•Capítulo 8•

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Trabajar fuera de la oficina tenía sus ventajas. Por un lado, Harry no tenía que ver a Dawlish a diario.

Por el otro, a Malfoy le gustaba tener su lugar de trabajo ubicado a cuatro pulgadas de donde dormía. Decidió que eso significaba que Shacklebolt quería que durmiera hasta las diez y media todos los días, porque quería que fuera feliz.

Era típico que Malfoy, con la presencia cotidiana de Shacklebolt eliminada, decidiera que Shacklebolt era su sabio y omnisciente mentor.

-Es en los tiempos difíciles como estos que pienso en mi querido sensei -dijo Malfoy entrañablemente tres días después de que habían comenzado a trabajar desde casa-. Y me pregunto a mí mismo... ¿Qué Haría Shacklebolt?

Harry podía escuchar las mayúsculas en su cabeza. También llegó a la tardía conclusión de que no debía dejar que Malfoy viera películas de karate.

-Malfoy, solo te pregunté que querías en tu sándwich.

-Shacklebolt solía comer sándwiches -dijo Malfoy-. Oh, lo recuerdo. A través de la bruma de los años, a través del velo de las lágrimas. ¿No lo recuerdas? Esos fueron días felices -se indujo a una pausa melancólica-. Como extraño la gloriosa guía de nuestro líder. Creó que comía atún con centeno.

-Okay -dijo Harry-. Solo para que lo sepas, estoy sonriéndote burlonamente y te encuentro usualmente ridículo.

-No, no lo haces -dijo Malfoy, acurrucado serenamente bajo su manta con los ojos fuertemente cerrados-. Jamás podrías lograr una sonrisa burlona apropiada. Es casi una discapacidad. Me hace sentir mal por ti.

Harry fue y puso los sándwiches sobre la mesa de café, junto a los archivos de casos.

-Levántate -dijo. Tenía la intención de que fuera una orden simple, Malfoy estaba siendo deshonrosamente perezoso, pero estaba viendo el rostro adormecido de Malfoy y esta salió lenta y casi (si su voz no se trabase en esa clase de cosas, como una mano áspera sobre seda) dulce.

Malfoy sonrió lentamente y no abrió los ojos.

-Mmm. Estoy levantado.

-Estoy sacudiendo mi cabeza hacia ti -le informó Harry. Se sentó con las piernas cruzada en la mesa de café y arrastró un reporte de un troll bandolero.

Después de unos minutos escuchó los pequeños sonidos susurrantes de Malfoy arrastrándose unos cuantos centímetros cruciales fuera de sus mantas y sintió el peso de la cabeza de Malfoy golpear su hombro. Malfoy hundió su afilada barbilla en el músculo con reproche.

-Estás escribiendo mal nefasto.

-Apenas tienes los ojos abiertos -dijo Harry, sin girarse siquiera un poco hacia él. Sabía que el rostro de Malfoy estaba cerca: podía ver el enredado y soleado movimiento rubio por el rabillo del ojo. Sintió más de lo que vio la sonrisa.

-Puedo escucharte escribiendo mal las cosas en este punto -dijo Malfoy arrastrando las palabras.

Se recostó contra Harry mientras Harry escribía, su pecho contra la cálida y dura espalda de Harry debajo de una fina camiseta. Siempre le llevaba un tiempo reunir la energía para agarrar su taza de café: luego de eso era capaz de ducharse y vestirse y alistarse para trabajar con el doble de la velocidad de una persona normal, vibrando levemente como un cable tenso y sujeto.

Las mañanas eran lindas. Harry trató de fingir que todo lo demás también estaba bien, aun a pesar de que no podían hacer sparring y el interminable papeleo era abrumadoramente aburrido y tanto él como Malfoy se paseaban ansiosos por el piso la mitad del tiempo. Harry de verdad ya no podía salir a caminar sin su Capa de Invisibilidad y los vecinos pensaban que Malfoy hablaba solo y estaba completamente demente, lo que verdaderamente no era un cambio significativo en la percepción de los vecinos sobre Malfoy. Trataron de hacer sparring en un gimnasio local y tuvieron que salir por una ventana y escapar cuando alguien llamó a la policía.

Mortalmente Hermoso |Traducción|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora