CAPITULO 2

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LA LLEGADA DE LAS NUEVAS EMOCIÓNES

Alegría y Furia estaban en una esquina del cuartel general, recordando todo lo malo que habían pasado. A pesar de los esfuerzos de Alegría por mantenerse optimista, había una tensión en el ambiente que era imposible ignorar. Las palabras de Furia, aunque duras, mostraban la gravedad de lo que habían vivido.

—¿Recuerdas cuando pensamos que ya no saldríamos de esa? —dijo Alegría, intentando que su voz no temblara.

—Sí, no estuvo chido —respondió Furia, con su usual tono áspero—. Pero seguimos aquí.

— No nos va a chingar tan fácil esto.

De repente, un destello brillante interrumpió la conversación. Alegría entrecerró los ojos, tratando de entender qué estaba pasando. Cuando la luz se desvaneció, un nuevo ser estaba frente a ellos.

Su apariencia era peculiar: piel verde clara, cabello ondulado de color negro y morado, y una expresión enigmática que hizo que Alegría se estremeciera un poco.

El nuevo ser se presentó de inmediato con una sonrisa Algo Tímida:

—Soy Frenesí, y a partir de ahora voy a agitar un poco las cosas por aquí.

Antes de que Alegría pudiera decir algo, sintió una mano en su hombro. Se giró rápidamente y al ver a la figura detrás de ella, soltó un grito ahogado.

—¡¿Qué carajos…?! —gritó Alegría, sosteniendo la cruz que siempre llevaba consigo. La figura, con un estilo gótico intimidante, cabello bicolor azul y verde, y piercings en el rostro, era aterradora.

—Tranquila, no muerdo —dijo la figura, y antes de que Alegría pudiera reaccionar, hizo un sonido de ladrido, burlándose de su miedo.

—Soy Soberbia, nena. ¿Qué? ¿Nunca habías visto a alguien tan pinche elegante?

Alegría apenas tuvo tiempo de reaccionar cuando escuchó risas. Dos figuras idénticas aparecieron, peleando y jugando entre ellas. Llevaban la misma chamarra deportiva mostaza y pantalones negros, con cabello rosado que casi se confundía con rojo. Nadie podría distinguirlas a simple vista, lo que hacía que siempre fueran confundidas.

—¡Yo soy Avaricia! —dijo una.

—¡Y yo soy Ambición! —dijo la otra.

—Aunque seguro nos vas a confundir—dijeron al mismo tiempo mientras reían

De repente, un grito resonó en la sala:

—¡Yo ho, yo ho, un pirata soy!

Era una figura vestida como pirata y con un garfio en la mano, con piel verde y cabello naranja, y profundas ojeras verdes pero más oscuras, que lo hacían parecer aún más sombrío. Nadie sabía por qué vestía así, pero su actitud despreocupada no ayudaba a resolver el misterio.

—Soy Culpa —dijo mientras agitaba su garfio

— Y llevo todo el peso del mundo sobre mis hombros.

Finalmente, una figura con piel rosada y cabello largo y ondulado entró, sosteniendo un ramo de flores. La dulzura que irradiaba contrastaba enormemente con el ambiente tenso.

—Hola, soy Enamoramiento —dijo con una voz melosa—. Espero traer algo de amor a este lugar.

Alegría, observando a todos estos nuevos seres que habían aparecido de la nada, no pudo evitar sentirse abrumada.

La situación se estaba volviendo cada vez más extraña.

Justo cuando pensaba que el susto había pasado, Soberbia, la figura gótica, se acercó de nuevo. Esta vez, le tapó los ojos y, con una voz burlona, susurró

— Me voy a llevar tu alma...

Alegría, aterrorizada, gritó nuevamente

— ¡Por Dios! ¡No hagas eso!

Soberbia simplemente la miró, sonriendo traviesa, y dejó escapar otra risa contenida.

—Relájate, nena —respondió Soberbia

—Parece que has visto al diablo —bromeó.

—¡No mames, pareces satánica! —soltó Alegría, aún nerviosa, pero intentando mantener algo de humor en la situación.

Después de que todo se calmó un poco, Alegría tomó un respiro profundo y decidió reflexionar sobre las nuevas figuras que habían aparecido. Mientras las observaba, cada una tenía algo que la inquietaba:

Frenesí, con su apariencia enigmática y comportamiento impredecible, era difícil de leer. No sabía si confiar en él o mantener la distancia.

Soberbia era sin duda la más aterradora. Con su estilo oscuro y su humor retorcido, parecía disfrutar de asustarla. Aunque trataba de tomárselo a la ligera, Alegría no podía evitar pensar que había algo más profundo y siniestro en ella, pero algo que le agradaba.

Avaricia y Ambición, las gemelas, siempre confundidas entre sí, parecían más una molestia que una amenaza, pero su constante pelea entre ellas podía volverse un problema.

Culpa, aunque extraño, no parecía peligroso, pero Alegría no podía dejar de preguntarse qué era lo que lo hacía vestirse como pirata. Su mirada tenía un peso de culpa que nadie entendía.

Y Enamoramiento, con su dulzura y apariencia inocente, era la que menos encajaba en todo esto. Sin embargo, Alegría no podía bajar la guardia, sabiendo que las apariencias engañan.

Suspiró, dándose cuenta de que tendría que estar más atenta que nunca. Este grupo traía consigo un aire de misterio y peligro que no podía ignorar.

Intensa-Mente - El Pasado vuelve Donde viven las historias. Descúbrelo ahora