Ya es viernes lo que quiere decir que hoy hay fiesta. La verdad prefiero treinta mil veces estar en una fiesta que no estar en mi casa como un zombie viviente sentada en el sofá con una manta encima y bebiendo una taza de leche con café.
—¿Madie ya estás lista?—pregunta Olivia detrás de la puerta.
—En un minuto ya estoy, solo falta el rímel.
—Vale, no te demores.
Siento sus pasos alejarse del cuarto de baño. Al terminar de ponerme el rímel me miro en el espejo de cuerpo completo, a decir verdad no voy nada mal, tengo puesto unos pantalones que quedan anchos con una sudadera morada que me queda un poco grande pero así se ve mejor, le da más flow, y unos zapatos jordan en morado pastel, tengo el pelo suelto con dos mini trenzas que forman una corona que termina en la parte atrás de mi cabeza.
No me vestí extravagante, ni me puse ropa corta que dejé ver mi piel, ¿para qué? para morir de un resfriado o para morir congelada por el frío qué hace. No gracias.
—Al fin, ya sales —dice parándose del sofá—Hoy me voy a divertir y emborrachar como nunca ya lo verás.
—Si, si como digas pero ya vámonos.
Nos encaminamos hacia la dichosa fiesta que Olivia me lleva mencionado desde la semana pasada (Sí lo sé, es muy insistente) que estaba loca por ir pero no quería ir sola y quién mejor que yo para llevar a su mejor amiga de fiesta. La fiesta es en una residencia no tan lejos de donde vivo, la verdad prácticamente vivo en el centro de Nueva York y pues todo me queda muy cerca. Lo más lejos que me podría quedar es un bar, algunos restaurantes, como dos librerías y algunas tiendas de ropa, pero en si ya todo lo demás me queda cerca.
Aparcamos el auto de Olivia (Sí, la muy hijueputa tiene licencia y un coche y yo no)
Porque será.
Ya sabía yo que te tardaste demasiado en aparecer.
ups perdón.
En fin.
La residencia se veía gigantesca. Al bajar del auto la música se escucha demasiado fuerte desde afuera, no me imagino por dentro. Caminamos por el tumulto de personas que pos claro también hay un montón, algunas personas liandose en una esquina, otras bebiendo o fumando, otras simplemente bailando y otros con cara de querer irse.—Madie, entremos para buscar un lugar dentro donde estemos tranquilas.
—Está bien, vamos.
Olivia me coge de la mano y me arrastra hacia el montón de personas, saludamos a unos cuantos conocidos y a otros que ni siquiera nos suenan, pero ellos tampoco nos dan importancia y nos devuelven el saludo sin más.
¿Cómo está la niña buena de mami?
Cállate.
Por dentro la residencia estaba muy organizada y preparada. Las paredes eran de color crema, el piso era de mármol al igual que las escaleras, y al final del pasillo grandes ventanales que fácilmente podría pasar por ahí como si fueran puertas. En la cocina no habían tantas personas como en el salón, pero si la cocina estaba un poco más vacía que el resto de la casa pero, aún así habían personas.
Olivia abre una de las neveras, saca dos cervezas y me tiende una, la acepto y sin esperar le doy el primer largo sorbo.
—Madie, esta noche hay que disfrutarla al máximo ¿vale? aunque mañana tengamos una resaca horrible.
—Vale, pero todo con control.
Nos pasamos un buen rato contando chistes de muy mal gusto en la cocina mientras que bebíamos algunas cervezas, que si soy sincera no sé por cuantas voy.
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Sinag©️[En curso]⚡️
RomantizmMadie Addison: Una joven artista apasionada y de espíritu libre, cuyo brillo ilumina como un rayo de luz. Su rutina diaria se centra en su amor por el arte y el dibujo, mientras que por la noche se transforma en un alma vibrante que disfruta de las...