Capítulo 14

13 6 0
                                    

Apenas bajé del carro de Kevin, me llegó el sonido de las olas chocando contra la suave arena y el viento acariciando mi piel desnuda mientras camino por un sendero de piedras de diferentes tamaños. Las pocas palmas que había a mi alrededor se agitaban cada vez que el viento soplaba. Miro a mi alrededor y veo un montón de personas en grupos disfrutando de la música y de las bebidas -cosa que nunca puede faltar, las bebidas-. Nuestro grupito de tres caminamos por la playa buscando dónde posicionarnos. Cada vez que me acerco más a las personas, reconozco a unas cuantas de ellas, las cuales no dudan en saludar. Pasamos por una de las mesas de bebida y yo cojo un vaso plástico; veo una botella de cremebie -mi perdición-. Pensé en solo coger un vasito con un poco de ella, pero al final opté por llevarme la botella conmigo, jeje.

Olivia me mira con una ceja alzada por lo que acabo de hacer y yo me encojo de hombros. No es como si me hubiera robado un bebé.

Eso, eso.

Olivia coge uno de los vasos y se sirve vino. Puag, qué asco; yo odio el vino. Solo de olerlo me dan arcadas. Olivia me mira y sonríe.

Descarada.

Sabe que odio el vino y ella muy tranquila tomándoselo mientras yo aquí trato de no vomitarme. Trato de olvidar el olor del vino, abro la botella de cremebie y le doy un trago largo. "Hummm, deliciosa; es de mi sabor favorito: chocolate bombón".

-Dale suave con la cremebie -dice Oli a mi oído.

-Esta es mi noche, cariño -guiño un ojo.

Se ríe abiertamente mientras niega con la cabeza. Kevin, por otra parte, fue a saludar a su grupo de amigos, que en estos momentos viene hacia acá.

-Chicas, vamos para mi grupo -dice Kevin al llegar.

Asentimos y caminamos junto a él, Olivia sujetando su vaso de vino y yo, bueno... jeje, sujetando mi hermosa botella.

Como si alguien te la fuera a robar.

¡¿Pero y qué?! No está demás prevenir.

Cuando llegamos saludamos a los del grupo; reconozco a algunos de ellos. El rubio es Mateos, hay un chico moreno que es Erik, una chica bajita morenita que se llama Thalía, una rubia alta que es Daniela según cómo sus amigos la llamaron; así que sí, Daniela. Y bueno, hay otros tres chicos cuyos nombres no sé. Uno de los chicos cuyo nombre no sé alarga la mano hacia mí para coger la botella que tengo en mis brazos y pregunta:

-¿Puedo? -dice mirando la botella.

-¿Acaso quieres perder la mano? -lo fulmino con la mirada y él levanta las manos en señal de rendición.

-Madie es muy posesiva cuando se trata de una botella de cremebie -dice mirándome y añade bajito-Esa botella en estos momentos es su bebé.

-Oye, te escuché -la miro fijamente.

-Esa era la idea cariño ¿y por qué tienes cargada la botella como si fuera un bebé? -señala la botella.

Mierda.

Sí es verdad; la estoy cargando como si fuera un jodido bebé. El grupo suelta risillas cuando los que están enfrente mío miran a alguien en específico detrás de mí.

-Hola chicos-en cuanto escucho su voz me tenso de pies a cabeza y mi corazón traicionero empieza a acelerarse.

¡¡Mira quién llegó, "el acelerador de corazones", Stevans!!

¿Por qué siempre te burlas de mí, eh? ¿No tienes más nada que hacer?

Me gustan tus pobres tragedias. Te aseguro que si haces un libro con todo lo que te pasa, serías millonaria.

Sinag©️[En curso]⚡️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora