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El camino a su departamento fue lento, no quería llegar y ver al demonio ahí, haría preguntas y lo más probable es que se burlaría de él. No necesita que alguien más lo trate como una mierda. Le pidió al taxista que lo dejara algunas cuadras antes, caminar le ayuda a despejar su cerebro. Observa su reflejo en la ventana de un local, luce triste, al borde de las lágrimas, pero sin el ánimo de llorar porque no quiere que Yoongi se ría de él.

Si hubiera aceptado los favores sexuales del demonio, nada de esto estuviera pasando.

Su recorrido sigue hasta subir las escaleras hacia su departamento, abre la puerta de manera silenciosa, Yoongi no está y descansa al no verle ahí. Enciende la luz y va al baño. Toma una ducha y se limpia el maquillaje del rostro.

Aprovecha para llorar un poco mientras se enjabona el rostro.

Suspira decepcionado.

Parezco un fracasado...

Está haciendo su rutina de cuidado de la piel cuando escucha como tocan la puerta.

—Soy yo, abre —habla del demonio desde afuera.

Jimin abre y le ve cargando un par de bolsas plásticas llenas de sabe-qué-cosa.

—Dime que no mataste al gato que alimento todos los días y lo echaste en esas bolsas.

—Claro que no, me gustan los... ¿Qué pasó? —se interrumpe a sí mismo cuando ve los ojos irritados del humano

Jimin le deja entrar. Niega, quitándole relevancia a sus ojos lacrimosos, se obligó a dejar el llanto, su serum de niacinamida es muy caro, no lo echará a perder con sus lágrimas.

Prioridades.

—¿Por qué no simplemente atravesaste la puerta?

—La comida no puede hacerse intangible como yo... y responde a mi pregunta —deja las bolsas en una diminuta mesa multiusos.

—Nada.

—¿Estás llorando?

—No.

—Tú no mientes, ¿por qué estás mintiéndole a un demonio?

—Lloré hace unos minutos, ahora ya dejé de hacerlo —explica rápido sin ánimos de decir más. Esparce crema hidratante en sus mejillas y las distribuye por todo el rostro.

—¿Por qué? —se sienta en la cama y ve a Jimin hurgar entre lo que trajo Yoongi.

—Mi cita no fue bien, digamos que... ya no volveré a salir con Dohyun —guarda un par de cosas en el refrigerador para que no se echen a perder—, él no se portó bien conmigo, supongo que estás feliz —sonríe más triste de lo que planeaba, cree que riéndose de su miseria, no le dolerán los comentarios que Yoongi pueda tirarle.

—No —frunce el ceño y cruza sus brazos—. No deseo que te vaya mal, no confundas mis intenciones. ¿Qué hizo?

—Nada, rechazarme, nada nuevo.

—Pensé que estaba encaprichado contigo —dice quitándole importancia, como si no fuera una información que le molesta. Y no lo malentiendan, ser posesivo es parte de su naturaleza.

—Sí, yo también —suelta una sonrisa agridulce.

—¿Te hizo algo? —su voz suena de ultratumba, incluso Jimin se siente sobrecogido.

Jimin piensa detenidamente, no le hizo algo físico, pero tiene que admitir que golpeó su autoestima de una forma diferente. Es la primera vez que salió con alguien y resultó fatal, ya no tiene ánimos de salir con nadie más.

Cubiertos de Iridiscencia «Yoonmin»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora