Capitulo 20

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Veinte minutos más tarde salí de la carretera, en una vía de servicio, siguiendo la señal del GPS hacía la dirección que me habían dado.

Sin un plan, mi cabeza le daba vueltas a todo desde un millón de puntos de vista y el mejor que pude hilar fue entrar ahí, rescatar a Giselle y Sara; escapar por cualquier medio necesario.

En otras palabras, estaba condenada.

Me aproximaba a una carretera familiar y me sorprendí al ver las iniciales JTC en el gran portón de hierro. No puede ser. ¿Qué hacía Arabella en la casa de Jason?

Me acordé del pánico de la sirvienta, y de la manera que él había olfateado el pañuelo ensangrentado, y tragué saliva. Al pulsar el timbre del portón, me contesto una voz metalizada.

—¿Quién es? —La dulce voz de Arabella sonó a través del altavoz. ¿Quién mas podría ser?

—Soy yo. Estoy aquí, sola. —Se oyó un zumbido, y la puerta empezó a abrirse.

—Si no estás sola, voy destripar a Sara —advirtió. Golpeando el botón, empecé a sentir bilis en la boca, como si fuera a vomitar.

—No le hagas daño —grité.
—Estoy sola, te lo juro

No hubo ninguna respuesta. Conduje por un camino largo y sinuoso. No había nadie en la puerta para recibirme. Dudé antes de tocar el timbre, y me dirigí hacia el lateral  de la enorme casa, tratando de mirar a través de las ventanas y ver lo que pasaba dentro.

La mayoría de las ventanas estaban tapadas, las cortinas pesadas sobre los cristales. Había una ventana en la parte de atrás de la casa, y reveló una habitación vacía, de azulejos blancos con una cocina más grande que mi primer apartamento. Una puerta
amarilla, colorida y alegre que había cerca, llevaba a la cocina. Puse mi mano sobre el pomo de la puerta. ¿Qué pasa si había una alarma? Bueno, de todos modos Arabella me estaba esperando ya. Giré el pomo. No sonó ninguna alarma. ¡Bien! Con mi corazón latiendo como loco, entré de puntillas en la casa.

Alrededor de mí había un manto de silencio, incómodo y opresor. Mis zapatos sonaban con fuerza en el suelo. Crucé la cocina con rapidez y vi un cuchillo en un bloque de carnicero, y lo agarré. No tenía sentido subir sin un arma. Agarrándolo fuertemente en mi mano, fui al pasillo. En algún lugar de este laberinto de casa, Arabella me estaba esperando. Para patearme el culo o comerme, no sabía exactamente cuál.

Me deslicé hacia adelante a lo largo de la pared, y de pronto comprendí por qué lo hacían en las películas. Si tienes la espalda contra algo, te sientes menos vulnerable. Si pudiese haber presionado tanto la espalda como el pecho contra la pared, ya estaría en ello. La escalera se alzaba delante, y me dirigí hacia ella. En completo silencio.

El olor del perfume intenso de Arabella, espolvoreado con un toque rancio, llamó mi atención. E hizo que encajasen varias cosas dentro de mi mente. Cada vez que había estado en una escena donde el Wendigo había estado, el olor de la podredumbre y la decadencia se sentía en el aire. Dentro de mi casa, el hedor pútrido fue muy fuerte. Por eso Arabella había sido capaz de ocultar su verdadera naturaleza durante tanto tiempo, ella casi nos ahogaba con su perfume, para disfrazar el perverso olor a muerte que acompañaba a sus poderes robados.

Jason llevaba una cantidad parecida de agua de colonia. Y me di cuenta de por qué Arabella estaba escondida en su casa. Ellos estaban trabajando juntos. Mis ojos se humedecieron y me agaché, mirando a mí alrededor. No había rastro de ella. Tal vez el olor estaba en todo adentro.

La casa estaba extrañamente desierta. Eché un vistazo a un cercano reloj y vi que faltaban varios minutos antes de que se me acabase el tiempo. Con una última mirada a mí alrededor, subí en silencio por las escaleras.

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⏰ Última actualización: 5 days ago ⏰

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