Por siempre tuyo -KunSung-

Capítulo 6

Jisung señaló sus ojos y luego a Kun. ¿Por qué todos hacían señales con la mano? Jisung podría haber murmurado y Kun lo hubiera oído bien. Kun sacudió la cabeza con fastidio, pero Jisung debió pensar que Kun decía que no entendía.

—Yo te cubro —Jisung susurró en voz alta. Con Jisung atrás, Yesung y sus compañeros se movieron rápidamente a la ventana del sótano, los cinco hombres amontonándose alrededor de Kun cuando iluminó el cuarto oscuro.

—Santa. Mierda —dijo Yesung.

La luz iluminó un conjunto de ataúdes escondido en el rincón más alejado de la habitación. Había también tres congeladores con candados, espadas, ballestas, estantes con blanqueador y una antigua mesa de exploración, y tantas otras cosas que hicieron que Kun creyera que la familia era culpable de asesinato.

—Oh, Dios. —A juzgar por la expresión de la cara de Shindong, el hombre estaba listo para desmayarse—. Ellos son asesinos en serie.

—No sabes eso —Donghae argumentó—. Ellos sólo pueden estar almacenando esas cosas...

—¿En serio? —Yesung argumentó—. ¿Almacenando para qué? ¿Una venta de garaje? ¿Cuántas personas tienen ataúdes en su sótano?

Kun no iba a responder a eso. Conocía a bastantes vampiros que optaban por dormir en ataúdes en lugar de camas regulares. Aunque no mantenían sus ataúdes a la intemperie como éstos estaban. Aun así, si los vigilantes no hubieran informado haber visto a la familia durante el día, Kun sospecharía que eran vampiros.

Entonces, ¿por qué tienen ataúdes en sus sótanos? Había cazadores de vampiros, pero Kun dudaba mucho que vivieran en los suburbios y mantuvieran un suministro de ataúdes en su sótano. Eso era demasiado rebuscado.

Kun no tenía una explicación plausible, pero no iba a adivinar. Era demasiado viejo y demasiado inteligente para eso. Tenía que haber una forma fácil de tener respuestas. Los humanos no almacenan ataúdes en sus sótanos.

Ten sacó su celular y comenzó a tomar fotos. Kun agarró el teléfono del hombre un poco demasiado tarde. La luz en la ventana por encima de sus cabezas se encendió.

Los cinco hombres se agacharon, manteniéndose cerca del suelo mientras corrían alrededor de la casa. Jisung detrás de ellos, Kun agarró la mano de su pareja y fue a la calle. Kun no necesitaba una maldita camioneta para llevarlo más allá de cinco casas.

—¿Qué has visto? —Jisung preguntó cuando entraron en su camino de entrada. 

—Nada que pueda ser usado como prueba concreta de que estas personas son asesinos. —Kun maldijo cuando la camioneta llegó a la entrada del camino de la casa, los cuatro hombres salieron. Las mejillas de Eunhyuk estaban sonrojadas, sus ojos brillantes de emoción. Yesung tenía una mirada de triunfo en su rostro.

—¡Te lo dije! —gritó mientras rebotaba en sus talones—. Sabía que ellos eran culpables. 

—No sabes eso —Donghae argumentó—. ¿Has visto un cuerpo?

Jisung giró hacia Kun. —¿Qué en la tierra se encontraba en ese sótano?

—¡Ataúdes! —Shindong aún estaba pálido, con los ojos enormes—. Congeladores con candados, herramientas para enterrar a las personas, productos químicos para limpiar la sangre, y una mesa de tortura. No puedo ser parte de esto. —Señaló a Yesung—. ¡Vas a hacer que nos arresten o asesinen! —El hombre se dio la vuelta y comenzó a caminar por la calle.

—Tiene razón —dijo Donghae—. Esto es una locura.

—Estoy de acuerdo —dijo Kun. No quería que los humanos regresaran allí e hicieran que los mataran. No es que le importara, pero no podía aprobar lo que estaban haciendo con la conciencia tranquila. Ahora, por otro lado, él regresaría y revisaría las cosas. Kun podría mezclarse con las sombras y hacerse invisible a simple vista. Si los humanos en esa casa eran realmente asesinos, entonces llamaría a las autoridades locales y les informaría.