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—Jimin, abre la puerta por favor —dice Jungkook mientras pega su rostro en el pedazo de madera— Sé que sigues ahí, rosita.

Hace unos cinco minutos que el pelinegro llegó a la casa de Jimin, tocó la puerta y fue atendido casi al instante, pero en cuanto el pelirrosa vio de quien se trataba, le cerró la puerta sin darle tiempo para impedirlo.

Jungkook no se equivoca, Jimin sigue ahí, parado detrás de la puerta luchando consigo mismo para no ser débil y abrir. Porque, ¿para qué lo haría? Jungkook no le debe explicaciones, no tiene ninguna responsabilidad con él, así que no entiende porque simplemente no lo deja estar.

Por supuesto que el pelirrosa la está pasando mal, por supuesto que ese nudo en su garganta no se ha ido y por supuesto que las ganas de volver a llorar están latentes, pero Jimin no quiere ceder, no puede y odia con todas sus fuerzas estar actuando como un tonto.

«Solo es físico, solo es físico», repite en su mente, buscando consolarse de esa forma, porque a pesar que le está doliendo, no va a admitir la existencia de algún sentimiento por Jungkook, pues realmente no siente nada por él.

Odia querer quebrarse, pero odia aún más que sea por un hombre por quien se encuentra así.

—Rosita... —Jungkook vuelve a hablar, pero la voz le sale más como un susurro—. Dahyun es mi mejor amiga, te lo dije, yo... yo jamás rompería el acuerdo —la última palabra le sale como raspando, para él esto ya no es por un simple acuerdo—. Por favor, déjame entrar.

Jimin clava sus uñas en las palmas de sus manos, cierra sus ojos y se apoya de espaldas sobre la puerta. Un par de lágrimas se deslizan por sus mejillas, él asegura que es solo porque se sintió desplazado y se convence de que mañana todo estará olvidado, entonces debería irse y dejar de escuchar a Jungkook, pero no puede hacerlo. No tiene la fuerza suficiente así que solo se abraza a sí mismo y se desliza por la puerta hasta llegar al piso.

—Está bien, no te pediré más que me dejes pasar —dice, con los ánimos cada vez más bajos, aún así no quiere rendirse por completo—. De todos modos no me iré, me quedaré aquí —suspira—. ¿Sabes? Después de ese día que pasamos juntos en mi casa, Bam no ha dejado de buscarte, creo que tu olor se quedó impregnado en cada ambiente. Su lugar favorito es la cama, justo en el lado donde dormiste, que suele ser el mío pero ya estabas acomodado y no quería molestarte por algo así —ríe al recordar como Jimin se lanzó hacia la cama cual piedra dura e inamovible.

» Entre Bam y yo, no sé quién de los dos te ha extrañado más, por lo menos él manifiesta lo que siente con aullidos, yo... yo solo me dediqué a mirar una y otra vez las películas que dijiste que eran tus favoritas. Quería escribirte, quería que nos viéramos, pero tenía miedo de estar invadiendo tu espacio personal así que dejé pasar los días, ¿fue un error?

» Perdoname por no haberte respondido hoy día, no sabía como reaccionar puesto que tú nunca me escribes. Los últimos mensajes no los llegué a ver, estaba en una reunión y puse mi móvil en modo avión y la verdad me arrepiento de ello. Si sabía que estabas yendo, no me hubiera importado salirme a la mitad de la junta, con tal de verte lo habría hecho —sonríe con pesar—. Viste a Dahyun, ¿verdad? Bueno es obvio que sí, la cosa es que malinterpretaste todo, rosita, y no te culpo, creo que la situación se veía algo comprometedora. Pero como ya te lo dije, ella es solo mi mejor amiga, nada más. Por supuesto que la quiero, pero no de otra forma que no sea como lo que es, mi amiga.

A este punto, el par de lágrimas de Jimin se convirtieron en incontables, otra vez tiene el rostro empapado y para que sus sollozos no sean oídos cubre su boca con una de sus manos. ¿Qué ha sido todo eso? ¿Por qué parecía una confesión? y sobre todo, ¿por qué le está afectando? No encuentra respuesta para ninguna de sus preguntas, lo único que obtiene es que el vacío de su corazón se haga más hondo, pero cree tener la solución para eso. 

Ahorita ya no está pensando con claridad, mejor dicho, ya no está pensando en los obstáculos que él mismo se puso para evitar vincularse con nadie, ahorita solo quiere actuar como un ser humano, quiere hacer prevalecer sus sentimientos por encima de la razón, quiere sentirse libre por al menos una vez en la vida.

—¿Sigues ahí? —pregunta el pelinegro con el pecho doliendo—. Quizás ahora sí debería marcharme.

Jungkook siente que todo ha sido en vano y lamenta de verdad no haber estado en casa en el momento en que Jimin fue, lamenta no haberlo contactado antes, lamenta no haber respondido a los mensajes que sí pudo leer. Se echa la culpa por todo y entiende que Jimin esté enojado, pero ¿acaso eso significa algo más? La luz de una pequeña esperanza brilla ante sus ojos, imaginando que tal vez, solo tal vez Jimin también siente lo mismo que él y por eso es que resiente toda esta confusión.

Espera que sea así y no porque el pelirrosa ya se canso del tira y afloja que Namjoon mencionó, y si esa es la razón por la que Jimin ya no quiere verlo, Jungkook está completamente perdido.

Inhala y exhala, tomando valor para darse la vuelta e irse, sin embargo el sonido de la puerta abriéndose activa sus sentidos. Levanta su mirada del piso y entonces se encuentra con los hermosos ojos de Jimin, el pelirrosa lo mira como si buscara sinceridad en él y Jungkook no tiene problemas con eso, es capaz de exponer su alma con tal de que el chico frente a él vea que cada una de las palabras que pronunció fueron ciertas.

—Rosita...

—Jungkook.

Cualquier cosa que podría decirse ahora es en vano, en este momento sus cuerpos hablan por ellos. Jimin salta hacia los brazos de Jungkook y este lo sujeta con fuerza mientras se hunden en un abrazo que transmite todo lo que ambos están sintiendo, sus corazones no paran de latir, están en llamas como brasas que queman al contacto, consumidos por algo tan fuerte que amenaza con reducirlos a cenizas.

¿Por qué son tan complicadas las personas? ¿Por qué se lían con problemas que en realidad no son problemas? Tal vez porque el caos es lo único que conocen, un eco de miedos y deseos que los arrastra y los enreda en una maraña de credos y pensamientos propios. O quizás, es que las ganas de encontrar respuestas en otros, cuando ni siquiera pueden hallarlas en ellos mismos, se vuelve una forma de escapar de sus vacíos corazones. Es así que poco a poco se van alejando, sometidos en ideas que nunca revelaron y en emociones que temen confesar.

Así son Jimin y Jungkook, dos seres que no conectaron al instante, pero que lograron hacerlo en poco tiempo. Dos seres que se atraen con una fuerza sobrenatural pero que por lo mismo, chocan a menudo. Jimin no tiene permitido enamorarse para no caer en el abismo del cual fue testigo alguna vez. Jungkook solo busca divertirse, pero asimismo, no tiene miedo de sentir. Ellos son totalmente distintos, pero se complementan de manera hermosa y son conscientes de ello ahora que estando abrazados, el mundo parece haberse detenido solo por ellos dos. Esta noche la luna parece estar brillando más fuerte.

𝓓𝓔𝓢𝓣𝓘𝓝𝓨 // 𝓚𝓞𝓞𝓚𝓜𝓘𝓝 𝓐𝓤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora