Amargo

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Jungkook abrió sus ojos color zafiro, algo desconcertado, observando de reojo su teléfono en la mesita de noche; ya llevaba varios dias compartiendo habitación y empezaba a acostumbrarse a la presencia del de piel canela.

Bostezó mientras salía de la comodidad de sus mantas calentitas, yendo al armario y colocándose ropa casual, una camisa negra con unos pantalones deportivos que llegaban a sus rodillas, combinando aquello con un suéter acolchonado que le quedaba ligeramente grande y unos calcetines blancos, para acabar tomó su mochila y guardó algunas cosas. Tomó sus auriculares inalámbricos y los conectó a su teléfono, para luego colocar su playlist matutino, tomó un par de zapatillas y salió del cuarto, dejando en soledad a su compañero de habitación.

Era jueves y no tendrían clases por algo que no habían especificado, Jungkook se paseaba por el patio a las 7;33 a.m y se recostaba en la sombra de un árbol, estaba esperando que se hiciera el horario adecuado para ir a desayunar con sus amigos al lugar donde habían quedado, luego pensaba ir a almorzar con sus padres, pero esa idea se esfumó, suplantando aquella con un almuerzo solitario en la cafetería.

Normalmente todos aprovechaban los días que misteriosamente no habían clases, yendo con sus familiares, con amigos o con sus parejas, sin embargo Jungkook no tenía el lujo de un hogar cálido que lo recibiría.

Suspiró pesado, mientras sacaba su libreta y se dedicaba a escribir, mientras dibujaba los bordes de lo que relataba, miró al cielo con los ojos bien abiertos, sonriendo al sentir la calidez que transmitía el sol radiante y las nubes distantes, se permitió entonces sentir la amargura que su corazón callaba, arrugando su nariz a medida que sus ojos se humedecían y su boca comenzaba a temblar, podía sentir el líquido recorrer sus mejillas, viajaba de sus ojos hasta su cuello y de ahí se perdían en su camisa negra, un desgarrador gemido se escapó de sus labios, a la vez que apretaba su libreta y se abrazaba a sí mismo, intentando sentir algo que no fuese soledad, buscando en sí mismo calor y compañía, porque le avergonzaba un poco demasiado que alguien pudiera verlo tan vulnerable pero sin embargo necesitaba desesperadamente que alguien le diera consuelo a su dolor que parecía veneno letal que recorría sus venas para matarlo de manera tan lenta y dolorosa.

...


Taehyung miraba su ventana, no sabía bien el motivo, pero algo por dentro lo consumía, se sentía preocupado pero no sabía porqué, tampoco sabía el motivo por el cuál su vista se dedicaba a observar el patio que aparentemente estaba desolado.

Suspiró y se levantó de su lugar, colocándose unos pantalones anchos y oscuros, arriba se colocó una musculosa que se pegaba a su cuerpo del mismo color que sus pantalones, colocándose una bandada verde con una chaqueta que había comprado recientemente.

Se puso su colonia y salió de su cuarto, con su teléfono guardado en su bolsillo delantero que se encontraba por debajo de sus rodillas y en su mochila otras de sus pertenencias.

Cómo esperaba, los pasillos estaban vacíos, no sabía que carajo le pasaba, en su cabeza solo se preguntaba dónde estaba el rubio de ojos zafiro. Pasó sus manos por su cabello y lo acomodó un poco. Tocó la puerta de su amigo Jimin y éste le sonrió apenas lo visualizó.

Tras unos minutos de charla se pusieron en camino a la cafetería, no desayunarían ahí, sin embargo ahí encontrarían a sus otros amigos.

El castaño se sorprendió cuando aparte de sus amigos estaban los de Jungkook y Jungkook ahí parado, quedó algo extrañado cuando pudo notar ese débil y suave tono rojo que estaba por debajo de sus ojos brillosos, pero no brillosos naturalmente, era un brillo de ojos húmedos y lo sintió, tenía ese impulso de acercarse y abrazarlo, obtener respuestas del porqué había llorado.

Jungkook posó con pena su mirada en los ojos que tenían una pizca de preocupación en ellos, bajando de inmediato su vista y sonriendo sutilmente a sus amigos, desganado.

Un suspiro pesado se escapó de sus labios y entonces tenía todos los ojos en su persona, el rubio se apenó más por ello – ¿Ya vamos? Tengo algo de hambre – pronunció intentando sacarse aquellas miradas de encima.

Su grupo asintió en conjunto y caminaron unidos, dejando atrás a Taehyung, que no le quitaba los ojos de encima a la anatomía que se iba alejando de él, por un momento veía sus piernas delgadas y de un tono tan claro como la nieve, pero de inmediato volvía a preocuparse y no podía fantasear a gusto.

Sentía un poco de culpa por querer fantasear con esas piernas que se alejaban, sin embargo ignoró aquello y finalmente despegó sus rasgados y filosos ojos del muchacho que ya no se veía en la lejanía.

– Ya, en marcha, esa cafetería debe estar llena de gente, es popular éstos días – mientras decía aquello se dedicaba a caminar a paso lento, en espera de sus amigos que no tardaron en seguirle el paso.

Y caminaba, pero en su boca podía sentir ese amargo sabor y no entendía demasiado el porqué estaba tan preocupado por ese rubio fastidioso.

Compañero de habitación Donde viven las historias. Descúbrelo ahora