CAPITULO 20

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LA HUIDA SANGRIENTA

Alegría corría desesperada por los oscuros pasillos del cuartel general. Su respiración era agitada, y su corazón latía con fuerza mientras trataba de encontrar una salida. El eco de la risa perturbadora de Soberbia resonaba en las paredes, aumentando su miedo y desesperación.

Furia, por su parte, había logrado liberar a las gemelas Avaricia y Ambición, pero la victoria fue efímera. Frenesí, recuperando la consciencia después de ser noqueado por Furia, lo sorprendió desde atrás.

-¡Pinche cobarde! -gritó Furia mientras se giraba, pero fue demasiado tarde.

Frenesí, con una sonrisa sádica, apuñaló a Furia por la espalda, hundiendo el cuchillo profundamente y haciendo que un torrente de sangre brotara de la herida. Furia dejó escapar un grito ahogado, sintiendo cómo sus fuerzas lo abandonaban mientras la sangre empapaba su ropa.

-¿Así que te creías muy chingón, no? -se burló Frenesí, retorciendo el cuchillo antes de sacarlo lentamente.

Furia cayó al suelo, intentando levantarse pero sintiendo cómo la vida se le escapaba. Con su última pizca de fuerza, murmuró con voz débil:

-No eres más de una copia barata de Temor...

Frenesí se inclinó sobre él, disfrutando de cada segundo.

— Temor trató de hacer lo que yo estoy logrando, cabrón. Pero yo sí lo haré bien. -dijo mientras limpiaba el cuchillo en la ropa de Furia, quien ya apenas podía moverse.

Mientras tanto, Alegría había logrado esconderse en un cuarto oscuro, tratando de calmar su respiración. Sabía que Soberbia estaba cerca; podía oírla.

-Alegría... vamos, querida...-la voz de Soberbia se escuchó desde la puerta, cada palabra impregnada de malicia

- Sé que estás ahí, no te hagas pendeja

Alegría contuvo el aliento, sintiendo cómo el terror la paralizaba. Soberbia entró al cuarto, sosteniendo un hacha en su mano y mirando a su alrededor con una sonrisa torcida.

-Vamos, ¿crees que esto va a funcionar? -dijo con un tono burlón -. No te escondas como una pinche cobarde, sal y enfrenta tu destino como la perra que eres.

Alegría sabía que su tiempo se estaba acabando. Si no encontraba una forma de escapar, no viviría para ver el amanecer.

Frenesí, por su parte, no había terminado su trabajo con Furia. Lo observó en el suelo, sangrando profusamente, y decidió que había disfrutado suficiente. Justo cuando se disponía a darle el golpe final, se oyó un grito en el cuartel.

-¡Frenesí, ven aquí ahora! -gritó Soberbia desde el cuarto oscuro, y Frenesí, con una última mirada despectiva a Furia, se marchó, dejando a Furia en un charco de su propia sangre.

Furia, luchando contra la inconsciencia, supo que tenía que hacer algo, cualquier cosa, para evitar que Alegría corriera la misma suerte. Con un esfuerzo sobrehumano, se arrastró lentamente hacia la salida, decidido a enfrentarse una vez más a los asesinos.

Pero mientras tanto, en el cuarto oscuro, Soberbia se acercaba peligrosamente a Alegría, disfrutando del miedo que sabía estaba causando. Cada paso resonaba como un tambor en la mente de Alegría, sabiendo que su vida pendía de un hilo.

Soberbia lanzó una mirada rápida a Frenesí, molesta por la forma en que él se acercaba demasiado a Alegría. Sin embargo, no dijo nada, solo apretó con más fuerza el hacha en su mano, lista para dar el golpe final.

Alegría, con el corazón latiendo desenfrenadamente, sabía que debía actuar rápido.

-Esto no va a funcionar... -dijo con un tono desafiante, mirando a Soberbia a los ojos.

—Vas a terminar igual que Temor y Desagrado, muertos y olvidados.

La provocación tuvo su efecto. Soberbia, furiosa, levantó el hacha con la intención de acabar con Alegría en ese mismo instante.

Intensa-Mente - El Pasado vuelve Donde viven las historias. Descúbrelo ahora