Cápitulo VIII. Comienza al cambio

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¡GEORGE! ¡¿Qué COÑO fue eso que hiciste aprobar en la junta directiva?! El grito de John Wright retumbó en toda la oficina. ¡Qué es lo que tienes metido en la cabeza! y esta oficina ¡Mírala! ¿Es una especie de salón de té, peluquería, o que clase de mariquera es? Mira estos muebles, esta decoración ¿Sabes cómo llaman a este piso en la empresa? ¿cómo se refieren a él los demás ejecutivos? ¡EL RINCON DE LAS ZORRAS! No sé qué te está pasando, no sé en qué te estás convirtiendo, pero no eres el hijo que yo crié, y estás tratando de convertir MI EMPRESA en algo que no es lo que yo construí. Hoy tuve que soportar verte en la reunión de la junta directiva con la cara llena de maquillaje, ¡Como si fueras un maricón! ¿Qué vaina es esa que ahora vamos a producir maquillaje para hombres? ¡Nuestra empresa es para hombres no para maripositas!

-Cálmate, papá, le interrumpió George. Se trata de negocios, de simples y puros negocios, tú mismo viste los números que presentamos, la alianza con Silk Blossom va a multiplicar las ganancias de la empresa, nos va a permitir crecer como desde hace años no lo hacemos, expandirnos ...

-¡Dinero! ¿Eso es todo dinero!? ¿y la reputación? ¿Y el honor? , por simple dinero te vas a poner maquillaje en la cara como si tu oficio fuese el de una puta barata que busca atraer a los hombres en lugar de ser lo que siempre has sido, un ejecutivo de una empresa de hombres que hace cosas para HOMBRES, si hombres, así con todas las letras.

-Papá, los tiempos han cambiado, no estamos en la era de las cavernas, hoy los hombres nos podemos cuidar tanto como las mujeres, un poco de polvo facial no me hace menos que nadie, y si con ello la empresa va a maximizar las ganancias no veo cual es el problema en ello. La junta directiva evaluó el plan que le presenté y lo aprobó en todos sus detalles.

El patriarca de los Wright con el rostro enrojecido de la ira se volvió hacia a mí diciendo, "Y usted señorita supongo que es la nombrada secretaria con ínfulas de directora, no sé qué extraña influencia ejerce sobre mi hijo, ni cuáles son sus pretensiones, pero sepa que no voy a permitir que venga a destruir lo que con tanto trabajo y esfuerzo construí en mi vida, no lo va a lograr, sus días aquí están contados. Aquí en mi empresa los hombres mandamos y las mujeres obedecen, como viene siendo desde que el mundo es mundo".

Sentí nuevamente el escalofrío recorrer mi espalda, contenerme para no soltar todo lo que llevaba por dentro durante estos años, no era tarea fácil. Me mordí el labio inferior y justo cuando iba a estallar la voz de George me detuvo

-No te permito le hables asi a ella papá, Clarisse ha sido mi mano derecha en todo este proceso de construcción de nuevas alianza de la corporación y corresponsable del crecimiento económico de los últimos meses, es una persona de mi estricta confianza.

-Pues tiene sus días contados en mi empresa, me ocuparé personalmente de ello, y tú si no vuelves al redil también, dijo mientras salía tirando la puerta de la oficina.

Al verlo salir sentí un alivio, aún no era el momento para el enfrentamiento directo, rápidamente me acerqué a George, lo abracé y lo besé en la mejilla, "gracias por venir en mi auxilio jefe, cada día que pasa siento que lo voy a querer más".

-¡Pero si aún tenemos la champagne!, brindemos por su éxito jefe, no dejemos que esto empañe el gran logro que ha obtenido hoy, Man entreprise hoy comienza una nueva historia.

*****

John Wright, un con el rostro descompuesto por la cólera entró en su despacho tomó el teléfono y llamó a Paul Richards, el gerente de recursos humanos de la corporación.

-Paul, es John Wright ¿Qué sabes de la zorra que trabaja con mi hijo?

-¿Cuál zorra? ¿Clarisse?

-Si la rubia que entró hace unos meses y ahora se cree "directora"

Desmalezando en taconesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora