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—Uff, ¿estás seguro de esto, Jessica? Vivir juntos es un gran paso... —preguntó Val a su amigo al escuchar su idea.
—Pero si ya vivimos juntos. —contestó Jessica confundido. — Cuando nos conocimos, vino a vivir bajo mi cama en Poppliolandia. La diferencia es que ahora vivirá conmigo en mi habitación.
—¿Qué? ¿Cómo que fue a vivir a Poppliolandia? ¡Estuve en la lista de espera para mudarme ahí y luego me dijeron que no había cupo! ¡Se van a enterar de mí!—se quejó Val mientras salía de la vivienda de Jessica, ubicada bajo un puente, un gran lugar-
—Sí, sí, pareces comercial, narradora pndeja. Como sea, tengo que ir a ver cómo está mi amor. —dijo soñador, feliz con la idea de vivir con su novio.
Se dirigió a su habitación y encontró un montón de cajas vacías. Sylvano estaba acostado en la cama, con audífonos puestos, jugando en su celular.
—Muévete, hay zombies ahí, no, no, no, muévete,... ¡muévete! ¡MUÉVETE! ¡MALDICIÓN!—le gritó a absolutamente nadie porque estaba jugando solo.
—Eh, Syl, ¿tienes un momento?
—Aguántame, me está hablando mi culito. —se quitó los audífonos. — ¿Qué pasa?
—¿Podrías dejar eso y ordenar la habitación? Te dejé hace dos horas, ya deberías haber terminado.
—Tranquilo, amorcito, lo haré después. No sé por qué quieres dormir justo arriba de Poppliolandia. ¿No te empezaron a cobrar renta por vivir aquí?
—¡SYLVANO!—gritó Jessica, haciendo que lo mirará. — Si vamos a vivir juntos, habrá que hacer algunas reglas. La primera es que tienes que cumplir con lo que prometes. Ahora, ordena la habitación, por favor.
—Pff, en Poppliolandia había robots que lo hacían por ti.
—Ya no estamos en el primer mundo, Sylvano, ¡despierta!
—Era mejor que hacer esto... Este lugar es tan diferente, tal vez nunca debí irme. Hubiésemos podido vivir ahí.
—Te corrieron porque la renta estaba re cara. ¿Qué parte de "primer mundo" no entiendes?—Jessica se sentó a su lado y recargó su cabeza en su hombro. — Oye, aquí no estamos tan mal. Este lugar no es primer mundo, pero es un hogar, y verás que pronto lo sentirás como uno.
—Sí, quizás tienes razón...
—Obvio la tengo. Además, no tienes nada más, así que ordena tus cosas. —dijo con una sonrisa aterradora, a lo que Sylvano asintió nervioso.
En ese momento, una hoja de papel salió volando desde una rendija en la pared y aterrizó en las manos de Jessica.
—Parece que la renta está re cara en todos lados...—dijo viendo la factura.
—Mmm, me pregunto cómo le estará yendo a Val.
Mientras tanto, en las oficinas de Poppliolandia, Val estaba discutiendo con una recepcionista que estaba bajo un enorme retrato de Jessica, vestido como presidente con una expresión serena.
—¡He estado esperando por un lugar para vivir durante un año y me dijeron que no había cupo, pero me entero de que un pobre diablo ha vivido aquí durante quién sabe cuántos años!
—Tome un número y se le atenderá, señorita. —contestó la recepcionista con indiferencia.
—¡Más vale!—Val tomó el número y se fue a sentar.
A su lado vio a varios señores vestidos de traje.
—¿Vienen por un cupo también?
—No, venimos por una demanda. Esta ciudad consiguió los derechos del nombre "Popplio" para su propio uso, a pesar de que es originario de la franquicia Pokémon, y ahora demandan a cualquiera que lo use.
—Ja, eso explica por qué Jessica se cambió de nombre.
—¿Lucía Jessica? De hecho ahora la ciudad se llamará "Jessicalandia" por ese motivo.
—Qué curioso... Jessica tiene a toda una ciudad rindiéndole pleitesía y el poder para robar derechos de autor, y el pendejo vive en pobreza bajo un puente porque se niega aprovecharlo. Los caminos de la vida veá.
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