Landon quería a Sam tanto cómo quería a su tío Jack, sin embargo, no recordaba demasiado acerca de antes, antes del incidente, así lo llamaban todos. Hablar sobre eso frente a su padre o su tío determinaba si la cena acababa con un incómodo silencio o una simple orden acerca de volver a comer.
Había visto las noticias, no era un tonto, esas personas a las que su padre llamaba idiotas seguían a sus tíos, en ocasiones sus fotografías aparecían en los noticieros locales con titulares que tardaba en leer hasta que Nowen llegaba y cambiaba el canal con la excusa de que no eran cosas que podrían interesarle.
Pero sí le interesaban.
Le interesaba tanto como a Auggie le encantaba entrar a su habitación, había hablado sobre el tema dos días después de que su tía fue encontrada pues no comprendía el escándalo, su papá salía siempre, su tío había dejado de venir y ni rastro del televisor o internet. Su padre sólo se limitó a enviarlo a comer después de asegurarle que hablaría con él cuando regresara.
No le creía, de hecho, ya no creía en ninguna palabra que venía de él, la mayor parte del tiempo era una cruel mentira en la que al final de todo terminaba llorando en su habitación con el corazón roto.
A pesar de todo lo que no entendía, ¡hoy al fin se lo habían contado! O bueno, lo había visto en el canal cuatro en cuanto su padre se marchó. El punto era que lo sabía, el reportaje lo explicaba detalle a detalle, pero claro, él no tenía esa intención, sólo estaba buscando algo que ver cuando la fotografía de su padre apareció en la pantalla y tras él unas letras grandes, entonces puso en práctica lo que la señorita del jardín le había enseñado y comenzó a leer en voz alta antes de cerrar la boca y fruncir el ceño, las palabras eran complicadas, cosas cómo secuestro, marca de vinos, estación de policía, luego se lo preguntaría a su tío.
Sí es que lo veía.
Escuchó el típico sonido sobre su cabeza, el de unos zapatos aterrizar en su habitación, tomó el control remoto dejando el tazón de frutas amarillentas sobre la alfombra, podía comerse el cereal sin problema, pero no las manzanas.
Ahora podía contárselo a Auggie y ver su reacción, aunque la noticia de por sí lo había dejado un tanto aturdido.
¿Fue doloroso para ella?
Entendía por qué tenía la imagen de un Jack con barba y más triste que Calamardo en ese programa prohibido de Bob Esponja que se encargó de buscar en todos lados con mucha meticulosidad.
Entre el total silencio se abrió paso el inconfundible sonido de la ventana abrirse y los arbustos resonar con brutalidad.
Auggie se había ido.
El motor del Lamborghini rojo que su padre conducía ronroneó a lo lejos seguido de la puerta de la cochera deslizarse sobre las varas de metal, cambió de canal hasta dar con la caricatura de las ranas bailarinas. Si su padre lo hubiera escuchado sabría que algo como ranas bailando era algo que detestaba, pero nunca lo hacía así que sólo entró con las llaves del auto de una mano a otra cómo un adolescente y saludó a Landon desordenando su cabello rubio que le había costado tanto peinar esta mañana, le dio un golpe en la mano antes de tratar de arreglárselo. Sintió la necesidad de preguntar por qué había dejado las llaves del Lamborghini en la caja gris de madera sobre la mesita del florero y el teléfono. Eso podía significar tanto. Papá nunca salía sin su auto.
- Ve por tus cosas – ordenó y camino a la cocina donde tenía la intención de beber un vaso de agua, su garganta estaba tan seca que ni el mismo desierto se asemejaba.
Conocía eso. Quiso saltar de emoción, pero se contuvo. Apagó el televisor con la caricatura fea de las ranas y decidió seguir a su padre hacia la cocina. Necesitaba confirmarlo.
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INSIDE
Mystery / ThrillerDonde los secretos son más profundos que el silencio, un asesinato marca el comienzo de un misterio que cambiará la vida de todos. Después de 13 meses secuestrada, Samira Hansen regresa a casa con la mente fracturada y recuerdos difusos. A medida qu...