𝑨𝒓𝒓𝒆𝒃𝒂𝒕𝒐.

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Aquel día, Poché estaba segura de que se había levantado del lado izquierdo de la cama. Y el numeroso listado de las cosas malas que e habían sucedido no hacía más que confirmárselo; así que, harta ya de su horrible día y de todo, prefirió ponerle fin de una vez.

Al salir de la universidad se fue directamente a casa en su moto. El aire golpeándole el rostro en un gesto tranquilizador la hizo respirar profundo llenándose un poco de aquella tranquilidad. Esperaba que al llegar a casa una ducha y una pequeña siesta la liberara del inmenso dolor de cabeza y de la pesada sensación que sentía sobre los hombros. Deseaba sentirse mejor al despertar y reemplazar aquel mal día con algo mucho mejor. Tal vez ir por Calle a la escuela, invitarla a comer un helado, pasear un rato por las calles y terminar haciendo el amor. Aquello sería algo bueno, algo que le gustaba sin duda. Estar dentro de Calle, sentir sus pequeñas manos aferrándose a su espalda y su interior dándole una sensación adictiva y eufórica que la hacía sentirse en las nubes. Sin duda amaba toda situación con ella.

Aquella semana había sido horrible para ella. Los exámenes estaban acabando con su cordura y estar extrañando a Calle no lo hacía mejor; tener que solo verse durante pequeños momentos en casa no era suficiente para ella, para ninguna en realidad, cosa que le había asegurado su hermana por los mensajes que ambas enviaban como consuelo. Esperaba poder recuperar algo de tiempo ese día. 

Cuando finalmente había estacionado su moto fuera de casa y la puerta de esta estaba cerrada detrás de ella, un Samuel sin camisa estaba saliendo de la cocina de su casa junto a su hermana que lo seguía unos pasos atrás con vergüenza en su rostro.

¿Qué carajos estaba haciendo Daniela Calle ahí? Minutos antes le había asegurado por mensaje que estaba aburrida en alguna de sus clases del día esperando que su horario escolar terminara.

¿Por qué le había mentido? ¿Es que acaso Samuel y ella...? ¿Ese maldito bastardo si había logrado lo que quería?

Samuel... ¡Siempre Samuel! Siempre jodiéndole la vida desde que había aparecido por primera vez en su puerta sonriendo a un lado de Calle.

—Fuera.

Fue todo lo que dijo sintiendo como la ira invadía su cuerpo y consumía su mente como una llamarada imparable que la desconectó del mundo. 

Definitivamente su día se había jodido.

La fastidiosa pero lejana voz de su madre fue lo que la hizo reaccionar y volver al mundo. ¿Qué era lo que había sucedido? ¿Por qué todo le estaba dando vuelta? ¿Por qué no podía respirar con normalidad? 

Sintiendo los ojos aun pesados y su cuerpo entumecido de la cabeza a los pies, abrió con dificultad lo ojos y recorrió toda la estancia de donde se encontraba. Estaba en la sala de su casa, había demasiado bullicio y sentía como este le taladraba los oídos sin parar. Con algo de esfuerzo enfocó mejor su  visión encontrándose con un Samuel bastante golpeado en el rostro. 

—Poché — la llamó Calle antes de acercarse al sofá en donde estaba acostada — al fin despiertas, ¿Cómo te sientes?

—No puedo respirar — la castaña sonrió ante eso a pesar de que todo su rostro se veía preocupado. Acercó sus manos al rostro de Poché y retiró de su nariz unos pequeños tapones de algodón, se podía oler el alcohol en ellos. Ahora podía respirar mejor.

—¿Mejor?

—Mucho — susurró Poché observando con más detalle a su hermana. ¿Era eso un golpe que adornaba su pómulo derecho? ¿Qué demonios había sucedido? —¿Estás herida? ¿Quién te ha hecho eso? — preguntó preocupada.

—¡Eso es lo mismo que me pregunto yo! — dijo Mafe molesta mirando fijamente a su hija mayor.

—Mamá, no creo que Poché esté en condiciones para esto — intentó alegar Calle pero fue interrumpida por su madre.

—¡Ah! Para esto ella no está en condiciones, pero si para agredir al pobre de Samuel, casi destruir mi sala, he incluso, llevarte por en medio en su insensato arrebato de ¿Furia? ¿Estrés? ¿De que María José? ¿Qué demonios pasaba por tu cabeza mientras hiciste todo esto?

¿Qué ella había hecho que? ¡Ni siquiera sabía de que demonios estaba hablando su madre! Lo ultimo que ella recordaba sentir fue... Celos.

Y luego... Esto.

—Señora Mafe — llamó la atención Samuel haciendo que Poché rodara los ojos. Aún así se permitió disfrutar de las caricias de Calle en su pierna —le ruego que no sea tan ruda con Poché. Lo importante de todo esto sería llevarla a un médico, algo debe de estar mal con ella. Todos aquí sabemos que jamás se comportaría de esta manera, incluso, ella parece tan conmocionada como todos nosotros.

¡Imbécil! Fue todo lo que pudo pensar Poché. Siempre haciéndose el caballero, incluso ahora cuando quien realmente debía ir al hospital era el.

Era cierto que no se acordaba de nada, pero si ella realmente había sido quien lo había golpeado, debía felicitarse. Había hecho un increíble trabajo.

Las consecuencias las recibiría con gusto después. 

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Holi, feliz noche a todos. Espero este capítulo les guste y le den mucho amor.

𝑨𝒎𝒂𝒓𝒕𝒆 𝒆𝒔 𝒖𝒏 𝑷𝒆𝒄𝒂𝒅𝒐 (𝑪𝒂𝒄𝒉𝒆́)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora