Compañero de habitación

Disculpa

– Quería disculparme – murmuró para sus amigos, quiénes quedaron totalmente impresionados por la historia que acababa de contarles Taehyung.

– Nunca creí que Kim sentiría culpa por golpear a alguien – rió mientras frotaba sus ojos, aquellos ojos cansados de tanto lloriquear por estar felíz.

– ¡No lo golpeé! – frunció su ceño, sus ojos almendrados reflejando la culpa de no pedir una disculpa.

Tras horas de analizarlo, ya tenía un plan, sus amigos lo ayudarían a superar su orgullo y a pedir disculpas, aquellas que merecía el rubiecito.

– Bien, entonces irás, le regalas ésto y le pides disculpas por lo del otro día – asintió, se sentía un genio.

– Eso no suena tan bien, bogum, parece un soborno, acepta ésto a cambio de perdonarme, ¿no? – rodó los ojos, abultando sus labios, chantajear era una estupidez.

– Deberías hacerlo cómo yo dije – el de cabellos naranjas se sentía orgulloso de su idea, algo pervertida.

– Jimin, eso tampoco funcionará, ver una película y disculparme de la nada lo hará pensar que lo quiero follar – su sinceridad abofeteaba cada idea que recibía.

– Tú solo piensas así – Jimin negaba, frunciendo su ceño – no por pedir disculpas significa que tendrán sexo –

– Solo imagina, sentados en el sofá viendo una película, de la nada le pongo pausa y me acerco a decirle "Jeon, por favor perdóname por lo de anoche.." – murmuró, con sentimiento, plasmando en su persona aquella emoción, actuando – ¿Ahora entiendes? –

El peli naranja se lo pensó un poco, finalmente dándole la razón tras varias discusiones del tema.

Taehyung apoyó su frustrado rostro en el banco, siendo consolado por sus amigos.

– Tengo una idea – habló el cabello castaño, más alto que todos y a la vez más maduro, preparado para tirar factos.

– Mi salvación, Seo, ilumina este pobre ser– juntó sus manos, mientras se arrodillaba para su amigo.

El mayor rodó los ojos y tomó asiento, mientras acomodaba sus manos – ésto es realmente importante para tí, se nota, entonces solo sé sincero y pide perdón – asintió a sus propias ideas, era lógico.

Taehyung ya había pensado en ser sincero, pero nunca pidió perdón por nada en su jodida vida.

...

Las horas pasaron, el castaño finalmente estaba frente a la puerta de su cuarto, sin embargo, no se atrevía a entrar.

Estuvo parado allí, cómo idiota, hasta que abrió la puerta y se adentró a su habitación, notando la silueta del rubio en el sofá, al parecer veía una película, con todas las luces apagadas.

Y si, Jungkook allí estaba, con los codos vendados, las manos adoloridas, sus ojos hinchados y su nariz rojiza.

Taehyung se sentía miserable, pero se acercó con lentitud y tomó asiento a su lado, recibiendo una mirada tan fría como la nieve.

– Quería pedirte disculpas – pronunció con lentitud, se sentía inquieto, nervioso.

El rubio lo miró, mientras sujetaba sus propios brazos, estaba molesto, pero su disculpa se le hizo tan sincera que casi olvidaba su dolor.

– Está bien, igual solo hiciste lo que creíste correcto – una punzada atravesaba su pecho, creyó que Kim mínimamente sabría que no haría algo tan terrible.

– Debí pensarlo mejor, era obvio que no eres ese tipo de persona – volvía a hablar lento, sus palabras eran suaves, sin ningún otro motivo más que de consuelo.

Jungkook arrugó su nariz y su ceño, sentía que las lágrimas comenzarían a caer pronto, se sentía lastimado y no entendía porqué le dolía tanto que Taehyung haya pensado por un segundo que abusaría de alguien.

El silencio se le hizo eterno a Taehyung, finalmente hicieron contacto visual, los ojos llorosos de Jungkook lograron herirlo, su corazón palpitó angustiado y solo se dejó guiar, acercándose para darle un abrazo.

Sus brazos envolvieron el cuerpo del rubio, brindándole protección, quería transmitirle su pesar, su dolor por haberlo empujado de esa forma. Los ojitos zafiros se abrieron ante el contacto, su respiración se agitó un poco, pero correspondió ante el deseo de sentirse seguro, esos no eran ellos, eran sus lobos interiores.

...

Hola, disculpen si es corto, solo quería actualizar para que no crean que los abandoné.