Capítulo 25

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—¡Killian! ¿Dónde diablos has estado? —Emma dejó escapar un suspiro de alivio cuando el sonido de la puerta principal al abrirse la despertó de donde se había quedado dormida en el sofá. Podía decir por la tenue luz del exterior que era temprano en la mañana, su frente se arrugó en preocupación por el paradero de su prometido toda la noche—. ¿Qué pasó?

—Es Zelena —murmuró, cerrando y bloqueando la puerta, como si un cerrojo ofreciera algún tipo de protección contra una hechicera malvada.

—¿Ha vuelto? ¿Pero cómo? —Emma se sentó y sacudió la cabeza en un intento de despejar la niebla que la habían sumido tras unas pocas horas de sueño.

—No lo sé, pero causó un desastre en los muelles, buscando a Regina y David por toda la ciudad —frunció el ceño y se acercó a sentarse junto a Emma con una mirada de vacilante preocupación—. Cariño, ha vuelto usando a tu madre como vehículo. Se parece a Snow, pero… no es ella. Debe haber sido ella la que robó los recuerdos de tu padre.

—¿En venganza contra Regina? —Emma frunció el ceño aún más al comprender, se levantó del sofá y corrió hacia la puerta principal, con magia zumbando en las palmas de sus manos. Las levantó hacia la entrada, activando un hechizo de protección sobre su casa—. ¿Cómo te escapaste?

—Quedé atrapado entre los restos del naufragio en el búnker de mi nave hasta que algunos de mis compañeros lograron limpiarlo —asintió, sacando la mochila que llevaba sobre su cabeza y abriendo la solapa—. Mira lo que encontramos, ¿crees que dejó esto atrás? —Preguntó, sacando el atrapasueños de la bolsa.

—Oh, Dios mío —Emma lo tomó de sus manos, sintiendo la presencia de los recuerdos de David irradiando dentro de la red del atrapasueños—. Zelena no habría dejado esto atrás si todavía lo necesitara, Killian. Debe estar planeando lastimar a papá y a Regina.

—¿Todavía no han vuelto? —Fue el turno de Killian de fruncir el ceño, buscando la expresión de Emma mientras formaba una línea con sus labios y sacudía la cabeza con tristeza—. ¿Crees que ya los encontró?

—No lo sé, pero tengo que averiguarlo —Emma se levantó de nuevo—. Quédate aquí con Henry y Neal.

—Emma, no —Killian también se puso de pie, colocándose entre ella y la puerta—. No puedo dejar que hagas eso. Zelena está sedienta de sangre, esto podría ser una trampa.

—¿Qué? ¿Se supone que debo quedarme aquí y esperar? Papá y Regina me necesitan —argumentó, sintiéndose dividida entre ir a ver si podía ayudar o quedarse aquí para proteger a su hijo y a su hermano menor.

—Regina es poderosa, Emma, y ella y David están juntos —razonó Killian con una mirada seria—. Lo más probable es que hayan encontrado un lugar seguro, se hayan encerrado en la bóveda o algo así. No puedo dejar que salgas sola a buscarlos. No después de haber visto la destrucción que causó esa bruja.

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Regina se despertó con la cabeza sobre el regazo de David y una mano grande y cálida apoyada sobre su vientre. Él estaba detrás de ella, sentado con la espalda apoyada contra la pared. Regina se dio cuenta de que debía haberse quedado dormida sobre él antes, en medio de la conversación, donde le había estado contando la historia de su relación. Le dolía el cuerpo por haber dormido en el suelo, pero se sentía cálida y protegida cuando miró hacia abajo, al brazo de David que le cubría el costado y la mano que cubría la curva de su redondeado estómago.

—¿Cómo te sientes? —Su voz, profunda y ronca por el sueño, sonó como música para sus oídos. La calidez de su tono que tanto había extrañado había regresado y la hizo sentir que todo estaría bien.

Finales Alternativos (EvilCharming)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora