➥ 𝙋𝙧𝙤́𝙡𝙤𝙜𝙤.

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En el abismo de mi alma, donde el caos reinaba supremo, había un vacío que clamaba ser llenado

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En el abismo de mi alma, donde el caos reinaba supremo, había un vacío que clamaba ser llenado. Un vacío que se había ido formando con el paso del tiempo, alimentado por las heridas del pasado y las dudas del presente. Y entonces, te encontré. O mejor dicho, te busqué. En un intento desesperado por calmar la tormenta que rugía dentro de mí, me lancé a tus brazos sin saber que me estaba arrojando a un abismo aún más profundo.

Perdóname, pero nunca fue amor. Solo fue algo caótico para lo que llamaba corazón. Un intento de encontrar sentido en la oscuridad, de calmar el dolor con un nuevo dolor. Pero en ese momento, no lo sabía. Solo sabía que necesitaba sentir algo, cualquier cosa, para no sentirme vacío.

Me sentí atraído por tu fuego, por la pasión que ardía en tus ojos. Me sentí vivo cuando estabas cerca, como si tu presencia fuera el oxígeno que necesitaba para respirar. Pero era una ilusión, un espejismo en el desierto de mi alma.

Y así, nos encontramos en ese lugar donde el amor y el caos se entrelazan, donde el corazón late al ritmo de la locura. Un lugar donde las reglas no existen, donde solo importa el presente. Y en ese momento, supe que mi vida nunca volvería a ser la misma.

Pero ¿qué es el amor, realmente? ¿Es el calor de la pasión, o el frío de la razón? ¿Es el abismo que nos atrae, o el puente que nos salva? No lo sé. Lo único que sé es que me lancé al vacío, y que tú estabas allí para recibirme.

- Perdóname, pero nunca fue amor, solo fue algo Chaotic para lo que llamaba corazón.

Bueno, realmente no quería decir eso. Todo lo que pensé anteriormente es lo que quería decir, pero es lo único que salió de mi voz. Mirarlo con desprecio, arrepentido de haberle dado todo y más de lo que se merece esa basura. Me sentí utilizado, vacío y roto. Pero en ese momento, algo dentro de mí se rompió y me di cuenta de que no podía seguir así.

Antes de marcharme, lo tomé y lo besé con tanta desesperación, como si me urgiera sentir nuevamente esa chispa que una vez nos unió. Fue un beso desesperado, un intento de revivir lo que ya estaba muerto. Pero incluso en ese momento, sabía que era un adiós.

"Ahora tú eres el que queda con el dolor que yo ya superé."

Después de aquello, solo me separé y me alejé para esconderme de lo que pronto sucedería. Me escondí de la realidad, de la verdad que no quería enfrentar. Pero sabía que no podía esconderme para siempre. Pronto, la realidad me alcanzaría y tendría que enfrentar las consecuencias de mis acciones.

Pero el que ahora controlaba mi destino era él, de eso ya estaba seguro. La lucha había sido intensa, el dolor había sido profundo. Pero finalmente, con una claridad, sabía que era él quien había emergido victorioso, quien había tomado las riendas de mi existencia.

¿O fui yo quien tomé el control?

𝗖𝗛𝗔𝗢𝗧𝗜𝗖.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora