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—Ya es hora, dejen sus bolígrafos sobre la mesa y pasen sus pruebas de atrás para adelante.

Jimin suspira y hace lo que la profesora pide. Muerde sus labios, de pronto está asustado, solo logró hacer un poco más de la mitad de todo el examen, así que si falló en algo, probablemente va a desaprobar.

Quisiera culpar a Jungkook por haberlo desconcentrado, pero ¿acaso puede hacerlo? Claro que el mensaje del pelinegro fue de lo más inoportuno, pero estaba en Jimin poder controlar sus emociones y no lo hizo. Se dejó consumir por esa presión sobre su pecho, por esas ganas de romper el papel de su examen y salir corriendo del salón, quién sabe a donde.

Durante esa hora, tampoco pudo dejar de mirar a Jin y compararse con él. Jimin nunca había hecho eso, pero por un momento se sintió inferior y flaqueó. No entiende qué le pasa, quizás es el fastidio que le causa ser reemplazado con facilidad o quizás es algo que aún no puede notar, pero que le frustra.

Después de salir con un chico, Jimin solía ignorarlos, le gustaba que le rogaran por otra cita, que le dieran regalos intentando convencerlo y le gustaba aún más rechazarlos, porque Jimin no es de nadie, no se ata a nadie. Sin embargo esta vez ha sido distinto, el pelirrosa quería que Jungkook le rogara por verlo esta semana, quería que lo buscara, pero lo que el pelinegro hizo fue reemplazarlo con la misma facilidad que Jimin lo hacía con sus anteriores ligues. Eso le duele y no lo soporta.

No quiere a Jungkook, no siente nada por él, pero no esperaba que el pelinegro saliera de su vida tan rápido.

Jimin se levanta de su carpeta, se cuelga la mochila en un hombro y sale del salón sin mirar atrás, ignorando el llamado de sus dos amigos. Ahora solo quiere llegar a casa y hundirse en su cama, tal vez comer un bote de helado le haga sentir mejor.

Avanza a pasos rápidos con la mirada clavada en el suelo, ni siquiera responde a los saludos que le dan, pero entonces al levantar su cabeza se encuentra con una figura conocida. Suspira llevando una de sus manos a la boca y corre hacia la persona.

—¡Nunu! —exclama y salta encima del chico de cabellera marrón, enrollando sus piernas en la cintura del contrario.

De pronto se siente renovado, como si todo lo que le ha estado mortificando hubiera desaparecido en el instante en que vio a Eunwoo.

—¡Jiminnie! —lo sujeta con fuerza y disfruta del aroma que tanto había extrañado.

—¡Volviste! —sonríe con los ojos acuosos.

—No podía pasar más tiempo sin verte, ¿verdad? —pega su frente a la de Jimin—. Tú mismo lo dijiste el día en que me fui. "Volverás pronto, lo sé, es imposible que puedas pasar mucho tiempo sin verme" —imita las antiguas palabras que dijo el pelirrosa.

Jimin se ríe, recuerda que ese día le dolía tanto el pecho que no pudo evitar llorar, entonces para sentirse mejor, dijo eso.

—No lo olvidaste, ¿eh?

—¿Acaso podría olvidar algo que dijiste o hiciste? Cada cosa que viene de ti es muy importante para mí, Jimin.

Las mejillas del pelirrosa se tiñen y oculta su rostro en el cuello de Eunwoo. Se siente tan bien volver a estar entre sus brazos...

Se quedan así por unos minutos hasta que llegan otras dos personas junto a ellos, obligando a Jimin a bajarse del cuerpo del pelimarrón.

—¡No lo puedo creer!

—¡Eunwoo, volviste!

—Jin, Tae, ¿cómo están? —pregunta amablemente, pero nota como el rostro de Jimin, aunque no pierde su sonrisa, se contrae.

—Estamos bien —contesta Jin—. Te hemos extrañado tanto como Jimin.

—¿Sí? Yo también los extrañé, chicos.

—¿Qué tal si vamos a comer todos juntos? —sugiere Taehyung—. Hay un nuevo restaurante cerca de la universidad, se ve muy bonito.

Jimin asiente, poco convencido, no quiere ir, pero no puede decirle que no al castañito, mucho menos cuando tiene esa sonrisa emocionada en el rostro.

Las cuatro personas avanzan hasta el coche de Eunwoo y se suben, ignorando por completo a un pelinegro que los estuvo observando a la distancia.

Jungkook está inmóvil, ¿qué acaba de ver? ¿No se supone que Jimin no tiene novio? ¿Entonces qué hace comportándose como si ese chico lo fuera? Quedaron en ser exclusivos y le molesta la idea de pensar en que Jimin vaya a romper la regla que él mismo puso. Su fastidio es solo por eso, por lo menos eso es lo que se dice a sí mismo, no le importa lo que Jimin haga, ni si se encuentra bien o no, lo único que quiere es que ninguna de esas acciones afecten a su acuerdo.

El pelinegro parpadea mientras algo dentro de él se remueve con molestia, pero no está celoso, solo es indignación mezclada con incomodidad. Necesita hablar con Jimin, por una confusión no se puede echar todo a perder, porque cada vez que piensa en romper el bendito acuerdo, una parte de él se resiste a la idea.

𝓓𝓔𝓢𝓣𝓘𝓝𝓨 // 𝓚𝓞𝓞𝓚𝓜𝓘𝓝 𝓐𝓤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora