Capítulo 5

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—¿Hay algo mal con el café?

Mi mirada subió hacia el hombre sentado frente a mí. Me observa con inquietud, a lo cual niego para hacerle saber que no hay nada mal.

—No es eso. — suspiro, dejando de menear el café con la cuchara. —Solo estoy un poco distraída. — tomo la taza y le doy un sorbo. —Muy dulce. — lamo mis labios y vuelvo a tomar otro poco.

—Veo. — es todo lo que dice y volvemos a sumergirnos en un silencio un poco pesado.

Miro hacia fuera del café donde veo a las personas caminan de un lado a otro y vuelvo a irme a las profundadas de mi mente hasta que de nuevo escucho mi nombre.

—Eva.

—¿Hum?

—¿Tienes planea para mañana?

—Es fin de semana lo cual significa que no trabajo y en mis días libres suelo pasarla en casa leyendo o viendo alguna serie.

—¿Hum? ¿Eso es un sí o un no?

—Bueno, ¿Por qué lo preguntas?

—Algunos compañeros de mi departamento acordamos reunirnos en un bar. — aclara su garganta. —Y me gustaría que fueras mi cita.

—¿Yo?

—Si.

—¿Por qué? — mis cejas se alzan un poco. —¿Te gusto? — un rubor colorea sus mejillas y me quedo en silencio esperando su respuesta.

—Eres hermosa, me llamaste la atención desde el primer momento en que te vi.

—Eso fue hace 2 años. — ríe, rascándose la nuca.

—Lo se. La verdad es que siempre que quería acercarme me acobardaba, pero alguien me ha dado ánimos y me aconsejo que aprovechara la reunión para invitarte. — respira hondo. —Y aquí estamos.

Un recuerdo viene a mi mente. Estaba sentada en el comedor de la oficina, desayunando cuando un hombre se sentó en el asiento frente a mí y comenzó a hablarme del clima hasta que poco a poco comenzó a preguntarme sobre comida y lugares que recomendaría. Por cortesía contestaba y no me di cuenta de sus intenciones hasta que él mismo las aclaro. Y aquí estamos. Desayunando en una cafetería que frecuento la cual no esta muy lejos de la empresa.

—¿Aceptarías ser mi cita este sábado? — lo pienso unos segundos. No tengo motivos para decir que sí, pero tampoco los tengo para decir que no. Entonces pienso en que podría avanzar con mi lectura actual o terminar la serie de la cual solo me falta una temporada.

Si acepto, ¿Qué me espera? Es un bar por lo que habrá alcohol. Menciono también que es una reunión organizada por sus compañeros de trabajo y ya que no los conozco, estaré escuchando conversaciones en las cual no podré participar ya que desconoceré el contexto del origen.

—¿Cuántas personas asistirán? — mi pregunta lo toma desprevenido y comienza a nombrar nombres que no conozco al mismo tiempo que levanta un dedo de sus manos.

Tengo mi respuesta cuando vuelve a cerrar los dedos de su mano derecha y levanta uno solo. Esperaba a que terminara para disculparme y rechazarlo, pero como un imán mis ojos se dirigieron a la puerta de entrada de la cafetería cuando esta se abrió.

Mi respiración se detiene y los latidos de mi corazón se aceleran. Han pasado dos meses y aun sigo teniendo está reacción a pesar de que ya olvidé el tacto de sus manos tocarme y su boca sobre mi cuerpo.

Trago saliva y lo observo caminar hacia la barra y hacer su pedido. Debido a que me vuelvo a perder en mis pensamientos, tardo unos segundos en darme cuenta que este no es un lugar al cual el entraría normalmente. Para eso me tiene a mí, su asistente y de no poder estar disponible se lo podría pedir a alguien más. No hay necesidad de que él mismo venga.

La amante del CEODonde viven las historias. Descúbrelo ahora