Blossom in Autumn ⏐Chanho

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Christopher se alejó cabalgando de la mansión y condujo a su caballo a lo largo del transitado sendero del bosque que se extendía más allá de los jardines. Tan pronto como hubo cruzado una hondonada y ascendido la ladera opuesta, dejó que el animal corriera a sus anchas, de modo que sus cascos comenzaron a resonar sobre los prados de ulmaria y de hierba amarilleada por el sol.

Stony Cross Park poseía los mejores terrenos de todo Hampshire, con bosques frondosos, praderas cubiertas de flores, charcas y extensos campos dorados. Las invitaciones a la propiedad, que una vez fuera coto de caza de la familia real, eran en esos momentos las más codiciadas de toda Inglaterra.

El flujo más o menos constante de invitados que acudían a Stony Cross Park resultaba muy beneficioso para los propósitos de Christopher, puesto que no sólo le proporcionaba compañía para practicar la caza y los deportes que tanto le gustaban, sino que también le permitía llevar a cabo ciertas maniobras tanto financieras como políticas. Se realizaban todo tipo de negocios en el transcurso de esas fiestas
campestres, en las que Christopher solía persuadir a algún que otro político u hombre de negocios para que apoyara su postura en asuntos de importancia.

La fiesta que estaba a punto de comenzar no tenía por qué ser distinta a cualquier
otra; sin embargo, durante los últimos días, Christopher se había visto asaltado por un
progresivo estado de intranquilidad. Como el hombre racional que era, no creía ni en
premoniciones ni en esas estupideces espiritistas que se habían puesto tan de moda... aunque le daba la sensación de que el ambiente de Stony Cross Park había cambiado de alguna manera. El aire estaba cargado con la incertidumbre de la espera, como la tensa calma que precede a la tempestad.

Christopher se sentía inquieto e impaciente, y no había ejercicio físico alguno que lograra calmar ese creciente desasosiego. Al pensar en la noche que tenía por delante, y a sabiendas de que tendría que relacionarse con los Lee, sintió que la inquietud se transformaba en algo que
rayaba en la ansiedad. Se arrepentía de haberlos invitado. De hecho, renunciaría de
buena gana a cualquier posible negocio futuro con Lee Jonghyun si, de ese modo, pudiera librarse de ellos. No obstante, el hecho era que ya se encontraban allí, que permanecerían en su casa durante un mes completo y que lo único que podía hacer era sacarle el máximo partido a la situación.

Christopher tenía toda la intención de lanzarse a una exhaustiva negociación con Lee Jonghyun para conseguir que éste expandiera su industria jabonera y estableciera una fábrica en Liverpool o, quizás, en Bristol. Con toda probabilidad, el impuesto con el que el gobierno británico tasaba el jabón se derogaría en los años venideros, si Christopher podía confiar en los amigos reformistas con los que contaba en el Parlamento. Cuando eso sucediera, el jabón se convertiría en un artículo mucho más asequible para la población en general, hecho que no sólo repercutiría de forma favorable en la salud pública, sino también en la cuenta corriente de Chris.

Siempre y cuando Lee Jonghyun tuviera a bien contar con él como socio.

El único problema era que la presencia de Lee Jonghyun significaba tener que soportar también la de sus hijos y en eso no había vuelta de hoja. Minho y Yongbok eran la personificación de esa moda tan censurable que se había impuesto entre los norteamericanos de mandar a sus herederos a Inglaterra a la caza de un marido. De ese modo, la aristocracia se veía asediada por una horda de omegas ambiciosos que no paraban de cotorrear sobre sí mismos con ese acento tan atroz, deseosos de atraer la atracción de los periódicos y ganar publicidad... omegas carentes de elegancia, ruidosos y engreídos que no tenían más ambición que la de comprar un título con el dinero de sus padres... cosa que solían conseguir en la mayoría de los casos.

Christopher había llegado a conocer muy bien a los hermanos Lee durante la última estancia de los omegas en Stony Cross Park, y poco podía decir a favor de ninguno de ellos.