04 | Relación.

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Akira pov's.



Lo besé, me besó, nos besamos.

Y lo peor de la situación es que aún estoy en sus brazos, yo tratando de mantener mi imagen falsa en alto arriesgando mi puta vida para que suceda esta cosa, sus labios en los míos se sintieron cálidos y por primera vez en la vida mi corazón latió rápido y fuertemente por alguien.

No tenía sentimientos hacia nadie, pero al sentir su calidez en mi cuerpo por causa de sus manos hizo que mi corazón frío se encogiera y palpitara después de mucho tiempo, al separarnos fue algo lento, como si estuviéramos en una película y la escena dónde los protagonistas deben alejarse fue totalmente en desacuerdo para ambos.

Al separarnos mis labios se entreabrieron mientras lo veía, no podía ver sus ojos a causa de su venda pero sí sabía que sus orbes brillaban como zafiros al igual que los míos. Nos olvidamos completamente en dónde estábamos, el lugar, la hora y con quién estábamos luchando, por unos segundos solo éramos él y yo en este ambiente, en ese momento.

Cuando recuperé la noción del tiempo, me separé de él algo incómoda y no le di más vuelta al asunto. Satoru se encargó de aquella maldición en tan solo algunos minutos y yo todavía seguía pensando en aquel acto que había hecho, ¿Lo odié? No, pero tampoco me gustó en su totalidad.

¿Qué carajos estaba sintiendo ahora mismo dentro de mi? Siento mi estómago revuelto, mi corazón late a mil y mis nervios estaban en lo alto.

—Creo.. que hemos terminado con la misión — habló Satoru, no le miré, no tenía fuerzas para verle a la cara y es algo realmente ridículo.

—Genial — respondí, caminé hacia la salida sin importarme si me seguía o no, lo único que quería hacer era encerrarme en cualquier lugar y acomodar mis pensamientos distorsionados que tenía ahora.

Pero, ¿Porqué me estoy comportando de esta manera tan infantil? De seguro el chamán detrás de mí siquiera le importaba aquel beso y yo aquí matándome por dentro con mis pensamientos, levanté mi cabeza y la mantuve en alto no dejándome opacar por mis propios pensamientos.

Salimos ambos del lugar y Satoru nos teletransportó a la escuela, caminé rápidamente hacia mi habitación y me encerré allí. Era imposible este sentimiento, no me gustaba aquel imbécil de humor roto, ni siquiera lo conocía del todo bien como para enamorarme de ese hechicero.

Tenía una misión que debía cumplir y los sentimientos hacia otra persona no estaban en ellos, pero, había sentido y experimentado algo que nunca había sentido en mi vida, algo inusual para mí que a pesar de que me sentía rara me gustaba la sensación.

Pero estaba aquí por un propósito, no debo desviarme de mi destino y aunque hubiera alguna posibilidad sería imposible, él es un hechicero de grado especial y yo un espíritu maldito, imposible, y menos si él era el siguiente líder de su clan y yo solo estaba a la leva por el mundo buscando a mi hermano para cometer más maldad.

Mis pensamientos fueron interrumpidos, unos toques en mi puerta se hicieron presentes dejándome aturdida. No quería ver a Satoru por lo menos en dos semanas y temía que quien estuviera detrás de la puerta fuera él, pero no era cobarde y sí o sí tenía que afrontar las situaciones que la vida me ponía aunque no me gustaran.

Abrí la puerta, allí se encontraba él sin la venda en sus ojos sino que llevaba sus gafas negras que cubrían sus esferas azules, sin siquiera pedir permiso entró en mi habitación y cerró la puerta detrás de él para evitar malos entendidos por posibles personas que estuvieran observando, sus ojos estaban mirando directamente a los míos y sentía mi cuerpo temblar levemente.

Escalofríos recorrían toda mi anatomía por su mirada en mí, no sabía que iba a hacer y mucho menos que iba a decir, estuve horas encerrada en mi habitación pensando y aclarando mi cabeza que siquiera me había percatado de la hora que era, solo quería olvidar y no recordar pero ahora sabía que sería difícil si aquel chamán se aparecía frente a mi, el tan solo verlo me recuerda el pequeño contacto físico que tuvimos horas atrás.

Danger. ‹ Satoru Gojo ›Donde viven las historias. Descúbrelo ahora