"Podría haber sido salvaje y podría haber sido libre. Pero la naturaleza me jugó esta mala pasada. Ella lo quiere ahora y ella no esperará"
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Como ya es de saberse, las historias de terror se inventaron con un solo y único propósito, causar miedo y pánico a quien las escuchara. Cuando tus padres te contaban una historia de terror antes de irte dormir, lo hacían con un propósito en particular, obligarte a permanecer en tu cama y dormir sin causar molestia alguna ¿no?
Nunca has escuchado la historia de el hombre que aparece en tu armario después de medianoche para llevarse con él a todo aquel que aún no duerma? Es una historia entretenida, sin duda te roba el sueño. Ese, sin embargo, no era el caso de Madeleine, la pequeña, solía disfrutar grandemente de estas historias, le causaban una sensación extraña en el pecho, como un deje de curiosidad por querer saber más al respecto, e incluso por querer vivir en carne propia lo que relataba la historia. La menor no le temía a nada, siempre enfrentaba sus miedos con valentía, y las historias de terror no eran la excepción.
Hasta el día de hoy aún recuerda la primera historia de terror que escucho, esta era nada más y nada menos que la de el monstruo debajo de tu cama, ese ser sobrenatural que aparece todas las noches debajo de tu cama y espera pacientemente a que des un paso fuera de esta para arrastrarte a la oscuridad junto a él. Mads, no obstante, sentía curiosidad por ver al monstruo, quería ir a la oscuridad con él y ver que se sentía ser arrastrada a la nada.
Así que una noche, cuando dieron las doce, decidió ponerse de pie, y revisar debajo de su cama, en busca de el supuesto monstruo que según su madre encontraría ahí, se llevó una sorpresa al no encontrar nada más que sus zapatos y unos cuantos juguetes cubiertos de polvo. No había historia alguna que aterrara a esa pequeña inocente, o así lo creyó hasta que una noche, mientras dormía fue testigo de un brutal acto, que sin duda marcó su vida significativamente.
Ese 12 de enero, Madeleine recuerda haber despertado por la madrugada un poco alterada, debido a una extraña pesadilla, por no mencionar los ruidos que la lluvia y el viento hacían en su ventana, por lo que instintivamente salio de su habitación, con los nervios a flor de piel, dispuesta a refugiarse en la habitación de sus padres, donde se sentiria segura, no obstante, su recorrido se vio interrumpido por un alarmante sonido, proveniente de la planta baja, confusa, bajo las escaleras, ansiosa por averiguar que ocurría, se llevó una sorpresa al encontrarse a su padre, de rodillas frente a las escaleras.
Papá -hablo en un susurro, el hombre permanecía quieto, en silencio, por lo que la pequeña Madeleine, insistió -Papá ¿te encuentras bien? ¿Qué esta sucediendo? -inquirio nuevamente. El silencio perduro, y aquella presión en su pecho que le indicaba que algo malo sucederia, se intensificó, fue entonces que el hombre finalmente se puso de pie, alarmando a la menor, quien retrocedio rapidamente al observar la intimidante y gran arma qué cargaba su padre entre sus manos.
