El Angel Y El Caníbal

7 - sombras del pasado 1/2 -

Después de la cena, Eliot ordenó a Leonard que se fuera a dormir. Aunque Leonard obedeció a regañadientes, Eliot no se quedó tranquilo. Usando sus poderes, se aseguró de que Leonard cayera en un sueño profundo del que no despertaría hasta el amanecer. Una vez que estuvo seguro, Eliot comenzó a limpiar el desorden en la cocina, pero un pensamiento persistía en su mente esa noche: ¿Por qué odio a Leonard?

No podía entenderlo del todo. Podría ser por las personas que Leonard había matado, pero en el fondo, Eliot sabía que esa no era la razón principal. Él mismo había hecho cosas mucho peores. Tal vez, Leonard le recordaba algo de su propio pasado, un pasado que aún lo atormentaba...

Lo recordaba con claridad. Su infancia, aunque privilegiada, no fue la mejor. Pertenecía a una familia acomodada; su padre era un gran empresario, y su madre, una actriz reconocida. Su hermano gemelo, Ken, era el orgullo de la familia, habiendo ganado varios concursos de atletismo. En contraste, Eliot se enfocaba en sus estudios, pero, a pesar de todos sus esfuerzos, nunca logró igualar a Ken. Vivir bajo la sombra de su hermano alimentó en él un odio creciente, un odio que surgía de la constante comparación y las diferencias en el trato que sus padres le daban a cada uno.

A pesar de todo, Eliot sentía un cariño profundo por su hermano. No quería que le ocurriera nada malo, pero un día cometió un error que nunca podría olvidar...

Era un día lluvioso cuando Eliot y Ken regresaban a casa. Ken, como siempre, presumía de su reciente reconocimiento como el mejor alumno y atleta de la escuela.

-Es increíble, ¿te imaginas lo que dirá papá cuando lo vea? -dijo Ken, mientras Eliot intentaba ignorarlo.

-Vamos, Eliot, no estés celoso. Seguro que algún día recibirás un reconocimiento importante -continuó Ken, sus palabras sólo empeorando el malestar de Eliot.

Eliot había dado todo de sí, pero solo había logrado ser el segundo mejor, un puesto que en su familia era casi una ofensa.

-¿Puedes dejar de presumir de tu estúpido premio, Ken? -dijo Eliot, visiblemente molesto.

-No es mi culpa que tú no tengas ningún reconocimiento. Quizás no te esforzaste lo suficiente. ¿De qué te sirve leer todos esos libros si no aprendes nada? -contestó Ken con una sonrisa de suficiencia.

Eliot apretó el paso, intentando alejarse de la conversación, pero las palabras de Ken lo detuvieron en seco:

-¡Vete corriendo como cobarde! Nuestro padre tiene razón sobre ti.

-¿A qué te refieres con eso? -preguntó Eliot, volviéndose hacia su hermano, mientras la lluvia caía con más fuerza.

-¿En serio no lo sabes? -dijo Ken con una sonrisa cruel-. ¿No te das cuenta de la deshonra que eres? ¿De verdad crees que papá y mamá no saben tu pequeño secreto?

Eliot retrocedió un paso, el miedo reflejado en sus ojos.

-¿Qué... qué secreto? -preguntó, su voz temblando.

-No te hagas el tonto. Papá sabe lo que tú y tu "mejor amigo" hacen detrás de la escuela. No lo niegues, yo los vi.

Eliot intentó defenderse, pero Ken lo interrumpió:

-Es una vergüenza tenerte como hermano.

Las palabras de Ken golpearon a Eliot como un mazazo, haciendo que lágrimas silenciosas se mezclaran con la lluvia que caía sobre su rostro.

-¿Papá lo sabe? -preguntó con voz débil.

-Claro que lo sabe. Yo se lo conté.

Esa confesión despertó algo oscuro en Eliot, algo que había estado acumulando durante años. El rencor y el odio reemplazaron su tristeza y miedo, y en un acto de ciega furia, empujó a su hermano. Ken cayó al suelo, en medio de la calle mojada, incapaz de levantarse a tiempo. Un auto apareció en ese momento, y antes de que Eliot pudiera reaccionar, el vehículo golpeó a Ken, su cuerpo quebrándose bajo la brutalidad del impacto.

Eliot se quedó paralizado, observando la escena en estado de shock. No quería que su hermano muriera, pero su furia lo había cegado. Y ahora, el precio de ese momento de ira estaba ante él, en la figura destrozada de Ken.

¿Qué he hecho? -se preguntó, mientras el horror y el arrepentimiento se apoderaban de él.