Finales Alternativos (EvilCharming)

Capítulo 20

—Regina, cariño —se rió David en voz baja mientras estaba en la puerta de su habitación con su café de la mañana, normal en una mano y su descafeinado en la otra mientras la observaba pelearse con el cierre de su vestido en el espejo—. No creo que puedas usar ese más.

Sus ojos lo miraron fijamente en el reflejo, haciéndole saber al instante que no era lo que debía decirle. Sus ojos de chocolate se estrecharon considerablemente cuando él se movió, preparándose para la ira de su temperamento, que en estos días estaba muy irascible. Ya tenía seis meses, su barriga se estaba redondeando considerablemente y consideraba que la mayoría de su ropa no le quedaba bien. Él había intentado que pidiera ropa de maternidad, pero ella estaba siendo testaruda y encontraba defectos en todo lo que él sugería. Era una cosita vanidosa, y su barriga creciente no era algo a lo que se acostumbrara fácilmente.

—Sí, puedo, pero no puedo alcanzarlo sola —dijo entre dientes—. ¡Deja de juzgarme y ven a ayudarme!

Suspiró, dejó los cafés en la cómoda antes de dirigirse hacia ella y pararse detrás del espejo. —No te estoy juzgando, Regina. Solo creo que es hora de que dejes de usar ropa normal y compres algunas prendas de maternidad.

—No usaré esas monstruosidades elásticas, David —jadeó como si él le hubiera sugerido a la reina que usara ropa campesina—. ¿Estás diciendo que necesito hacerlo? ¿Crees que estoy gorda ahora? —Lo miró fijamente en el espejo mientras él intentaba cerrar la cremallera de la parte de atrás de su vestido, mirándola con vacilación mientras aún estaba muy abierto alrededor de su cintura, donde sobresalía su estómago.

—Respira profundamente —le advirtió levantando una ceja—. Estás siendo irracional, nunca te llamé gorda.

—¡Oh! ¡Ahora soy irracional Porque quiero usar mi propia ropa y no una horrible tienda de campaña de maternidad! —espetó, levantando las manos en el aire antes de irrumpir en su armario. Él se quedó quieto, observando cómo su rabieta perdía fuerza mientras tomaba prendas de las perchas y las arrojaba al suelo. Estaba perdiendo fuelle, gracias a Dios. Al menos no se había quemado nada esta vez.

—Oh, a la mierda con esto —resopló, haciendo girar una mano en el aire y estallando en humo violeta. David la vio vestida con un elegante y ajustado vestido de suéter negro cuando las nubes se disiparon. Se giró hacia un lado y suspiró para sí misma en el espejo antes de volverse para mirarlo con un puchero en los labios—. Lo siento —ofreció, moviendo los ojos hacia un lado para no tener que mirarlo.

David soltó una risita ante su repentina culpa por la forma en que había perdido los estribos, y le pareció divertido cómo podía pasar de ser una reina malvada y feroz a una Regina de buen corazón incluso más rápido de lo habitual con las emociones elevadas del embarazo. —Te ves hermosa —dijo David mientras acortaba la distancia entre ellos, inclinándose para besarla durante un largo momento.

—No tienes que decir eso —suspiró cuando él se apartó—. Me siento como una perra. Te estoy regañando un minuto y luego te pido que me consueles al siguiente. Digo que estoy feliz por este bebé, pero me quejo cuando crezca, soy tan egoísta. ¿Qué tipo de madre voy a ser? —Lo miró con sus ojos marrones llorosos. Oh, Dios , estaba más emocionada de lo que debería esta mañana. Iban a llegar tarde al trabajo otra vez.

—Regina, es completamente normal —la rodeó con sus brazos para tranquilizarla—. Tu cuerpo está pasando por mucho en este momento. Eres y serás una madre increíble, Regina. De hecho, juro que Neal parecía decepcionado esta mañana cuando lo saqué de su cuna en lugar de a ti —agregó para aligerar el ambiente, al ver una sonrisa que amenazaba con curvar sus labios.

—¿Ya lo llevaste a casa de Belle? Ella asintió con un suspiro, separándose de él para calzarse un par de tacones, lo que hizo que David frunciera el ceño por la altura de los mismos. Otra cosa por la que estaba siendo terca.