Sergio P.
Max frunce el ceño; su cara es de total concentración mientras analiza los datos de su empresa. Lleva puestos unos lentes que lo hacen lucir como esos niños nerds que son unos sabelotodo. Su cabello rubio luce totalmente despeinado y sus mejillas están teñidas de rosado.
—Deja de verme —dice sin apartar la vista de los documentos que tiene frente a él.
—Ni siquiera te estoy viendo. —Le digo blanqueando los ojos.
Max me voltea a ver con una pequeña sonrisa en sus labios. Joder, se ve tan adorable.
—Puedo sentir tu mirada sobre mí. —Max deja sus documentos a un lado para acercarse a mi lado de la cama y sentarse encima de mí—. Nunca disimulas que me estás mirando y tampoco disimulas cuando me estás mintiendo.
Las manos de mi prometido comienzan a acariciar y jugar con los rulos de mi cabello. Sus ojos azules relucen gracias a la luz que entra por la ventana.
Tomo la cara de Max entre mis manos y acerco la suya a la mía para besarlo; sus labios siempre se sienten tan suaves y cálidos. Se siente tan bien tener a alguien como Max siendo mi prometido y futuro esposo.
Los días que pasé fuera de casa se sintieron eternos sin Max; me acostumbré a despertar con él a mi lado, a desayunar juntos, salir a citas y cualquier otra actividad.
—Te ves adorable así. —Señaló sus lentes y sus mejillas sonrojadas—. Luces como si fueras un chico nerd que no tiene amigos.
Maxie se ríe ligeramente y recuesta sus mejillas en mi hombro mientras sigue acariciando mi cabello. Nos quedamos en silencio un par de minutos, simplemente disfrutando de la presencia del otro; no hace falta hablar. Me gusta esta sensación de tranquilidad cada que estoy con Max.
—Sergio. —Me llama—. Quiero tener un hijo tuyo.
—¿Estás seguro? —le pregunto y él asiente; su mejilla sigue recostada en mi hombro.
No puedo negar que la idea de tener un hijo con Max me emociona, pero quiero estar 100% seguro de que él lo desea totalmente. Un hijo significa un cambio radical; él será quien esté gestando durante 9 meses y debe pensarlo muy bien.
—Quiero ser padre y quiero que tú seas el papá de mi hijo. —Max toma mi rostro entre sus manos y me mira con ojos suplicantes—. Quiero que me preñes, quiero que me llenes de ti y me des un lindo bebé.
—De verdad quiero hacerlo, pero no quiero que te arrepientas —le digo apartando mi mirada de sus ojos—. No quisiera ponerte en riesgo a ti y a un bebé.
Max niega totalmente serio y me obliga a mirarlo a los ojos; sus zafiros azules me cautivan completamente.
-No me pondrías en riesgo y mucho menos a un bebé; estoy seguro de que eres muy bueno con los niños. Tienes esa vibra tan protectora y eso es justo lo que necesitamos para nuestro futuro pequeñuelo.
—¿Cómo puedes estar tan seguro de que terminaré preñándote?
El rubio se encoge de hombros, acerca su boca a su oído y me susurra.
—Porque sé que te encanta estar entre mis piernas y dejarme lleno de ti. —Mi entrepierna se alborota en mis pantalones al escuchar las palabras de Max. —¿Me vas a preñar o no?
Asiento frenéticamente.
—Desnúdate y recuéstate en la cama —le ordeno.
No se lo tuve que pedir dos veces porque inmediatamente comienza a deshacerse de su camiseta y sus jeans. Una vez que está desnudo, decidió acostarse en la cama. Max muerde su labio al notar la erección que palpita contra mis pantalones; siento que tenga la polla tan hinchada y llena de semen para hacerle un equipo de fútbol a Max.
Yo también me desnudo en tiempo récord; las manos de Max van inmediatamente a mis abdominales y los acarician suavemente.
—Quiero que veas todo lo que te voy a hacer —le digo al oído y escucho como él suelta un pequeño gemido cuando comienzo a gritar su erección contra la mía.
Tomo las manos de Max y las coloco sobre su cabeza, dirijo mis labios hacia su cuello y comienzo a besarlo. Max mueve sus caderas para crear más fricción entre nuestras erecciones; comienzo a dar pequeñas lamidas a su cuello para después chupetearlo un poco.
—¿Te gusta esto? —Max asiente con los ojos cerrados; con una mano sigue sosteniendo las manos de Max sobre su cabeza y con mi otra mano la dirijo hacia la erección de Max—. Me gustaría probarte.
Su boca se abre con sorpresa ante mis palabras; no les doy tiempo de articular palabra alguna porque bajo mi cabeza hasta posicionarla frente a su miembro. Los ojos de Max me miran con total deseo y eso me alienta a probarlo. Tomo el miembro de Max y lo dirijo dentro de mi boca.
Comiendo a lamer la cabeza de su miembro y él gime al sentir como mi lengua entra en contacto con el rosado glande. Max clava su erección en mi garganta y yo trato de recibirla toda.
—Amor. —Gime cada que chupó su miembro con ansias; sus ojos se concentran en ver cómo su miembro me llena la boca.
Su líquido preseminal se hace presente después de un par de minutos; succionó la punta de su miembro y eso lo lleva al límite. Max se viene en mi boca, su sabor es dulce; trago todo el semen de Max y me alejo de su miembro.
—Sabes, tal cual lo imaginé, sabes muy dulce.
La respiración de Max es agitada debido al orgasmo que acaba de sufrir. Mi erección palpita con fuerza y tengo que acariciarla para tratar de aliviar el dolor que me genera por lo hinchada que se encuentra.
Justo cuando voy a tomar el lubricante, veo que Max ya lo tiene entre sus manos y me lo ofrece.
Tomo el lubricante y vierto un poco en mis dedos; aquellos zafiros azules están al pendiente de cada movimiento que hago. Dirijo mis manos a la entrada de Max y comienzo a acariciarla con suavidad; él parece estar desesperado por sentirme dentro.
—Sergio... —Me suplica al notar cómo muevo mis dedos con suavidad dentro de él—. Ya quiero sentirte dentro de mí.
Sigo acariciando a Max por unos segundos más hasta que lo noto totalmente listo para recibirme. Sacó mis dedos de su apretado interior y dirigió la punta de mi miembro hacia su entrada. Ambos gemimos al sentir como mi miembro inunda su interior; se siente tan cálido y estrecho.
—Mira cómo me recibes tan jodidamente bien. —Lo penetro hasta el fondo.
Max enrolla sus piernas en mi cintura para que así pueda llegar a sentirme con mayor profundidad en su interior. Mis caderas impactan con destreza los glúteos de mi rubio; la vista es alucinante: mi miembro entrando y saliendo de Max. Mi boca impacta contra la de mi prometido y él aprovecha el beso para tratar de acallar los incontrolables gemidos que emite con cada una de mis embestidas.
—Oh, mierda. —Gimió cuando sintió cómo sus paredes ahorcan mi miembro—. Te sientes tan estrecho.
—Más. —Me pide al notar cómo he bajado el ritmo de mis embestidas; asiento y tomo sus piernas para colocarlas encima de mis hombros.
La posición es tan profunda y lo sé porque Max gime con cada embestida que llega a su punto dulce. Mis embestidas son certeras, rápidas y profundas. Acerco mi boca a los pezones de Max y los lamo con descaro; sus tetas son grandes y me invitan a chuparlas hasta sacarles leche.
Max parece estar llegando a su clímax porque empieza a soltar gemidos tan altos que juraría que se pueden escuchar hasta los establos. El sonido de mis testículos impactando sus glúteos me pone al límite. Sacó mi miembro y lo vuelvo a clavar con más y más fuerza para después iniciar un ritmo constante que me da el tan esperado clímax.
Mi semen inunda el interior de Max; unas pocas gotas escurren de su entrada.
—Asegúrate de que me hayas dejado totalmente lleno. —Me pide con voz agitada y lágrimas de placer rodando por sus rosadas mejillas.
Asiento.
Todo mi semen está dentro de Max y eso me vuelve a poner caliente.
—¿Ahora en cuatro? —me pregunta.
Mi tarde se resumió en follar a Max e inundarlo con todo mi semen; follamos hasta en el baño. Él acabó cansado y se quedó dormido después de una buena ducha. Lo veo dormir plácidamente y me pregunto cómo sería un hijo de nosotros; una sonrisa se forma en mis labios al imaginarme una mini versión de Max.
La genética de Max es muy dominante porque él se parece mucho a su padre, padre que ha estado en contacto conmigo. Según Jos, está muy feliz por mi compromiso con su hijo. Ha iniciado a preocuparse por Max, pero no justifica toda la mierda que le ha hecho al hombre que duerme a mi lado. Verstappen ya me ha pagado los intereses que generó su deuda conmigo y parece que les está yendo bien con sus negocios. Jos Verstappen tiene los días contados porque no se me olvida toda la mierda que ha hecho contra niños y mujeres, pero sobre todo la mierda de padre que fue con mi rubio.
Estoy seguro de que Max será el padre que nunca tuvo; yo le daré el cariño que sus padres nunca le han dado y lo cuidaré como nunca nadie tuvo la intención de hacerlo. Max es todo lo que me importa y su bienestar va por encima de cualquier cosa; no importa si tengo que cancelar reuniones o algo porque Max lo vale todo.
Me acerco a mi rincón y deposito un pequeño beso en frente y sus párpados.
—Te amo, Maxie.
Yeiiiiii.
Volví a actualizar 🤗.
He estado un poquito ocupada, pero mañana (bueno, hoy me quiero dedicar a actualizar lo más que pueda).
Muchas gracias por el apoyo y la paciencia que me han tenido.
Los tq, Kat💋.
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Criminal Love
RandomUna noche candente en un club nocturno cambia totalmente la vida de Max Verstappen, el joven empresario queda totalmente cautivado por la actitud dominante del capo de la mafia italiana; Sergio Pérez el cual es la mayor fantasía de cualquier hombre...