Intensa-Mente - El Pasado vuelve

CAPITULO 19

LA REVELACIÓN FINAL...

Alegría y Furia caminaban por el oscuro pasillo del cuartel general. El ambiente era opresivo, y el silencio entre ellos solo lo hacía más insoportable.

Las sombras se alargaban en las paredes, creando figuras inquietantes que se movían al ritmo de sus pasos.

Intentando aliviar un poco la tensión, Alegría soltó,

—Esto antes estaba lleno de vida… Ahora parece un maldito cementerio.

—¿Crees que alguna vez podamos arreglarlo todo?

Furia suspiró profundamente, con la mirada perdida, Lo dudo, Alegría. Hemos cambiado demasiado, todos nosotros.

Pero no podemos rendirnos ahora. Debemos luchar hasta el final.

Alegría asintió, aunque sabía que las palabras de Furia eran solo la cruda verdad. Sin embargo, el peso de los recuerdos y lo que había perdido era abrumador.

De repente, Furia se detuvo y vio una botella de agua sobre una mesa cubierta de polvo. La tomó y bebió un largo trago, tratando de aliviar la sequedad en su garganta. Pero, casi de inmediato, sintió que algo estaba mal. Sus movimientos se volvieron torpes, y su visión comenzó a nublarse.

—¿Qué… qué carajos es esto? murmuró Furia antes de tambalearse y caer al suelo, inconsciente.

—¡Furia! gritó Alegría, corriendo hacia él, pero antes de poder reaccionar, sintió un fuerte golpe en la parte trasera de su cabeza. Todo se oscureció.

Cuando Alegría recuperó la conciencia, se encontró encadenada a una silla en una habitación oscura. Su cabeza palpitaba de dolor, y al intentar mover las manos, sintió el frío metal de las cadenas que la mantenían prisionera. Al lado de ella, Furia comenzaba a despertar, todavía aturdido por el sedante.

—¿Qué demonios está pasando? ¡Dónde carajos estamos! gritó Alegría, furiosa y frustrada.

Una puerta se abrió lentamente, y dos figuras enmascaradas y encapuchadas entraron en la habitación.

Alegría reconoció de inmediato las siniestras máscaras de Ghostface.

—¡Quítense la maldita máscara, hijos de puta! ¡Muéstrense de una vez! exigió Alegría, con la furia ardiendo en sus ojos.

Las figuras permanecieron en silencio por un momento, disfrutando de la desesperación y el miedo en la voz de Alegría. Finalmente, uno de ellos dio un paso adelante y lentamente se quitó la máscara, revelando su identidad.

—¿Frenesí? - dijo alegría con una mezcla de sorpresa y traición

Alegría sintió una mezcla de sorpresa y confusión. La sonrisa oscura y retorcida en el rostro de Frenesí hizo que su estómago se revolviera.

—¿Tú? ¿Por qué haces esto? preguntó Alegría, todavía tratando de comprender la traición.

Antes de que Frenesí pudiera responder, la segunda figura se quitó la máscara, revelando a Soberbia. Su rostro estaba lleno de odio y rencor, pero también de dolor.

—¿Quieres saber por qué, Alegría? gritó Soberbia, avanzando hacia ella con los ojos llenos de furia. ¡Porque eres una maldita asesina! ¡

Alegría, horrorizada y confundida, respondió con la voz quebrada, ¡No! ¡No soy una asesina! ¿De qué estás hablando?

Soberbia enojada grita, y hace una gran Revelacion.

—¡Claro que si estúpida perra, Mataste a mi hermana!

Furia, todavía algo aturdido pero tratando de entender, miró a Soberbia.

— Soberbia, tú me habías dicho que tu hermana murió en un accidente…

—No, no, pequeño tontito, intervino Frenesí con una sonrisa sádica.

—Ella no murió en un accidente. Murió en una casa abandonada… a manos de tu querida amiga Alegría.

—Alegría sintió como si el mundo se desplomara a su alrededor. Las lágrimas comenzaron a llenar sus ojos mientras las piezas encajaban dolorosamente en su mente. Confundida y desesperada, se volvió hacia Soberbia,

—¿Eres la hermana de Desagrado?Soberbia, con lágrimas en los ojos, pero con la rabia aún ardiendo en su interior, asintió lentamente.

—Sí, respondió, su voz temblando con una mezcla de dolor y odio.

Antes de que Alegría pudiera procesar completamente la revelación, Frenesí sacó un cuchillo y, con una sonrisa torcida, lo clavó en el brazo de Alegría.

—Ding, ding, ding, al fin lo entienden, gritó, disfrutando del sufrimiento y la desesperación de su víctima.

La habitación se llenó de un tenso silencio, roto solo por el sonido de la respiración agitada de Alegría y los sollozos ahogados de Soberbia. Furia, completamente atónito, miró la escena sin poder comprender completamente la magnitud de lo que acababan de descubrir.

Alegría estaba acorralada, atrapada en una pesadilla que nunca imaginó posible. Frente a ella, las dos emociones que alguna vez habían sido sus aliadas ahora se revelaban como sus enemigos más implacables