Finales Alternativos (EvilCharming)

Capítulo 32

—¿Dónde diablos terminamos? —gruñó Emma, rodando hacia un lado para ver a Hook tendido en el suelo junto a ella mientras se levantaba hasta quedar sentada, tratando de que la cabeza dejara de darle vueltas. Killian gimió, pasándose una mano por la cara en reconocimiento del duro viaje a través del portal.

—¿No te resulta familiar? —dijo David con una pequeña sonrisa cuando vio a Regina levantar la cabeza de su pecho, sus cuerpos entrelazados. Ella estaba encima de él, con un brazo debajo de su espalda y las piernas entrelazadas. Su frente se arrugó con incomodidad mientras se sentaba—. ¿Estás bien? —preguntó, pasando una mano por su muslo mientras ella se levantaba de él.

—Estoy bien —murmuró sin mirarlo, desviando la mirada. Él podía notar que ella estaba tratando de no ser grosera y de mantenerse concentrada en la tarea que tenía entre manos. No se lo tomó como algo personal, no tenían tiempo para ahondar en la tensión que había entre ellos en ese momento, todo se trataba de su hijo. Se sentó mientras tomaba sus manos para ayudarla a encontrar el equilibrio antes de levantarse detrás de ella, sacudiéndose el polvo de la ropa.

—¿Están bien los dos? —David miró de reojo y vio a Emma y a Killian haciendo lo mismo a unos metros de ellos. Se tomó un momento para examinar los alrededores y descubrió que la vista del cielo estaba cubierta en su mayor parte por árboles, sintiendo que estaban en lo profundo del bosque—. Parece el bosque de Sherwood, ¿no crees? —Suspiró, arremangándose las mangas de su camisa hasta los antebrazos ante la humedad del aire quieto.

—Yo diría que sí —respondió Regina mientras miraba hacia arriba, estudiando el área con un vago acuerdo.

—¿Está cerca de tu castillo? —preguntó Emma mientras ella y Hook acortaban la distancia entre las parejas—. ¿Qué tan lejos estamos?

David miró a Regina mientras calculaba en su cabeza el tiempo que les tomaría llegar a la guarida de Regina. —Probablemente un día y medio desde allí.

Sin dudarlo, la morena se fue en la dirección que necesitaban ir. —Es por aquí —murmuró por encima del hombro mientras acechaba, todo rastro de Storybrooke Regina había desaparecido y la Reina Malvada estaba en plena vigencia.

—¿Tenemos un plan? —Emma miró a David y Killian con cautela mientras todos comenzaban a seguirla, esquivando ramas y árboles caídos en su camino—. Llámame loca, pero no creo que sea una gran idea simplemente correr hacia tu hermana…

—Estoy pensando —resopló Regina, mirándolos pero continuando su camino—. Pero podemos empezar. Puedo hacer varias cosas a la vez, ¿saben?

—Lo sé, sólo digo sin tu… —Emma empezó a responder antes de dudar sobre el delicado tema.

—¿Sin mi qué? —Regina se detuvo y se dio la vuelta para mirarla—. ¿Sin mi magia? Vamos, Swan, escúpelo. Crees que estoy indefensa.

—No es eso lo que estaba diciendo… —empezó a decir Emma mientras David y Killian se quedaban a un lado observando nerviosamente. La Reina Malvada estaba en plena acción y cualquiera que no supiera por lo que estaba pasando pensaría que Regina había vuelto por completo a sus viejas costumbres. Los tres lo sabían mejor, sin embargo, Regina solo estaba canalizando su alter ego para hacer el bien… para recuperar a su hijo.

—No tenías que hacerlo —espetó Regina con una mirada malévola antes de darle la espalda a Swan y continuar acechando por el bosque—. Dije que pensaría en algo —sus palabras fueron duras y mordaces, advirtiendo a nadie que siguiera presionándola sobre el tema.

David caminó detrás de ella unos metros atrás, sintiendo su necesidad de espacio y de calmarse. Tenía fe en que ella encontraría una manera de derrotar a Zelena, con o sin magia. Diablos, si se acercaba lo suficiente a la Bruja Malvada, lo haría él mismo. Zelena había estado aterrorizando a Regina y poniéndolas a todas en peligro durante demasiado tiempo, esta era la gota que colmó el vaso. Había tenido múltiples oportunidades para cambiar, oportunidades que ninguno de ellos, incluido Robin, debería haberle dado en primer lugar.