Capítulo 8

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Respire profundo y exhale lentamente. Repetí el ejercicio un par de veces más hasta que los latidos de mi corazón se calmaron.

Estoy nerviosa. Muy nerviosa, realmente. Mire las paredes grises y mis ojos se detienen en el reloj circular. Solo han pasados dos minutos desde que revise la hora, pero para mí ha sido como dos horas.

Luego de conseguir el trabajo como asistente ejecutiva del gran Sebastián Harrington, pensé que pasaría mucho tiempo antes de volver a sentir el ataque de nervios que ocasiona una entrevista de trabajo, pero aquí estoy. Sentada en el pasillo junto con otros candidatos que esperan su turno para ser entrevistados.

Hace dos semanas recibí un correo, la oportunidad de una entrevista para asistente ejecutiva. Pase los dos primeros filtros y ahora me encuentro esperando por la ultima prueba. La entrevista con el que podría ser mi nuevo jefe.

Cassio Astor.

Se quien es Cassio Astor, todos saben quién es al igual que todos saben quien es Sebastián Harrington. Dos grandes tiburones que, a pesar de no llevar del todo los mismos negocios, han chocado un par de veces a través de los años.

No son rivales, pero tampoco se llevan del todo bien. Hace años tras, cuando aun no trabajan para el señor Harrington y él no tenia mucho de asumir el cargo de presidente ejecutivo, tuvo un problema con Cassio Astor sobre un negocio el cual Cassio gano. Sinceramente creo que hubo algo más entre ellos, pero la historia oficial es que Sebastián Harrington y Cassio Astor no congenian y las cosas son profesionales entre ellos cuando se encuentran en los mismos eventos.

Suspiro.

Sigo repitiéndome que no es buena idea y que hay mas opciones, pero por otra parte no le veo nada de malo. Yo puedo trabajar con quien quiera y esta es una gran oportunidad que no se repite en la vida.

Además, las cosas entre el señor Harrington y yo han empeorado. Ya no estoy cómoda trabajando con él, no puedo trabajar con alguien que no me dirige ni la mirada cuando le hablo. Es incomodo y humillante para mí.

Suspiro y vuelvo a mirar el reloj.

Aun tengo media hora antes de que se acabe mi hora de desayuno. Ya que estoy haciendo esto a escondidas del señor Harrington, estoy usando mi hora de comida para presentarme a las entrevistas. Se que esta mal mentirle a mi jefe, pero tampoco es seguro que obtenga el trabajo por lo que no voy a arriesgarme.

—Eva Benz. — me sobresalte al escuchar mi nombre, me puse de pie y me acerque a la mujer que me llamo. —El señor Astor te espera. — asiento y camino hacia la puerta donde acaba de salir un hombre con traje.

Suspiro y exhalo.

—Pase. — escucho que dicen después de que toque a la puerta. —Tome asiento, señorita Benz. — me siento en la silla frente a su escritorio y espero en silencio mientras termina de revisar mi curriculum. —Trabajo para Sebastián Harrington durante cuatro años.

—Si, señor. — dejó la carpeta sobre su escritorio y sus ojos miel verdosos me miran con interés.

—La recuerdo. Siempre esta a su lado. — sonríe. —¿Qué hace aquí? Por lo que tengo entendido, sigue trabajando para él. — trague saliva. —¿Piensa renunciar?

—Si obtengo el puesto, sí. — arqueo una ceja, sumamente interesado.

—Vaya, entonces es así. — se inclinó hacia atrás, poniéndose cómodo en su asiento. —He oído muy buenas referencias de usted del propio Sebastián, pero realmente nunca imagine que tendría la oportunidad de ver por mi mismo si toda esa adulación a su trabajo es verdad o solo una exageración por su parte. — fruncí el ceño.

La amante del CEODonde viven las historias. Descúbrelo ahora