Prisionero

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La lluvia azotaba con furia los techos y
Las ventanas de la ciudad. Truenos rugían en el cielo, iluminando fugazmente las calles desiertas. John, jefe de policía, conducía a toda velocidad. Su hijo Axel estaba en el asiento del copiloto, en silencio, concentrado.

"Tenemos que atraparlo esta vez, Axel" dijo John, su voz grave apenas audible sobre el ruido de la tormenta. "Bill no puede seguir escapando."

Axel asintió, su mente viajando a recuerdos dolorosos. Sabía que la caza de Bill era más que un deber para su padre era una misión personal. Bill había matado a su madre cuando él tenía solo ocho años. Cada arresto fallido solo alimentaba más la determinación de John.

"Lo atraparemos, papá. Esta vez no se nos escapará"  respondió Axel, con una firmeza que intentaba ocultar su propio miedo y dolor.

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En otro lado de la ciudad, Bill observaba la tormenta desde la ventana de un viejo edificio abandonado. A sus 16 años, era ya un criminal experimentado y peligroso. Disfrutaba el caos, la adrenalina de estar siempre un paso adelante de John. Sabía que su enemigo estaba ahí afuera, buscándolo, y eso le hacía sonreír.

"¿Crees que John estará fuera con este clima?" preguntó uno de los secuaces de Bill, con una mezcla de admiración y temor en su voz.

Bill soltó una risa fría.

"Claro que sí. John nunca se rinde. Es como un perro con un hueso" respondió, su mirada aún fija en la tormenta.

La tormenta rugió con más fuerza, y Bill se giró para enfrentarse a sus hombres.

"Prepárense. Si nos encuentran, daremos pelea. No dejaré que John me atrape sin luchar."

John y Axel llegaron al lugar donde creían que Bill se escondía. Las luces de sus linternas cortaban la oscuridad mientras se movían sigilosamente por el edificio en ruinas.

"Papá, creo que lo escuché" susurró Axel, señalando una puerta a la distancia.

John asintió y avanzaron con cautela, sus armas listas. De repente, una risa resonó en la oscuridad, y Bill su figura iluminada por un relámpago.

"Vaya, vaya, mira quién está aquí" dijo Bill con una sonrisa arrogante "John y su pequeño cachorro."

"Ríndete, Bill " gruñó John "Esta vez no escaparás."

"Eso es lo que dices cada vez, John. Pero aquí estamos, tú siempre detrás de mí. ¿No te cansas de perder?"

Un trueno ensordecedor sacudió el edificio, y en un abrir y cerrar de ojos, Bill se lanzó contra John. Los dos hombres cayeron al suelo, luchando ferozmente.

Axel apuntó con su arma, pero la pelea era demasiado caótica para disparar sin arriesgarse a herir a su padre. Finalmente, Bill logró zafarse y salió corriendo hacia la salida.

"¡Axel, ve tras él! " gritó John, levantándose con dificultad.

Axel corrió tras Bill, la lluvia golpeando su rostro mientras salían del edificio. Bill era rápido, pero Axel no estaba dispuesto a dejarlo escapar. La persecución los llevó a un callejón sin salida, y Axel apuntó su arma, jadeando por el esfuerzo.

"¡Detente, Bill!" ordenó Axel, su voz firme a pesar del miedo que sentía.

Bill se giró lentamente, sus ojos brillando con una mezcla de desafío y diversión.

"Parece que el cachorro ha crecido. ¿Qué vas a hacer ahora, Axel? ¿Vas a disparar?"

Axel mantuvo su arma firme, su dedo en el gatillo.  "No me obligues a hacerlo, Bill. Entrégate."

Historias Entre Mundos-Bill kauliztDonde viven las historias. Descúbrelo ahora