Estaba en la escuela, aburrido como de costumbre.
La verdad, no había mucho que me interesara allí.Era popular, tenía un grupo de chicas que siempre me rodeaban, pero ninguna me llamaba la atención de verdad.
Parecía que todos a mi alrededor estaban disfrutando de la "mejor parte de sus vidas" como solía decir Andreas, mi mejor amigo.
Siempre se las arreglaba para asustarme o distraerme con historias sobre sus noches con sus novios. A veces, me preguntaba si había algo mal en mí.
Andreas bromeaba, diciéndome que era el momento ideal para estar con alguien, pero yo no encontraba a nadie que realmente me interesara.
Tenía una novia, Nikki. Era linda, atractiva, y siempre atenta, pero había algo en ella, o tal vez en mí, que no encajaba. Nunca lograba sentir esa chispa, esa emoción que según Andreas, debería estar experimentando.
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Más tarde, esa noche, las cosas siguieron su curso habitual. Nikki y yo terminamos en la cama. Ella estaba debajo de mí y aunque me esforzaba, algo no estaba bien.
Ella terminó y se quedó dormida, pero yo me sentía insatisfecho, vacío. La observé por un momento, notando cómo se había quedado profundamente dormida, sin preocuparse por lo que yo pudiera estar sintiendo.
Me levanté con cuidado para no despertarla, me puse una bata de terciopelo que había dejado en la silla junto a la cama, y salí al pequeño patio de su casa.
El aire fresco de la noche chocó contra mi piel desnuda solo llevaba el pantalón. Me senté en una de las sillas de mimbre, abrumado por una sensación de aburrimiento que no podía sacudirme.
Las estrellas estaban dispersas en el cielo, pero ni siquiera eso lograba calmar mi mente. Sentía que estaba atrapado, como si algo crucial me estuviera faltando, algo que ni siquiera sabía cómo describir. El silencio de la noche solo acentuaba mi descontento.
Mientras observaba las sombras en el suelo, no podía evitar preguntarme ¿Es esto lo que se supone que debo sentir? ¿Por qué no era suficiente? No sabía en ese momento que esa sensación sería el comienzo de algo mucho más profundo, algo que cambiaría mi vida para siempre.
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En la escuela, Nikki siempre se molestaba cuando me veía hablando con otras chicas. Para ser sincero, a mí no me importaba tanto. Era más bien una costumbre que una necesidad simplemente pasaba tiempo con quienes me resultaban interesantes, sin que hubiera mucho más detrás de esas conversaciones.
Sin embargo, la irritación de Nikki se hacía evidente cada vez que me encontraba hablando con alguien más.
Sus celos parecían no tener fin, pero no podía evitar sentir que su descontento era un problema que no estaba dispuesto a cargar. Había algo más en juego, algo que no terminaba de comprender, pero que me mantenía distante.---
Una mañana, al despertar, noté una extraña tensión en el ambiente de la casa. Al salir de mi habitación, encontré a mi madre en la sala, sentada en el sofá con el ceño fruncido y un aire de preocupación que no solía tener. Me acerqué y me senté a su lado, preguntándome qué podía estar pasando.
"¿Qué ocurre, mamá?" pregunté, aunque ya presentía que lo que vendría no sería algo fácil de digerir.
Ella suspiró, tomándose un momento antes de hablar. "Axel, vamos a tener que mudarnos. Me han cambiado de sitio de trabajo, y tendremos que irnos a otra ciudad".
La noticia me golpeó como un balde de agua fría. No es que estuviera particularmente apegado a este lugar, pero la idea de cambiar de escuela de dejar atrás todo lo que conocía, era abrumadora.
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Historias Entre Mundos-Bill kaulizt
Romantizm•̩̩͙Nos Estábamos besando apasionadamente cuando me separé un poco y le susurré•̩̩͙ "¿Te hiciste daño cuando caíste del cielo?" Con una sonrisa traviesa, me respondió "Quizás, pero me raspé las rodillas al salir desde el infierno. Y créeme, fue un...