| 004 "La fiesta"

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En la noche llegamos al lugar, y lo que vimos nos dejó sin aliento. Era enorme, un vasto espacio al aire libre que parecía extenderse hasta el infinito. En el centro de este paisaje impresionante, se erguía una casa gigante, una verdadera maravilla de la arquitectura moderna. La casa era de color blanco, con detalles dorados que brillaban bajo la luz de la luna, y contaba con tres pisos que parecían flotar sobre el suelo.

A medida que caminábamos por el lugar, nos rodeábamos de un mar de plantas verdes y flores de todos los colores, que creaban un ambiente sereno y pacífico. El aroma dulce de las flores llenaba el aire, y el sonido del agua de las fuentes decoradas con flores era como música para nuestros oídos.

Las fuentes de agua eran verdaderas obras de arte, con chorros de agua que bailaban en el aire y caían suavemente en las piscinas de agua cristalina. Las flores que decoraban las fuentes parecían ser parte de un cuadro vivo, y el reflejo de la luz de la luna en el agua creaba un efecto visual impresionante.

-Acomódate el cabello, Willow-habló mi madre una vez que llegamos al patio, con un tono de voz que no admitía discusión. No dije nada y hice lo que me pidió, ajustando mi peinado para que estuviera perfecto. Mi madre me miró de arriba a abajo, como si estuviera buscando algo que criticar, pero finalmente asintió y se dio la vuelta.

-Iré a saludar al anfitrión, no hagas nada que pueda avergonzarnos-finalizó, con una mirada severa que me hizo sentir como si estuviera en una especie de examen. Y con eso, se fue junto a mi padre, dejándome sola en esta fiesta que, la verdad, no sabía de quién era. Todos eran desconocidos para mí, y me sentía como una extraña en un lugar que no era el mío.

Me quedé parada allí, sin saber qué hacer, mientras la gente pasaba a mi lado, sonriendo y riendo con los demás invitados. Me sentía como una sombra, invisible y sin importancia. Mi madre siempre me había dicho que debía ser amable y educada en estas situaciones, pero era difícil cuando me sentía tan fuera de lugar.

Miré a mi alrededor, tratando de encontrar algo que me interesara, pero todo me parecía tan... falso. La música era demasiado alta, la comida parecía demasiado elaborada, y la gente parecía demasiado perfecta.

-¡Delegada!-escuché una voz a mi espalda, demasiado conocida. Al volverme, me sorprendí al encontrarme con uno de los gemelos, Itadori Yuji. Su sonrisa me hizo sentir un poco más cómoda en ese ambiente desconocido.

-Itadori-saludé con una sonrisa, era buenísimo encontrar alguien conocido en ese mar de caras desconocidas.

-¿Cómo estás? No pude ir a verte después del golpe-se disculpó mientras rascaba su nuca, con una expresión de preocupación que me hizo sentir un poco mejor.

-Bien, fue un golpe leve-respondí, tratando de minimizar el incidente. Pero entonces, Yuji me sorprendió con una noticia inesperada.

-¿Le avisaron que ganamos?-anunció feliz, con una sonrisa de oreja a oreja.

-No, no me dijeron nada al respecto-me sorprendí por eso, pensé que habíamos perdido. Pero Yuji me explicó que "Gumi" había jugado en mi posición y habíamos ganado gracias a eso. Me alegré por eso, Fushiguro era muy bueno en los deportes.

-Me hubiera gustado ver eso-sonreí.

-La próxima ganaremos con vos-habló y hizo un ademán con sus manos, como si estuviera diciendo "no te preocupes, la próxima serás parte del equipo".

-¿Vamos a comer algo?-propuso señalando la gran mesa de comida, todo se veía delicioso. Pero mi estómago se cerró al recordar las palabras de mi madre "Estás engordando Willow".

-No tengo hambre-despejé los pensamientos de la comida, tratando de parecer convincente.

Pero justo en ese momento, mi estómago sonó en señal de hambre, lo que me hizo sonrojarme.

Desafiando El Orden | Ryomen Sukuna ⁺¹⁸Donde viven las historias. Descúbrelo ahora