06 | Excursión.

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Supuse que no era del todo mi ingreso oficial como hechicera, Satoru en realidad no daba las órdenes en la escuela y mucho menos gobernaba en este territorio.

—¿Debo saber algo más? — indagué, sabía que aún faltaba algo más y es mejor preguntarle con tiempo ya que sabía muy bien que el chamán de ojos vendados nunca decía la información completa.

—Ah sí, creo que deberás ir con los vejestorios, ellos se harán cargo de encargarte esas cosas que hacemos los hechiceros, no obstante, te pondrán algunas reglas que por obvias razones debes cumplir — concluyó, lo sabía.

—¿Me estás diciendo que debo ir personalmente hacia el lugar donde están los altos mandos? — sonreí ladina.

—Ni siquiera lo pienses, ya aceptaste mis términos — mi sonrisa se esfumó, era cierto, deseaba con toda mi alma acabar con los peces gordos de una vez por todas pero debía cumplir mi palabra, tal vez —. Hiciste un pacto, solo digo.

Maldición, era cierto.

—Si eso lo sé, no puedo romper el pacto o me mataré yo — dije de mala gana, como lo odiaba.

—Es bueno que lo tengas en cuenta — habló burlonamente, las ganas de asesinarlo solo crecían en mí y era algo que no se me permitirá hacer en mucho tiempo —. Por cierto, llevaré mañana a mis estudiantes a un trabajo de campo, quiero que estés presente para que los ayudes ya que nos dividiremos en grupo.

—Dejame adivinar, los vejestorios te encomendaron una misión pero solo tienes pereza de cumplir tu trabajo completamente — hablé cruzando mis brazos mientras lo miraba fijamente, no podía mentirme, yo era la reina de las mentiras.

—No solo eso, me gusta que mis estudiantes aprendan cosas nuevas — comentó mirando hacia otro lado, evitando mi mirada, lo sabía.

—De acuerdo, iré, no tengo nada mejor que hacer de todas formas — repliqué, alcé mi mirada hacia la luna y se veía llena y más brillante de lo normal, estaba hermosa.

—Muy bien, entonces descansa lo suficiente para poder ir mañana a primera hora — dijo mientras se acercaba a mí, alcé la ceja al ver su determinación y la confianza que tenía al estar aproximándose a mis labios.

—No tan rápido, señor bufón — puse mi mano en su pecho deteniendo su andar, las otras veces ni siquiera lo había besado ya que él era quien robaba mis labios sin permiso —. No estamos en esas confianzas aún.

—Pero si somos pareja, tu misma lo dijiste — comentó mirándome inocente.

—Eso fue por el momento, además, era parte de mi plan — confesé. El idiota vendado me miró mal mientras soltaba un suspiro.

—Los espíritus malditos no tienen corazón, que cruel eres.

—Como sea.

—De todas formas, estaremos juntos las próximas ocho horas — dijo emocionado, empezó a dar saltos por todo el lugar y yo solo obtuve por rodar los ojos.

—Me largo, arruinas mi ánimo — hablé mientras me daba media vuelta para marcharme.

—¡Descansa cielo, te amo! — grito.

—Maldito, cállate, arruinaras mi reputación — dije volteando mi rostro hacia donde él estaba, satoru me miró ofendió mientras se acercaba a mi rápidamente.

Me puse en defensiva y antes de que pudiera atraparme en sus brazos me teletransporte al otro extremo, Satoru sonrió engreído y juguetón.

—¿Con qué así estamos jugando?

—Te haces ideas locas, el azúcar te está dañando el cerebro — dije sonriendo triunfante.

—Empecemos entonces.

Danger. ‹ Satoru Gojo ›Donde viven las historias. Descúbrelo ahora