Capitulo 13

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Las manos de Lauren agarraron otra vez mis caderas y me levantó como si no pesara nada. Sorprendida, envolví mis manos alrededor de su cuello, anclando mi cuerpo contra el suyo. Lanzó mi manta al suelo y me bajó hacia ella, sujetándome entre ella
y su dura carne. Esta vez, sus caderas se aplastaron contra las mías de una manera obvia, y la excitación empezó a crecer en mi cuerpo otra vez.

—Todavía estás vestida —dije alcanzando la cinturilla de sus pantalones y tirando de ellos.
—Quiero ver qué consigo con este acuerdo —bromeé.

—Estás muy juguetona ahora. —Su risa rascaba contra mi mandíbula mientras presionaba besos contra mí, incliné la cabeza para darle un mejor acceso a la piel sensible de mi cuello.—¿Ya no eres tímida?

—Me gusta esto —admití—, estar aquí contigo.

Ya con un asombroso orgasmo, y la polla de Lauren estaba todavía dura en sus pantalones, lo que hablaba de cosas buenas por venir.

Su ferviente boca bajó a mi pecho, y la sentí acariciándose contra un pezón otra vez. Me arqueé, jadeando cuando la punta de sus dientes salió. Sus dedos se deslizaron a mi otro pecho jugueteando allí con la punta conjuntamente.

—Lauren —jadeé—, quiero verte desnuda. —Quería ver todo. Se levantó y agarró la cinturilla de sus pantalones. —¿Puedo hacerlo? —pregunté. Se puso de pie, levantándome con ella, luego me miró con ojos ardientes.

Deslicé mi mano arriba y abajo por la dura parte delantera, sintiendo la caliente longitud. No era la mejor juez para estas cosas, pero parecía estar empacando un buen golpe.

—Eso parece... impresionante.

Se rió en la parte baja de la garganta.

—¿Por qué no lo sacas y lo averiguas?

Deslicé los pantalones por sus piernas. Mi mejilla rozó su pene mientras lo hacía.

Conseguí un vistazo de ello mientras cogía la cinturilla de sus calzoncillos y hacía lo mismo.

Ella era magnífica.

A pesar de que era virgen, no estaba completamente en la oscuridad. Había visto penes en el arte, en las películas y en la pornografía de Internet. Pero no recordaba que fueran tan grandes o firmes. Deslicé mis dedos por la punta más oscura.

—Hay mucho de ti aquí —susurré, mis dedos patinando hacia abajo la longitud de ella y luego otra vez arriba.

Estaba en silencio.

Alcé la mirada hacia ella y vi su mandíbula apretada, como si estuviera tratando muy fuerte de mantenerse bajo control.

—¿Lauren?

—¿Sí?

Empujé un mechón de cabello hacia delante e hice cosquillas en la punta de su pene con él. No tenía ni idea de si lo encontraría sexy o no, pero lo disfrutaba.

—¿Qué estás esperando?

—¿Esperando? —Estaba teniendo dificultades al hablar. Su pene se agitaba cerca de mis dedos, fascinante.

Moví el mechón de pelo hacia arriba por al lado de su muslo y a través de su ombligo. La mujer tenía abdominales que podías utilizar para cenar de ellos de los planos que
eran.

—¿No me vas a violar?

Tragó fuerte.

Me tumbé en la sábana, poniendo mi pelo húmedo en forma de abanico en lo que esperaba que fuera un modo seductor, y el hilo de control del que se había estado colgando se rompió. Sus piernas abrieron las mías, y sentí el estiramiento de mis poco usados músculos de los muslos mientras ella exponía todo de mí. Sus manos fueron a mis pliegues, deslizando los dedos en la parte más secreta de todo mi cuerpo. Lancé un grito ahogado ante la sensación invasiva y me retorcí. Me silenció con un profundo, anhelante beso, y sentí sus caderas acomodarse contra las mías, noté el deslizamiento de su pene contra la resbaladiza conexión de mis muslos. Eso fue... delicioso.

Puma (Camren Gip)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora