CAPITULO 23

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EL FIN DE SOBERBIA

Alegría, con el cuerpo adolorido y la respiración agitada, se apoyó contra la pared mientras las gemelas, Avaricia y Ambición, la ayudaban a mantenerse en pie. El peso de lo que acababa de suceder todavía estaba fresco en sus mentes, pero no había tiempo para relajarse. La sangre de Frenesí aún goteaba del cuchillo que Alegría sostenía con fuerza, y sus mentes estaban en alerta máxima.

De repente, un leve gemido captó su atención. Las tres se giraron rápidamente y vieron a Furia, quien, sorprendentemente, seguía con vida, aunque gravemente herido. Estaba apoyado contra una pared, con la sangre empapando su ropa, pero sus ojos todavía tenían ese fuego que lo caracterizaba.

-¡Pinche Furia, Como Rayos sigues vivo! exclamó Avaricia, corriendo hacia Furia junto con su hermana.

Ambición le sostuvo la mano mientras Alegría, con esfuerzo, se acercaba a él. La esperanza de que Furia pudiera sobrevivir les dio un breve momento de alivio.

Pero ese momento fue rápidamente interrumpido por un grito desgarrador. Soberbia, con los ojos inyectados en rabia, corría hacia ellas con el cuchillo aún en mano, dispuesta a acabar con todas. Su rostro estaba deformado por la ira y la desesperación, la imagen de alguien que había perdido todo y no tenía nada más que perder.

-¡Maldita perra! ¡No te saldrás con la tuya! -gritó Soberbia, levantando el cuchillo mientras se acercaba a ellas.

Alegría, sin perder un segundo, levantó el arma que las gemelas le habían dado antes. Sus manos temblaban por el esfuerzo y el dolor, pero su puntería no falló. En un acto reflejo, jaló del gatillo, y el disparo resonó por todo el lugar. La bala atravesó la frente de Soberbia, quien soltó un último grito de furia antes de desplomarse en el suelo, inerte.

El cuerpo de Soberbia quedó tendido frente a ellas, el cuchillo todavía en su mano, pero su amenaza había terminado.

-Siempre hay que dispararles en la cabeza -dijo Alegría, con la voz firme y cargada de desprecio

-Pinche loca, te creíste intocable, ¿verdad?

Las gemelas se quedaron en silencio por un momento, procesando lo que acababa de pasar. La tensión en el aire era palpable, pero sabían que Alegría tenía razón. En este juego mortal, no había espacio para la compasión ni para los errores. Furia, desde su lugar, dejó escapar una risa débil.

-Nunca había visto a alguien tan pinche terca -murmuró Furia, con una sonrisa que apenas lograba mantener

-Pero qué bueno que lo eres, Alegría. Nos salvaste el pellejo.

Con Soberbia y Frenesí fuera del juego, el grupo sabía que la amenaza principal había sido eliminada, pero todavía quedaba trabajo por hacer. El horror que habían enfrentado no se iría tan fácilmente, pero al menos ahora sabían que estaban un paso más cerca de la libertad.

Intensa-Mente - El Pasado vuelve Donde viven las historias. Descúbrelo ahora