CAPÍTULO 49

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NICKI

El sonido constante de motores y el murmullo del paddock son un recordatorio persistente de la cercanía de la clasificación. Desde mi oficina, el ruido es un eco distante, pero lo suficientemente presente como para mantenerme en vilo. Mi escritorio es un caos organizado: papeles dispersos, notas garabateadas, y la pantalla de la computadora que parpadea con múltiples pestañas abiertas. Estoy revisando la estrategia de prensa, asegurándome de que cada detalle esté cubierto para que Logan y Aether tengan la mejor cobertura posible. La luz blanca y uniforme de las lámparas fluorescentes baña la sala en un resplandor casi aséptico, acentuando la sensación de estar atrapada en una burbuja de tensión.

De repente, la puerta se abre de golpe y Logan entra. Su presencia llena el espacio de inmediato, y el silencio que sigue es casi palpable. Levanto la vista y lo observo. Hay algo diferente en su expresión; su rostro, normalmente con una sonrisa seductora cuando me mira, está ahora marcado por una tensión evidente. Siento una punzada de preocupación y frunzo el ceño.

—¿Qué pasa? —pregunto, esforzándome por mantener mi voz calmada, aunque la inquietud crece dentro de mí como una ola que amenaza con desbordarse.

Logan se deja caer en la silla frente a mí, sus ojos recorren los documentos esparcidos sobre mi escritorio antes de encontrar los míos. Hay tormenta en su mirada, una lucha interna que parece consumirlo.

—He hablado con tu padre —comienza, su voz baja y cargada de emociones reprimidas—. No fue una conversación fácil.

El nudo en mi estómago se aprieta aún más. El tono grave de su voz y la rigidez en sus hombros hacen que mi mente se inunde de posibilidades, ninguna de ellas buenas.

—¿Qué pasó? —logro preguntar, aunque mi voz es apenas un susurro. Dentro de mí, las preguntas se arremolinan, pero trato de mantener la compostura.

Logan se pasa una mano por el cabello, despeinándolo más de lo habitual, y sus ojos, que antes estaban fijos en los míos, se desvían hacia la ventana. Es como si estuviera buscando las palabras correctas o, quizás, el valor para decir lo que tiene que decir.

—Lorenzo sabe de nosotros —dice finalmente, y la habitación parece encogerse con el peso de sus palabras—. Estaba furioso. Me acusó de ignorar sus advertencias, de poner en riesgo tu bienestar... de no ser lo suficientemente bueno para ti.

Mi corazón late con fuerza, y la preocupación se transforma en una especie de pánico contenido. Conozco a mi padre, sé lo protector que puede ser, pero escuchar a Logan describir su enojo me duele de una manera que no esperaba. Es como si cada palabra fuera una astilla clavándose en mi propio sentido de seguridad.

—¿Te ha despedido? —pregunto, con la voz temblorosa, luchando por mantener el miedo a raya.

Logan niega con la cabeza, pero el gesto es lento, casi resignado.

—No. Creo que no, pero dejó claro que si te hago daño, haría todo lo que esté a su alcance para protegerte, incluso si eso significa poner en riesgo mi carrera.

El peso de sus palabras me deja sin aliento. Mi padre es capaz de muchas cosas en nombre de la protección, pero esto... esto va más allá de lo que imaginaba. El silencio se instala entre nosotros, cargado de incertidumbre y temor.

—¿Le hablaste del embarazo? —le pregunto, mi voz apenas un susurro, temiendo la respuesta.

Logan niega lentamente, su mirada fija en algún punto indefinido de la habitación, como si las paredes pudieran ofrecerle algún tipo de consuelo.

—No pude —admite finalmente, soltando un largo suspiro—. Lorenzo ya estaba bastante alterado por nuestra relación. Si le hubiera dicho lo del bebé en ese momento, temo que habría sido aún peor.

Curvas Peligrosas [+18]  [Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora