︵‿11‿︵

95 12 1
                                    

︵‿11‿︵ 

Jimin no dejó de ver al demonio durante todo el viaje en taxi, fueron pequeñas miradas que Yoongi no notó, estaba muy ocupado sosteniendo una de las cajas del humano, tenía miedo de que alguna de las pequeñas botellitas de suero facial cayera y se quebrara.

Yoongi ha notado que la rutina de piel de Jimin es un paso muy importante, sobre todo los fines de semana y los lunes por la mañana.

Al entrar al departamento, Yoongi suspira aliviado.

—Tiene balcón —es lo primero que nota Yoongi después de haber ayudado a bajar todas las pertenencias del auto. Jimin comienza a limpiar el closet para acomodar su ropa y la del demonio, algún día le preguntará de dónde consigue todos sus trajes, ahora ya tiene una variedad más amplia de ropa tradicional coreana.

—Sí, estaba harto de la humedad, el primer requisito para mí, era una buena ventilación —dice sacando su cuerpo del closet y viendo a Yoongi, el cual se está acomodando su único hanbok blanco manga larga, uno que Jimin escogió en una tienda departamental cercana a su anterior residencia. Cuando la compró pensó que el demonio no se la pondría, pero grande fue su sorpresa cuando lo aceptó con una mirada seria acompañada de un agradecimiento, a simple vista, sincero.

—Y el techo es más alto que el anterior —nota Yoongi percatándose de que esta vez sus cuernos no chocarán con la lámpara.

—Bueno, si pasaras más tiempo en tu forma humana, no tuvieras esos problemas —dice como si no fuera nada, regresa su cuerpo al closet y siente sus mejillas calientes. Tiene que admitir que la forma humana del demonio es bastante... bonita, y no le molestaría verlo así más seguido.

—No puedo pasar tanto tiempo así.

—¿Por qué? —no puede evitar decirlo con un aire decepcionado.

—Porque es incómodo y porque no me place.

—Está bien...

—¿Te gusto más de humano? —alza una de sus cejas, pero Jimin no puede verlo.

—¡No! —contesta rápido mientras finge acomodar una de sus chaquetas—, es decir, eres casi el mismo, tu rostro no cambia, bueno... cambia un poco... no mucho —habla atropellado y ríe por su propio juego de palabras.

—Mmm... eres malo mintiendo...

Jimin vuelve a reír, sintiéndose pillado, sale del pequeño armario y acomoda el resto de sus pertenencias.

—No miento, pero... de humano te ves menos intimidante, verte sin tus ojos negros, tus piercings y tus cuernos es... extraño, pero definitivamente menos amenazador.

Yoongi no dice nada después de eso, ayuda siguiendo las instrucciones de Jimin para limpiar ese sitio superficialmente porque el arrendador lo entregó limpio, pero Jimin es un poco paranoico con la pulcritud.

—¡Mira! Cabemos los dos —se tira en el colchón el cual se sostiene sólo con una base sencilla de madera—. Hay que ir a comprar sábanas del tamaño y unas almohadas para los dos.

Yoongi asiente, no pensó que su humano lo tuviera en cuenta para esas decisiones, pero se siente agradecido.

—Te seguiré invisible.

—¿Por qué?

Yoongi escucha de nuevo esa voz decepcionada y nota que ha comenzado a descifrar el humor de Jimin sólo con escuchar su voz o ver el batir de sus pestañas. Es algo raro, que muy pocas veces suele pasarle con los humanos que le son asignados, nunca convive tanto con ellos.

—Sólo por esta vez —se rinde ante la mirada tristona.

Jimin sonríe con ojos pequeños y toma una de sus bolsas reutilizables dispuesto a ir de compras con el demonio.

Cubiertos de Iridiscencia «Yoonmin»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora