ella cortejarla. Yo no sabía mucho sobre Alianzas políticas, o pumas en general, pero ellos tenían su propia jerarquía-. ¿Es por eso que... Rosie...?

Ella asintió y llevó suavemente su mano a mi cabello, quitando el broche que mantenía mi apretado moño en su lugar y liberando así los castaños mechones que se desparramaron hasta mis hombros.

-He estado queriendo hacer eso toda la noche -dijo, recorriendo mi cabello con sus dedos y luego masajeando mi cuello, como una gata masajeando sus patas. Su voz
era un gruñido bajo-. Tu cabello es infernalmente sexy. ¿Cuán largo es?

-Hasta mi cintura -dije sin voz, mi respiración se aceleró hasta coincidir con la suya, mis ojos clavados en su rostro-. ¿Así que estabas usando el servicio de citas para encontrar a alguien porque estabas en celo?

Ella levantó su mano, con una gran cantidad de mi cabello en ella y lo dejó deslizarse entre sus dedos como si fuera seda. Claramente el inicio de ronroneo en el fondo de su garganta.

-A mí Rosie no me importa. Tu servicio de citas era la única opción disponible para conseguir una cita de último minuto a la que no le importaría lo que soy, así que pagué la ridícula cuota y armé un perfil esperando que eso se cumpliera.

Quité mi cabello de entre sus manos.

-Nuestro negocio no es ridículo. Nosotros proveemos a aquellos que tienen necesidades muy especiales.

-Es un trabajo peligroso y Giselle lo sabe. Lo que es peor es que no le importa. -Sus ojos verdes buscaron los míos-. Es una tonta por contratar humanos para hacer un trabajo delicado. Vas a cruzar alguna línea de la que no tienes idea y entonces todos terminarán en problemas.

-¿Ah sí? -Coloqué con rudeza mi cabello sobre mis hombros. Sus ojos siguieron el movimiento y mi cuerpo sintió un pinchazo de conciencia-. ¿Del mismo modo en que tú has cruzado una línea al salir con una humana?

-Algo así -gruñó, inclinándose.

Planté mi mano en su rostro y la empujé.

-Ha elegido a la chica incorrecta para tu celo.

Puma (Camren Gip)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora