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Jimin está abrazado a ese peluche de pollito que tanto quiere, Yoongi le dio algo a lo que afianzarse para que se relajara mientras se recupera de la conmoción. Duerme tranquilo, como si no hubiera estado chillando y pataleando hace unas horas, Yoongi lee el libro que tanta emoción ha causado en Jimin, pero que no remueve ninguna fibra sensitiva en él.
Amor platónico, bazofia.
Lleva cinco capítulos cuando nota a Jimin removerse entre la cobija en la cual enrolló como si fuera una camisa de fuerza. Finge concentrarse en ese libro e ignora la mirada atenta de Jimin en él.
—Ni se te ocurra lanzarme algo o quemaré esta mierda —habla el demonio sin voltearlo a ver.
Jimin asiente asustado.
—Y si vas hablar, no grites —advierte.
Jimin asiente nuevamente y se desenreda de la cobija, ve fijamente al ser de cuernos sentado cercano a él, pero lo suficiente lejos como para no causarle un ataque al corazón.
—Quién... qué eres... —susurra aferrándose a la cobija como si fuera un escudo anti-demonios.
—Por fin no hablas incoherencias —deja el libro al costado y mira a Jimin, éste aún no puede sostenerle la mirada y lo entiende—. Soy Min Yoongi, un demonio y...
—Oh, Dios —lleva sus manos hacia la boca para callar su histeria—, perdón, eres un alma en pena, tú vivías aquí y llegué a molestar, lo siento, lo siento... yo... me iré, lo juro —habla trabado por el miedo que la presencia del demonio causa.
—Silencio, aún no termino.
Jimin asiente obediente.
—Soy un íncubo y fui asignado a ti para complacerte en el ámbito sexual —explica y el rostro de Jimin no puede estar más que sorprendido.
Íncubo, claro, ese término le suena, apareció en las búsquedas que realizó en internet hace ya tiempo, le prestó poca atención porque nunca ha sido muy creyente.
—¡Oh, Dios, me corrí en tu boca! —lleva las manos hacia la cabeza, avergonzado, ambos escuchan como golpean la pared de un costado, el vecino debe estar harto de tanto grito.
—Dos veces —especifica con debo índice y medio el demonio.
Jimin no sabe dónde meterse, estaba muy bien sin saber que un ente demoniaco lo asechaba por las noches para comerle la polla.
—Lo siento.
Jimin le cree cada palabra al demonio, su aspecto es infernal y apuesta que así de horribles e intimidantes deben lucir esos seres del inframundo. Además que esa aura negra rodeándolo y su olor a ceniza le confirman que Min Yoongi no es de este plano terrenal.
—No importa —contesta calmo, pese a estar sentado en el suelo, con las piernas flexionadas, su presencia aún luce gigantesca en ese pequeño departamento.
—Y... de verdad lo siento, no quise ofenderte —hace una reverencia corta, no sabe cómo actuar con el demonio—. Pero creo que te equivocaste, no necesito que nadie me complazca sexualmente, estoy bastante bien.
Yoongi suelta una carcajada burlona y Jimin frunce el ceño molesto.
—Consigue a alguien más, yo estoy bi... ¡no toques eso! —agita una de sus manos para intentar alcanzar el objeto.
Yoongi hace levitar el consolador morado que tanto ha acompañado a Jimin y tanto le ha torturado la mente a él.
—Este pequeño pene plástico dicta lo contrario, Park Jimin.
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Cubiertos de Iridiscencia «Yoonmin»
Fiksi Penggemar︵‿⛧‿︵ Jimin delinea uno de los cuernos ajenos y observa fijamente el cabello liso y negro como el abismo. Sonríe sintiendo la textura lisa bajo la yema de los dedos. Yoongi se quedó dormido gracias a las caricias delicadas y al olor dulzón y envolv...