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Se despertó bastante tarde. Se bañó rápido, limpiando bien su trasero y su cuerpo del semen ajeno. Se seca sin cuidado mientras se viste, no quiere llegar tarde al trabajo, ayer olvidó poner su alarma y hoy despertó media hora más tarde que lo usual.
Observa al demonio dormido, abrazado a la almohada y siente envidia, quisiera estar dormido también. Sale del departamento después de tomar desayunar un yogurt.
Intenta hacer todo rápido, no quiere pensar de más en lo que pasó ayer.
—Buen día, Jimin —saluda la recepcionista Kim Seoyeon, una de las pocas amables—. Alguien vino a buscarte hace unos minutos, creo que esperaba verte antes de que empezara la jornada.
Jimin observa el reloj, alcanzó a firmar su hora de llegada justo dos minutos antes.
—¿Quién? —dice curioso, no tiene muchos amigos.
—Park Haewon, dijo que era tu madre —revisa su libreta—, dejo una nota para ti.
Oh, no...
—¿Cómo sabe que trabajo aquí? —habla con claro miedo, Seoyeon no entiende la actitud de Jimin y le pasa la nota, Jimin ni siquiera la lee—. No quiero comunicación con ella, no le des ninguna información sobre mí.
—Entendido, Park.
—Si vuelve a estar por aquí, habla a seguridad, tengo un proceso legal contra ella.
Seoyeon abre un poco sus ojos, no pensó que la relación de Jimin con su madre fuera tan mala.
—Bien, Park, hablaré a seguridad si regresa —la mujer le dedica una sonrisa comprensiva, imaginándose lo mala que tuvo que ser la relación para terminar en pleitos legales—. Te hablaré si vuelve aquí.
—Gracias.
Todo el día pensó en su madre, ni siquiera la cara de pocos amigos de Dohyun le sacó de su cárcel mental. No tiene idea de cómo averiguó donde trabaja, saber que ella está rondándole, le provoca escalofríos.
Se siente un mal hijo por no quererla cerca, pero sabe que mientras siga casada con ese hombre que lo lastimó, no pueden recuperar su relación de madre e hijo. Aunque presiente que nunca podrán recuperar la conexión que tuvieron durante su infancia.
La hora de salida llega más rápido de lo pensado, siente que fue poco productivo, se obliga a quedarse una hora más como compensación. Hoy su mente estuvo muy dispersa.
Después de su hora extra, sale de la empresa y camina sin muchos ánimos hasta la estación del subterráneo. Hoy sí se sentaron a su alrededor, sospecha que Yoongi era el causante que provocaba un halo de inmunidad a su alrededor. Hablará con el demonio sobre eso.
Claro, si puede sostenerle la mirada por más de dos segundos sin sentirse intimidado por sus ojos negros y sin recordar lo que pasó ayer.
Jimin entra al departamento, Yoongi saca el rostro del libro que estaba leyendo y observa a su humano. Jimin finge buscar algo en su mochila, no se atreve a ver a Yoongi.
—No te despediste de beso hoy —farfulla manera infantil, Yoongi a veces olvida que tiene casi quinientos años.
Jimin ríe porque esa sea la queja del demonio.
—No sabía que tenía que hacerlo, además se me hizo tarde.
—Eres muy cursi —se burla por la evidente pena que su humano experimenta ahora—, esperaba que hicieras eso hoy.
—Oh...
—¿Qué pasó? —su tono cambia, Jimin encuentra muy interesante como los ojos negros de Yoongi son explícitos y trasparentes, pese a no ser muy efusivos. Es como si no tuviera un filtro a la hora de mostrar sus reflexiones.
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Cubiertos de Iridiscencia «Yoonmin»
Fanfic︵‿⛧‿︵ Jimin delinea uno de los cuernos ajenos y observa fijamente el cabello liso y negro como el abismo. Sonríe sintiendo la textura lisa bajo la yema de los dedos. Yoongi se quedó dormido gracias a las caricias delicadas y al olor dulzón y envolv...