Qian Kun se sentía como si se hubiera quemado en la hoguera. Era la única descripción que se le ocurría para explicar lo mucho que su cuerpo estaba herido. Apenas podía pensar con claridad con un hambre tan poderosa, tan abrumadora que le desgarraba la garganta, que le rogaba que drenara al joven lobo delante de él.
Pero no podía.
Por un lado, Kun nunca tomaría una vida inocente. Y dos, Jisung era su pareja. No estaba seguro de por qué el shifter no había dicho nada, pero incluso con el fuego rugiendo dentro de sus venas, él podía sentir la conexión.
Kun sacudió la cabeza, tratando de detener el fuerte zumbido que desgarraba su mente. Sus pensamientos habían estado revueltos desde que despertó en el bosque. Lo poco que había tomado de Jisung no había sido suficiente y temía tomar demasiado de su pareja si no encontraba otra fuente para alimentarse. El hombre en el bosque habría sido perfecto, si no hubiera sido un rebelde. Kun sabía que no debía tomar la sangre de ningún rebelde.
Jisung se estremeció bajo las manos de Kun.
«Simplemente toma algo, nada más». Tenía que detener el zumbido en la cabeza, el dolor por comer recorría su columna. Abriendo su boca, raspó las puntas de sus colmillos sobre el cuello de Jisung antes de hundirlos en la caliente carne. El hambre levantó la cabeza, arrastrándose sobre su cuerpo como una neblina negra con mil tentáculos que se clavaban en sus terminaciones nerviosas.
—Tienes que... —Jisung murmuró mientras sus manos se apretaban contra el pecho de Kun—. Esto es justo, por qué no-oh, maldición. —Jisung se relajó contra la pared, dócil mientras Kun sostenía sus costados, jalándolo más cerca. Kun levantó una mano, agarrando el largo cabello rubio de Jisung, inclinando la cabeza hacia un lado mientras bebía.
—Está bien. —El shifter empujó el pecho de Kun—. Eso es suficiente.
Kun tomó un poco más antes de que obligara a la niebla negra a liberarlo, que dejara de presionar para que tomara hasta la última gota. En los más de novecientos años, que tenía de resistir tentaciones, luchó contra el impulso y sacó sus colmillos. Su lengua bailaba sobre la vena de Jisung, lamiendo las gotas mientras la herida comenzaba a sanar.
Pero aún tenía hambre.
La cabeza de Jisung golpeó contra la pared mientras comenzó a caer. Kun levantó al pequeño hombre y lo llevó a la cama y lo acomodó antes de tomar asiento a un lado. —Me has salvado la vida, joven lobo.
Jisung levantó su puño en el aire antes de elevar su pulgar. —Me alegro de que pude dar mi vida por la tuya —dijo con sarcasmo antes de que su brazo cayera. Kun sabía que Jisung necesitaba nutrientes después de dar tanta sangre.
Miró a su alrededor para ver que estaba en la casa de un humano. Su aroma estaba en todas partes. Lo qué planteaba la cuestión, ¿por qué un shifter lobo estaba viviendo con humanos? La habitación de Jisung estaba decorada con rayas verticales, de color azul marino y blanco, una mezcla de colores hermosos. Había trofeos en un estante alto por encima de la mesa. Se puso de pie y los examinó para ver que su pareja se había destacado en la pista.
Por supuesto que sí.
Junto a los trofeos, había fotos de él y el chico joven que había estado en la puerta de Jisung, amenazando con decir que Kun estaba aquí. Estaban en una especie de zonas de acampada, sonrientes, ya que posaban para la foto. Kun pasó un dedo por la cara sonriente de Jisung.
Sus ojos se posaron en los libros apilados sobre la mesa, un poco más en el suelo, y había un gran librero integrado en la pared con varios títulos. Parecía que a Jisung le gustaba leer acerca de los lobos. Había libros sobre los hábitats naturales y de cría, e incluso algunos en el lado místico de los hombres lobo.
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Por siempre tuyo -KunSung-
RandomJisung encuentra al hombre encantador, sexy y un poco del lado extraño, mientras que Kun ve la vida suburbana como un concepto extraño, una extraña forma de vida ⚠⚠ -Contenido homosexual, si no te gusta no leas. -Cambiaformas, vampiros, hadas, elfos...